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La guerra
del general Villa
ROGELIO GÓMEZ MEJÍA
“Más claro, ni el agua…”
Un reportaje tan valioso y oportuno como el de la extraordinaria cronista Sanjuana Martínez -a pesar de no ser monedita de oro- sobre “la guerra” no reconocida por el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa, no tiene precio.
En acuciosa entrevista con el general Carlos Bibiano Villa Castillo, de 62 años, acusado popularmente como bravucón y pendenciero, narra con codiciable objetividad la imagen apoteótica del militar orgulloso del apellido heráldico como nieto sobrino del Centauro del Norte, Pancho Villa, y émulo de sus blasones que presume sin ambages, cuando le dice como director de Seguridad Pública de Torreón, Coahuila: “La guerra es la guerra”, mientras lo acompaña en un recorrido por las colonias más pobres del municipio y, luego de señalarle como buscan a los delincuentes por cerros, laderas y vados del río Nazas; afirma; “yo cuando veo un narco o un Z, lo mato”.
“Para rescatar a Torreón”, afirma quien fuera también director de la policía municipal en Parras donde lo recuerdan por los roces que tuvo con los regidores locales, “hay que meterle huevos. El personal militar no se raja, está adiestrado para el combate, hemos tenido civiles que a la hora de los chingadazos se les frunce. Antes aquí correteaban a los policías, ahora ni madres, los correteamos a ellos y donde los alcanzamos, los matamos. Aquí hay que romperle la madre al cabrón que ande mal”., nomás!
El general anda bien armado, una Magnum 44, un fusil “francotirador” G3 y su guardia personal de 114 militares respaldan operativos como el criticado Sellamiento Nazas o al Cerro de las Noas; “el otro día, apunta, nos tocó ir a matar allí a seis cabrones y los matamos. ¿Cuál es el problema? Eran Z”!
--¡Cómo lo supo, general?
“Lo supimos porque nos robaron unas armas y ahí las encontramos”.
--Pero hay leyes general, usted nada más decide si viven o no y eso lo decide Dios.
“Sí, pero hay que darle una ayudadita!, sí se me acerca un “chapo” o un “Z”, lo mato!”
--mata ¿y luego averigua?.
“Así debe de ser. Es un código de honor!”
Podría ser un mal ejemplo, pero lo cierto es que por “órdenes superiores” al general Villa lo cambian a Quintana Roo, donde el nuevo gobernador Roberto Borge Ángulo, ya está enterado entre muchos apuntes de detenciones arbitrarias, lesiones y trato cruel e inhumano, de una denuncia penal en Coahuila contra el polémico militar por parte de dos agentes judiciales y un Ministerio Público a los que agredió, por abuso de autoridad, obstrucción de la justicia, lesiones y robo, además del reciente atentado contra su vida sufrido cuando su convoy fue atacado por un comando de cinco camionetas apenas el pasado día 3, donde nueve civiles resultaron heridos en la balacera.
El otro general Villa.
Explica un poco los más de 34 mil muertos, pero ¿Esta es la guerra?
Bala perdida
Los efectos remanentes de la inusitada “guerra” en México no cesan. Ahora resulta que Estados Unidos orilló a sacar el Ejército de Ciudad Juárez y transferir la seguridad a la Policía Judicial Federal como muestra de la innegable intromisión extranjera que aseguran fue solicitada por la PGR y la SG, mientras el Ejército y Washington justifican la masacre contra seis familiares de la mártir y luchadora social Josefina Reyes Salazar, porque su hermano Miguel Ángel aseguran, fue sicario del cártel del Golfo, y acá hasta Carlos Ramírez adereza el guiso con su “Indicador” para al coro “gringo”-malinche de las venganzas “entre pandilleros” (FCH dixit) para justificar las matazones ¿y la justicia?
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