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No a la privatización de espacios públicos/
bienes de la Nación
Rebelión de los chintololos
contra Marcelo Ebrard
PABLO MOCTEZUMA BARRAGÁN *
Aprovechando el puente Guadalupe-Reyes y de espaldas a la población de Azcapotzalco, Marcelo Ebrard mandó desincorporar, el 14 de diciembre, el Deportivo Azcapotzalco y la Alameda Norte a favor de una asociación “pública-privada” del GDF con la Operadora de Espacios Deportivos, para la construcción del Foro-Estadio Azcapotzalco en los espacios públicos que son disfrutados por miles y miles de habitantes de Azcapotzalco cada semana. Espacios que por generaciones han sido el lugar del juego, la realización de fiestas, de actividades lúdicas y deportivas, el ir a pasear en bicicleta, a correr en las mañanas, de forma totalmente gratuita. Pero esos terrenos públicos, que son propiedad de la Nación y que el GDF sólo debe administrar debidamente, son un gran “bocado” para las grandes corporaciones privadas y sus socios en el gobierno, que de todo quieren hacer un negocio. Sin embargo, al desincorporar esos predios, Ebrard nunca previo la defensa que hace el pueblo de Azcapotzalco de sus espacios y provocó un gran movimiento popular.
Marcelo Ebrard.
La privatización del Deportivo Azcapotzalco y la Alameda Norte, que promovió Marcelo Ebrard (en alianza con Zignia Live y Grupo Avalanz) llevó a una movilización del pueblo chintololo de Azcapotzalco, que el 19 de enero bloqueó el eje 5 Norte en protesta, contando con la participación de los barrios y pueblos de Santa Bárbara, San Martín Xochinahuac, San Pablo Xalpa, San Andrés, Santa Catarina, etcétera. El 23 de enero una cadena humana rodeó el Deportivo y la Alameda. El 25 de enero en el Zócalo de 400 pobladores de Azcapotzalco que exigen que se derogue el decreto del 14 de diciembre en el que se desincorporan estos terrenos públicos a favor de la alianza GDF-Iniciativa Privada. ¡Los espacios públicos deben ser respetados! Gritaban.
El 3 de febrero tras una reunión de funcionarios del GDF en Santa Bárbara para promover el Foro-Estadio (para el que se pretende la privatización del Deportivo Azcapotzalco y de la Alameda Norte), los vecinos se opusieron rotundamente. Tras lo cual en la tarde ingresaron policías capitalinos para detener a uno de los opositores de nombre Israel Rezéndis Rocha (acusándolo de robo); ingresaron a su taller de herrería y a su casa, y dispararon cuatro tiros. Los vecinos tocaron las campanas y se reunió todo el pueblo y se unieron para retener dos patrullas y llevarse a los policías que fueron presentaron por más de 200 personas ante las autoridades de la agencia 40, pero los policías no fueron detenidos. Los vecinos coreaban :¡Marcelo entiende, Azcapo no se vende! ¡No a la represión del GDF contra los opositores a la privatización de espacios públicos! El 9 de febrero. en la inauguración de la línea 3 del metrobus, los vecinos de Azcapotzalco realizaron una protesta que obligó a Marcelo Ebrard a suspender su recorrido ¡No al Foro-Estadio¡,gritaban los chintololos.
Por otro lado, además de la privatización del Deportivo Reynosa y la Alameda Norte, el gobierno de Ebrard le dió terrenos públicos, que son de la Nación (con la figura de asociación privada-pública ), del ex rastro de Ferrería a la iniciativa privada para construir la Arena de la Ciudad de México, que tendrá una capacidad de 22 mil personas así como 125 suites de lujo y contará con cinco mil cajones de estacionamiento que estará a cargo de empresarios del Grupo Avalanz, quienes operan la Arena Monterrey, en el norte del país. El gobierno de Marcelo Ebrard “aportó” el terreno ubicado en avenida Granjas, colonia Santa Bárbara, con una superficie de 81 mil 487.279 metros cuadrados a empresarios del Grupo Avalanz mediante “un sistema de actuación por cooperación” -que es un mecanismo donde ambas partes "cooperan" para crear y mejorar infraestructura-, para la construcción del centro de espectáculos para generar ganancias privadas, despojando a la población de espacios públicos. La iniciativa privada invertirá tres mil 300 millones de pesos para construir esta que presumen será la “arena más grande de Latinoamérica” que les traerá jugosas ganancias, pero que implicará abrir vialidades que destruirán los barrios aledaños, además de quitarle al abasto de agua -ya en problemas- en toda la delegación. Este esquema de actuación por cooperación significa que: El capital pone inversión, el gobierno aporta el terreno (que no es suyo) y ¡el capital se lleva las ganancias!
