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Edición 257
Escrito por HÉCTOR CHAVARRÍA   
Viernes, 29 de Abril de 2011 17:19

 

Los otros guardianes de la naturaleza

HÉCTOR CHAVARRÍA

 

 

 

 

 

A los integrantes de ©El Círculo, vivos y muertos.

E, son los dueños del monte, aquestos que dejan a

los hombres usar su propiedad, para plantar el maiz,

a cambio de ofrendas; o de lo contrario...

 

Vera Historia de los Bolcanes de la Nueva España

Martín Diaz

1748

México es un país de leyendas.

Aunque no todas corresponden al altiplano como algunos creen,  pues siendo este un país grande y multicultural, las diferentes etnias que lo pueblan tuvieron maneras diferentes de expresar sus creencias, o los conocimientos heredados.

Entre las leyendas que existen en nuestro país, destacan las relacionadas con seres míticos encargados de cuidar los sitios silvestres, como si los antiguos hubieran querido dejar muy claros una serie de mensajes ecológicos para las generaciones por venir.

El área maya, tan rica en tradiciones, no podía quedarse atrás en lo que a esto se refiere. Así, en aquellos sitios -que a ratos se nos antojan tierra extranjera a los habitantes del altiplano-, también se cuentan relatos sobre las andanzas de unos seres encargados de cuidar a la naturaleza de los depredadores humanos.

Estos seres son los Aluxob, -en lengua maya el plural se obtiene agregando al singular, en este caso alux, la partícula ob-, son una especie de duendes, encargados de proteger los campos de cultivo o, más bien de permitir que los hombres utilicen sus campos para cultivar.

Estos seres míticos son conocidos por el nombre genérico de Yumtxiloob que significa en maya los dueños del monte”.

wEn el caso de los Aluxob, se trata de seres de pequeño tamaño que habitan en los montes -nombre dado a la selva chaparra yucateca-, y que permiten que los humanos desmonten los sitios de su propiedad, los lugares donde ellos habitan, para cultivar.

Por supuesto, con la condición de que les ofrezcan regalos en forma de ofrendas variadas que van desde alimentos -de preferencia aquellos obtenidos del área cultivada, aunque al principio puede ser cualquier alimento-, hasta pequeños objetos de bisutería.

Los Aluxob, en caso de ser contrariados, suelen manifestarse con travesuras más bien inocentes, pero aún así no se les hace caso pueden llegar a enojarse; entonces son capaces de causar graves daños a quien sea motivo de su enojo.

Sin embargo, si uno consigue hacerse amigo de ellos, todos los problemas de los cultivos estarán resueltos; las alimañas no invadirán la milpa, no faltará el agua pues los Aluxob son capaces de atrapar a los encargados del riego de la tierra -la lluvia-, quienes son servidores menores del dios Chaac.

De la misma manera, si uno es amigo de los Aluxob, estos se encargarán de que quien estableció con ellos el pacto se vea libre de enfermedades de cualquier tipo.

Por supuesto tienen su contraparte, digamos su manera dual de hacer las cosas; si se tiene la desgracia de enemistarse con ellos, pueden convertir la vida de cualquiera en lo más parecido a un infierno.

Aparte de atraer sobre la milpa todos los daños de lluvias desastrosas, sequías o k’isinikob -vientos malos- y, toda una serie más de calamidades: Serán capaces de volver loco al infeliz habitante del lugar con sus bromas pesadas, las cuales paulatinamente irán más allá de las travesuras si el trasgresor no abandona el sitio.

Ellos no parecen -de acuerdo con las leyendas-, tener el poder de transformarse en seres horrendos capaces de cobrar un tributo de sangre a los trasgresores de sus reglas...

Pero, si tomamos en cuenta lo que se relata en las tradiciones populares, su poder no es menor ya que las desgracias que son capaces de atraer, resultan tan aterradoras o más que si pudieran transformarse en enormes monstruos...

En este caso, el tamaño no cuenta.

Se dice que los Aluxob están vinculados con los montículos donde se encuentran piezas arqueológicas o, más fuertemente, con las figuras de barro de la antigua cultura maya; de ahí que también se les conozca con el nombre de H’looxkatob, lo cual podría traducirse como: “Los fuertes (imágenes) de barro”.

De cualquier manera, se supone que sólo aparecen durante las noches -lo cual podría atribuirse a una contaminación cristiana de la tradición- y, lo hacen con la forma de pequeños niños de cuatro a cinco años. Desnudos, salvo por un enorme sombrero.

Se dice que son muy ágiles y que pueden correr, hacia delante y hacia atrás, igualmente rápido.

Entre otras cosas, apedrean a los perros y su contacto -si no se ha establecido un pacto-, puede producir escalofríos y fiebres.

La parte femenina de los Aluxob es la X’bolon Thoroch, la cual se mete a las casas durante las noches y se divierte reproduciendo los sonidos de las labores domésticas. Su nombre significa: “la (que hace) los ruidos de casa”.

Hay otro diablillo igualmente doméstico el Bokol H’otoch, el revuelve casas que se manifiesta arrastrándose por el piso y haciendo caer cosas, mientras produce sonidos desagradables.

Otros dos parientes cercanos de los Aluxob son los yankopeck y el uay cor, deidades menores cuya travesura es arrojar piedrecillas a quien se les ponga al alcance. También están los uay toro, chivo y gallo, que son como el coco y asustan a la gente.

Estos serían los principales Yumtxiloob, aclarando que sus nombres y las travesurasque realizan, pueden variar de una a otra parte de la extensa zona maya.

Por supuesto, este mágico sitio ancestral no está exento de seres malévolos que estarían encabezados por la estranguladora la célebre X’tabay quien suele aparecerse por las noches -peinando sus largos cabellos-, junto al árbol sagrado: La Ceiba.

La X’tabay es la depredadora de los hombres lúbricos, borrachos; kaalanob y, de ser posible muy licenciosos -¿hay de otros?-, y los quiere, también de preferencia, jóvenes para que le aguanten y duren más. La versión masculina es el H’Tabay que castiga a las mujeres infieles.n

La X’Tabay atrae a sus víctimas con sus encantos, lo cual dado el carácter masculino no le resulta difícil; para seducirlos y ofrecerles variados placeres carnales, ahí juntito a La Ceiba, envolviéndolos en sus largos y aprisionantes cabellos.

Al paso de las cotidianas visitas a la chicuela de luengos cabellos y, víctimas de su propia lujuria, los clientes de la X’tabay irán debilitándose al tiempo que ya no pueden prescindir de ella; siendo de esta manera estrangulados”.

Así ella, la bella, les robará poco a poco hasta el último suspiro de su aliento vital, cual una golosa vampira del Mayab.

-Kalan Tabáa, X’Tabay..., dziris. -Cuídate de la estranguladora..., niño.

Por lo menos -y visto el método-, no parece una mala muerte, comparada con otras atribuidas a seres sobrenaturales.

Yo, si le entraba...

 



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