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Vargas Llosa,
Cuevas y Bredo
ENRIQUE CASTILLO-PESADO
Mi más sincera felicitación a la directora de Viva Perú (Ingrid Irivarren), quien se prodigó –con la ayuda de varios asistentes de primer nivel-- para traer a México al Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien recibió condecoraciones por parte del presidente Calderón (El Aguila Azteca), Marcelo Ebrard (las llaves de la ciudad) y un reconocimiento por parte de la UNAM (léase: José Narro), además de vencer su “temor” al escenario y subrayar que le causa gozo “vivir la ficción desde adentro”. El público se le entregó en Bellas Artes al ver su actuación en Las mil noches y una noche, aunque debo señalar que la puesta en escena es lenta y un poco aburrida.
Hay que tener una salud a toda prueba para poder asistir a los innumerables eventos y actividades políticas, culturales, artísticas y sociales que tienen lugar en la Ciudad de México. En primer lugar, no se llenó Bellas Artes. Pero lo importante de esta semana de Viva Perú en la capital mexicana, es que también vino el célebre pintor Fernando de Szyslo, sumándose también destacados intelectuales peruanos, y agregándose una muestra estupenda de la moda peruana que tuvo lugar en Palacio de Hierro (Polanco). Vargas Llosa se hospedó en el Génova, propiedad de Carlos Slim. También, hubo cena privada donde Vargas llosa alternó con Slim, Pérez Simón, Ingrid Irivarren y muchísimos invitados… En otro tema, llegué temprano a la comida que Beatriz Bazam de Cuevas le organizó al enfant terrible de su marido José Luis Cuevas, quien cumplió 77 años y reunió a sus “cuates” en su casa del viejo San Angel. Ahí le hice una entrevista televisiva a Cuevas y charlé con Jacobo y Sarita Zabludovsky; José García Ocejo, Tongolele, Ramón Xirau con su esposa Anita; el pintor Pedro Friedeberg; los Sacal, los Burillo, etcétera… En casa de ustedes, recibí la visita de Iván Zika (director de LAN) y asistí a una comida que me ofreció Elena Poniatowska, donde surgieron todos los temas que nos preocupan a los mexicanos. También, Mirella Bredo organizó por todo lo alto, una cena italiana donde ofreció una exquisita lasagna de la casa y, claro, por ahí vi a Marc Pariente, Marcela Cantú (la célebre cadete de la época de Durazo), Maru Alonso, Cuija Pani, entre otros invitados. Tampoco se me olvida la “nueva entronización” que Luis Armando Melgar hizo del programa de la exitosa Debbie Beard (“lo qué hay que ver”), en el canal 40. Otra cena: la que Aurora López Ortigoza le organizó al joyero mexicano Daniel Espinosa, en la terraza del Four Seasons, con la presencia de Felipe y Maru Ruiz de Icaza; Tony y Gaby Scheffler, y este columnista. Y ni qué decir de la noche de Montblanc, las exposiciones de Oscar Román, y la comida privada de Carmen Ortuño. Y luego dicen que la vida social o cultural ha disminuido. Los tiempos cambian y sería necedad comprar lo que vivimos ahora y lo de antaño. Y hasta la próxima, ¡abur¡
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