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La Revolución del jazmín expande su aroma  
en todo el mundo árabe 
  
  
  
La revolución del jazmín del  paradigma tunecino expande su aroma juvenil en los cuatro rincones del  mundo árabe de 25 países y territorios con 360 millones de habitantes.  La revolución del jazmín, una revolución genuinamente juvenil de  supervivencia, ha conjugado dos hambrunas (la material y la espiritual) y  ha inspirado a los desempleados universitarios famélicos de Jordania,  Yemen y Egipto (by the time being): interconectados por las redes  sociales y la espléndida cobertura de la televisión qatarí Al Jazeera. 
  La revuelta (intifada) en Egipto estaba escrita en el muro y solamente faltaba el detonador del paradigma tunecino. 
La  satrapía de Mubarak ostenta(ba) la peor mezcla de dos infiernos:  autocrática en lo político y neoliberal en lo económico. Curiosamente,  desde la instalación de la república hace 59 años, que derrocó a la  monarquía sostenida por Gran Bretaña (GB), sus únicos cuatro  presidentes, todos militares, no han acabado bien (Neguib, Nasser, Sadat  y Mubarak.) 
Antes de su explosión ya existían señales ominosas que no fueron tomadas en cuenta por el ancien régime de  Hosni Mubarak -con una satrapía de 36 años (si se agregan sus seis años  anteriores como vicepresidente del asesinado Sadat)- en el poder  omnímodo de un monopartido, el oficial Partido Nacional (sic)  Democrático (sic), cuya sede ha sido incendiada como adelanto del  porvenir. 
Más  allá de su alianza con el hipermilitarismo de EU y GB, además de su  apoyo a Israel en su infanticidio de palestinos de Gaza, existieron tres  señales fatídicas: 1. protestas de los obreros del delta del Nilo por  las alzas de los alimentos en 2008 que condujeron a la creación  libertaria del internauta Movimiento del 6 de abril, sin ninguna  afiliación política y aliado al grupo de miserables (literal) Kafaya  (¡Ya basta!); 2. descarado fraude totalitario en las recientes  "elecciones" legislativas, y 3. matanzas, sumadas de su asfixia cultural  y política, de los coptos cristianos (10 por ciento de la población). 
Si se  tardaron los jóvenes egipcios en rebelarse legítimamente, a fortiori,  Obama -ya no se diga sus variados antecesores- se demoró mucho más en  percatarse de que uno de los óptimos aliados intemporales de EU en la  región, el octogenario Mubarak, es uno de los peores déspotas del  planeta, quien deseaba colocar de sucesor a su hijo, el banquero Gamal,  anterior ejecutivo de Bank of America en Londres, quien se benefició con  la ola privatizadora neoliberal.    Egipto se encuentra ante un  clásico "fin de antiguo régimen". Las horas de Mubarak están contadas y  cantadas, pero, a diferencia de la defenestración del autócrata tunecino  Bin Alí Babá, su caída tendrá consecuencias trascendentales en la  geopolítica medio oriental que pone en tela de juicio, si no en la  picota, al eje EU-GB-Israel-Egipto.    Su trascendencia  geopolítica -el más poderoso ejército árabe y décimo lugar militar  mundial- radica tanto en representar el puente entre África y Asia como  en su posesión del superestratégico canal de Suez, que conecta el mar  Mediterráneo al mar Rojo y al océano Índico, donde transita un  sustancial porcentaje del petróleo regional.    Egipto, país  vibrante y asiento de varias civilizaciones miríficas superpuestas,  representa el corazón y la mayor población del mundo-árabe (23 por  ciento del total), en su aplastante mayoría juvenil: 60 por ciento menor  a 30 años de edad. 
La juvenil revolución del jazmín y  sus aromas irredentistas epitomiza también una genuina "revolución  demográfica" en el mundo árabe, en particular, y en el islámico, en  general. 
En Egipto, 4.3 por ciento de la población tiene más de 65 años, segmento demográfico al que pertenece Mubarak, con 82 años.    Su recién nombrado vicepresidente (cargo vacante desde que Mubarak  accedió a la presidencia hace 30 años), teniente general Omar Suleiman  -superespía responsable de los torturadores Mukhabarat (servicios  secretos) tiene casi 75 años, también con patología física (amén de la  siquiátrica, consustancial de los verdugos).    El recién nombrado primer ministro, mariscal de aviación Ahmed Shafik, tiene 69 años. 
El jefe  del ejército (ministro de Defensa en el despedido gobierno de Ahmed  Nazif, tecnócrata millonario y de familia monarquista), mariscal de  campo Mohamed Hussein Tantawi Soliman, tiene 75 años. 
    Se trata de una autocracia de bisabuelos (dicho respetuosamente) que  reprime y suprime a sus bisnietos con una brecha de tres generaciones:  ¡gerontocracia infanticida! 
  
