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Carral, Corcuera, Jordan y Zabludovsky
ENRIQUE CASTILLO-PESADO

Fernanda Riveroll, vanzzini y Carolina Espinosa Iglesias.

Jacobo Zabludovsky y Hugo Jordan, en el Club de Industriales.
Todos aquellos que han visitado –o vivido en Buenos Aires, principalmente--, estarán de acuerdo en que el tango es una de las expresiones artísticas más hermosas. En una noche memorable, en el salón principal del Club de Industriales, teniendo como apoyo un bello mural de Tamayo, Pepe Carral (“la visión empresarial”), Viviana Corcuera (“la diva de la belleza y la clase”), Hugo Jordan (“baluarte de varios argentinos –vivo en México-- que recorrieron mundo para mostrar sus dotes operísticas –sí, una combinación de tenor y barítono—“) y el paladín del tango en México, Jacobo Zabludovsky (una de las mejores “bibliotecas” vivientes en lo que se refiere al tango), sumaron para que alrededor de 200 socios e invitados, aplaudieran “a morir” a nuestro amigo Hugo Jordan. Zabludovsky no llegaba porque suponía que la cita era a las 21.30 horas, pero Viviana Corcuera me comentó que le había informado que todo se iniciaría a las 19.30 horas. Pero esto tuvo efecto mediático, ya que cuando llegó el célebre comunicador ya se había iniciado el show con el grupo musical argentino –“por supuesto, con el clásico bandoneón”--, dos bailables y varias canciones de Jordan, que al ver entrar a Jacobo en el salón principal, se refirió a él “como uno de los baluartes internacionales (siendo judío—mexicano) que han revalorado el tango”. Y claro: Pepe Carral, ni tardo ni perezoso, y el propio Jordan, invitaron a Jacobo a subir al escenario para que disertara –en profundidad-- del tango, tema musical que le apasiona. Jacobo subrayó que el tango fue llevado por los italianos a Argentina, en 1880 y, por otro lado, ya desde ese entonces venía incorporado el bandoneón (bello instrumento alemán que plasma música nostálgica y de una fuerza única). Desde el siglo XIX a mitad del siglo XX, los bailarines de tango bailaban entre ellos (sí, solo hombres), luego incorporaron a la belleza femenina. En esas épocas, los tangos nacían sin letra. Nadie olvida el estreno de ‘Mi Noche Triste’, que se presentó en el Teatro Piré (“Percanta que me enamoraste en lo mejor de mi vida”). Jacobo hablo luego del divo del tango mundial, Carlos Gardel, quien grabó 785 canciones distintas (siendo el más prolífico de los intérpretes). Sólo con Jose Rosano grabó 78 melodías. Pero también apareció luego (gracias a sus viajes a Argentina) el célebre Federico García Lorca, quien influyó también con su literatura. Jorge Luis Borges decía que el tango es un modo de caminar. Por último, esa noche saludé a Sarita Zabludovsky, Toño Madero, Tere Pinson, Martín Olavarrieta, Fernanda Riveroll, Graciela Peralta, José Carlos Fernández McGregor, Mónica Fregoso, los Becker, los García Beltrán, los Pandal, los De Sayve, Carolina Espinosa Iglesias, y los habituales. Y hasta la próxima, ¡abur¡

Martín Olavarrieta, viviana Corcuera y Tere José Carlos Fernández McGregor Pinson de Madero y Mónica Fragoso.

Tere Pinson y Tere Rodríguez

Graciela Peralta y Fernanda Riveroll.
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