En El Rosario, la iniciativa privada controlará además otros espacios que eran área verde y públicos para un gran proyecto en el que a cambio de dos mil millones de pesos contarán con áreas comerciales (donde era área verde, como el caso del Casco de la ex Hacienda del Rosario ), que debe respetarse porque es un inmueble catalogado por el INAH, en una alianza público-privada al estilo de la que proponía Calderón para privatizar Pemex. En esos espacios que eran de la ciudad, los grandes empresarios abrirán sus negocios bancarios, restaurantes, un supermercado, un hospital, un hotel de negocios, cines y un paradero “de clase mundial”. En el Cetram Rosario invertirán con el GDF el consorcio privado integrado en Desarrolladora Mexicana de Infraestructura Social (DMI), por Impulsora para el Desarrollo y el Empleo en América Latina (Ideal), de Carlos Slim Helú, y Conservación y Mantenimiento Urbano (Comursa), que preside, Javier García Bejos. El consorcio tiene la concesión a 30 años. El Distrito Federal aporta el espacio de terreno, y DMI, la inversión, la administración y, en general, la operación del proyecto. O sea que por tres migajas , esos terrenos públicos y áreas verdes se le otorgan a los más grandes ricos de México . Claro que, como Calderón nunca reconoció que quería privatizar Pemex, así Ebrard habla de Sistema de Actuación por Cooperación, al acto de entregarle terrenos públicos a la empresa privada.
El tercer proyecto, mediante el esquema citado de privatización de espacios públicos, es un centro educativo de educación media superior y capacitación en las inmediaciones de la Unidad Habitacional El Rosario. La Universidad CNCI de Monterrey (1.2 hectáreas) aplicando el Sistema de Actuación por Cooperación que permite adueñarse de espacios públicos. Por otra parte también se dio la autorización de siete torres de diez metros en El Rosario. Sin tomar en cuenta que los megaproyectos en Azcapotzalco se realizan en una zona de hundimientos y grietas muy peligrosas, que va por todo el nororiente de la Delegación Azcapotzalco y que ya ha ocasionado siniestros, a pesar de ello, siguen extrayendo agua irresponsablemente, lo que agudizará los problemas. ¡¿Y para qué?! Para hacer grandes negocios de espectáculos y distracción para la gente de dinero. Mientras que, además de la escasez de agua, al valorizarse los terrenos por las megainversiones a realizarse, aumentará el impuesto predial a la población chintolola. Todos los megaproyectos de Azcapotzalco tendrán un gran impacto urbano y ambiental y harían necesaria la apertura de grandes vialidades (que se mantienen como un secreto), que afectarían y destruirían a los pueblos originarios de Azcapotzalco, de muchas maneras: Santa Bárbara, San Andrés, Santa Catarina, San Martin Xochinahuac, Nueva España, San Pablo Xalpa etcétera. Incluso se podría afectar a la UAM-Azcapozalco para hacer lo que hoy es el Eje 5 Norte una vialidad de doble circulación. Todas éstas obras las realiza Ebrard sin consultar a la población. Pero eso no lo va a permitir la población y de ahí se explica la gran movilización en Azcapotzalco, que ha alcanzado tal magnitud, que es probable que se eche para atrás uno de los proyectos, el Foro Estadio-Azcapotzalco. Ante esta amenaza la movilización en Azcapotzalco ha ido en ascenso, el jueves 3 de marzo se realizó una marcha que culminó en la Glorieta de Camarones, misma que fue bloqueada dos horas, sin importar la amenazante presencia de granaderos de élite. Los chintololos reiteraron ahí su demanda de derogación de la desincorporación de los terrenos públicos. El martes 8 de agosto -Día de la Mujer-, la movilización de vecinos clausuró simbólicamente la obra de la Arena Ciudad de México y luego emprendió una marcha por varios puntos de la Delegación. Ante el contundente rechazo de los chintololos a los megaproyectos, el día 8, Ebrard y Laura Velazquez ya comenzaron a hablar de construir el Foro- Estadio en otro lado, lo que significa una victoria del movimiento, que por otra parte no se desmovilizara solo con promesas vagas.