Casi 60  por ciento de los egipcios, de 30 años de edad para abajo, aún no nacía  cuando Mubarak accedió, primero a la vicepresidencia y, luego a la  presidencia, de lo que se desprende su desconexión mental con la  realidad ambiental humana, lo cual le permitió durante dos eternas  generaciones la tríada de EU-GB-Israel por conveniencia geopolítica y  globalista financierista. 
Estoy  en total desacuerdo con la tesis muy occidentaloide de que el mundo  árabe vive su "momento Berlín". ¡Para nada! Su momento es singularmente  tunecino. 
La  caída del muro de Berlín y su ola libertaria en las antiguas repúblicas  soviéticas beneficiaron más que a nadie a EU y a GB. Hoy el caso es al  revés: EU y GB pueden sufrir una severa derrota estratégica en Medio  Oriente. 
Un editorial del británico The Guardian (29/1/11) -que no oculta su preferencia por un gobierno de transición  del muy respetado (más que popular) Mohamed El Baradei, premio Nobel de  la Paz y anterior director de la AIEA- aduce que "la revolución (sic)  amenaza no sólo al régimen de Mubarak sino, también la estrategia que EU  y GB han construido en Medio Oriente". 
Simon Tisdall (The Guardian,  28/1/11) sustenta que "la Casa Blanca se tambalea en la cuerda floja  egipcia", ya que a EU lo que menos le importa es el advenimiento de un  gobierno "democrático", sino uno "amigo": más allá de la teoría, "en la  práctica (sic), EU apuntala un sistema autoritario por razones de  interés personal". ¿No es lo mismo que ha ejercitado EU en México desde  hace varias generaciones?    Haaretz (27/1/11) describe la  angustia geopolítica de Israel: "Ministro israelí: el régimen de Mubarak  prevalecerá en Egipto a pesar de las protestas". El ministro del  gobierno de Netanyahu que pidió el "anonimato (¡supersic!)" sugirió  "ejercer la fuerza (¡extrasic!)" para que el "aparato de seguridad  retenga el control". Nada nuevo del gobierno de Netanyahu que todo, al estilo de Calderón, lo desea resolver por la vía militar. 
Lo  mejor: dos días más tarde, las familias de los diplomáticos israelíes en  Egipto habían huido en un vuelo especial (Stratfor, 29/1/11.)    EU ha pasado al control de daños y optará por el escenario menos nocivo a su interés geopolítico. 
Existen  varios escenarios (que ulteriormente desglosaremos): desde un golpe  militar abierto o subrepticio (con el teniente general Sami Anan)  maquillado luego por el "síndrome Honduras" de elecciones teledirigidas,  pasando por un gobierno de transición (encabezado por El Baradei o Amer  Musa), hasta elecciones "libres" donde los Hermanos Musulmanes pueden descollar. 
Su pesadilla: la revolución jomeinista de 1979 en Irán. 
* La Jornada 
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