Pero los megaproyectos privatizadores de Marcelo Ebrard no se limitan a Azcapotzalco. Hay 24 en toda la ciudad, por lo que se organizó una marcha de habitantes del DF el jueves 24 de febrero con la consigna :¡No a los megaproyectos privatizadores de Marcelo Ebrard! que recorrió del Ángel de la Independencia al Zócalo, frente del gobierno del Distrito Federal. Con gran combatividad más dos mil personas marcharon para manifestar su repudio a las políticas neoliberales que buscan entregar los bienes de la Nación al gran capital, en las que venden lo que no es suyo. Ese mismo día Marcelo Ebrard, envió a la Asamblea Legislativa una iniciativa de ley para descentralizar el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM), en la que se plantea la intervención del sector privado en el suministro y dotación de agua potable. Es decir: promueve la privatización en el cobro y distribución del agua potable. Aunque, claro, se dice que no será “privatización”, solamente aceptar inversión privada, que buscará la ganancia privada. ¿Eso qué es? Como vemos, en su gestión Ebrard se ha caracterizado por la privatización de servicios y espacios públicos y el uso de áreas verdes para favorecer a los grandes consorcios. En Santa Fe, también se privatizo el parque público.
En toda la ciudad hay gran rechazo a la entrega de bienes públicos a negociantes privados y se ha movilizado la gente, como sucedió ante el proyecto de la Supervía Poniente que ha generado amplio rechazo de la población y de académicos y urbanistas, porque el GDF actuó sin consultar para afectar a los vecinos, sus viviendas, la zona ecológica y de reserva y la recarga de mantos acuíferos. El proyecto dañara áreas protegidas boscosas, así como uno de los únicos ríos que quedan vivos en la Ciudad. Ante esta situación, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal acusa al GDF de violar los derechos humanos a una vivienda adecuada, a un medio ambiente sano, a la información, al agua, a la seguridad jurídica y los derechos políticos de los habitantes de Álvaro Obregón y Magdalena Contreras.
Para actuar a su antojo Ebrard hizo aprobar en la Ley de Desarrollo Urbano 2010 obras no previstas en los planes de desarrollo delegacionales y del DF y sin tomar opinión de legisladores, delegados o ciudadanos. Pero ya la acción ciudadana ha frustrado algunos de sus proyectos. Trató de construir un tranvía en dos mil millones de pesos, concesionado a la empresa francesa Alstim -se le frustró- y la Torre Bicentenario que costaría siete millones de pesos, dándole el proyecto a la constructora Pontegadea, del español Amancio Ortega. Pero la oposición de los vecinos lo impidió. Ahora por la gran movilización en Azcapotzalco es probable que se elimine el proyecto del Foro-Estadio, para salvaguardar los demás megaproyectos privatizadores como la pretensión de continuar el segundo piso del Periférico pero ¡de paga¡ y concesionada a la empresa OHL (que trabaja con Peña Nieto), con la ICA y Carso de Carlos Slim.
Toda la política de la actual administración en la ciudad lleva a favorecer a las grandes corporaciones: privatizó el servicio de Grúas, el metrobús (concesionándolo a ADO), arrenda trenes de la línea 12 a empresa española en vez de comprarlos directamente, le entrega en la zona de recarga de los acuíferos del Ajusco terrenos públicos a un proyecto llamado Biometrópolis con empresas particulares, en Tlalpan impulsa en espacios que son terrenos de la ciudad la construcción de la Ciudad del Conocimiento y así favorecer la instalación de laboratorios de trasnacionales extranjeras; en Xochimilco pretende construir en tierras ejidales una zona hotelera con el “acuario más grande de América Latina; con la Pepsi Cola construyó el árbol de navidad más alto del mundo y usó el Zócalo en el Mundial para poner una megapantalla de la Coca Cola. Para ganarse a las grandes inmobiliarias ha fomentado la construcción de rascacielos y viviendas de lujo en Reforma, Insurgentes, Palmas, Santa Fe, Polanco, sin tomar en cuenta los problemas de agua, drenaje y hundimientos de la ciudad. Otro aspecto de su política es la de efectuar un sinfín de obras en las vialidades de la ciudad, al mismo tiempo, sin planeación y siempre a través de contratos privados y de empresas que tienen como centro su afán de lucro y no el realizar obras en tiempo y forma que no afecten a la población de la Ciudad.
Carlos Slim.
Para tener buena imagen ha gastado cientos de millones de pesos para promoverse en los medios que le permiten ocultar el daño que le hace a la ciudad como sucede con su autorización de demoler 14 inmuebles catalogados como monumentos históricos por el INAH para construir plazas comerciales, para organizaciones clientelares que lo apoyarán en su campaña.
Por otra parte busca construir la Línea 12 del metro con la compañía española CAF -Construcción y Auxiliar en Ferrocarril-, la francesa Alston y Carlos Slim y así facilitarle a los desarrolladores inmobiliarios el acceso a la última reserva territorial y de agua del DF, para lo cual despojo de 100 hectáres de tierra agrícola a los ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, que se ampararon y aun así fueron reprimidos por los granaderos, como fueron desalojados los vecinos de la Narvarte que se oponían a los daños en su colonia de la línea 3 del Metrobus.
Las políticas neoliberales de Marcelo Ebrard Casaubon van de la mano de las alianzas con el PAN y la derecha que el jefe de Gobierno ha propugnado abiertamente. El 10 de febrero de 2011 en la Universidad Iberoamericana, Ebrard declaró: “Las alianzas de la izquierda con la derecha, llegaron para quedarse”. En la actualidad en México hay dos proyectos que se contraponen y el enfrentamiento entre dos proyectos se agudiza. Uno es el proyecto social que defiende los derechos de todos los seres humanos, buscando nuevas soluciones para lograr el desarrollo y el bienestar de la sociedad, utilizando los avances y potencialidades del mundo moderno para resolver los viejos problemas de la humanidad, lograr trabajo, paz y vida digna y un medio ambiente sano y sustentable, y se opone al proyecto antisocial que prioriza los intereses de las grandes corporaciones capitalistas, que niegan los derechos individuales, los de pueblos y naciones, y degradan el medio ambiente.
Aquí no es cosa de “derecha” e “izquierda”, sino de quien defiende al pueblo y la Nación y quien a las corporaciones extranjeras y a las potencias imperiales. Las políticas neoliberales, antipopulares, de robo de los bienes públicos lo son sin importar que quien privilegia a la minoría rapaz y pisotea al pueblo se autocalifica como “izquierdista”, “derechista” o de “centro”. Salinas y Peña Nieto privatizan desde el PRI, Calderón, Fox y Diego desde el PAN, y en la Ciudad de México hace lo mismo el Jefe de Gobierno desde el PRD. Las fuerzas progresistas se distinguen por la defensa de los recursos públicos, la empresa pública, los espacios públicos y el respeto por el interés y bienestar de la población. Las fuerzas reaccionarias buscan las máximas ganancias para las corporaciones privadas a costa de los recursos públicos, emplean a las empresas privadas y ponen a su disposición los espacios públicos. Las fuerzas progresistas dan servicios públicos gratuitos -que se pagan con los impuestos- o al costo. Las fuerzas reaccionarias quieren hacer un negocio de los servicios públicos, encareciéndolos y generando lucro para la empresa privada. En el Distrito Federal queremos un gobierno progresista, ya estamos cansados del neoliberalismo en el país y en la ciudad.
* Doctor en Diseño-Estudios Urbanos.
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