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Modernidad- Nostalgia:
Buenos Aires
ENRIQUE CASTILLO-PESADO
Buenos Aires, Argentina (vía LAN).—Los críticos apasionados en criticar a los argentinos, se llevan una sorpresa cuando llegan a esta hermosa ciudad de 9—13 millones de habitantes (incluyendo al Gran Buenos Aires), cuya historia lleva sumando más de 474 años. Y, por supuesto, cuando uno llega al Park Tower (icono de la hotelería argentina), se encuentra un universo de sensaciones delicadas e indescriptibles que definen a este bello hotel.
Y claro, en el corazón de esta nostálgica y moderna metrópoli (para nosotros, una de las más vibrantes del orbe, gracias a su historia y cultura), deslumbra este hotel--resort con su refinada ambientación, las espectaculares vistas de la ciudad y el Río de la Plata (uno de los más grandes del planeta Tierra) y la experiencia de vivir el verdadero encanto de la distinción.
Desde el hotel, ya son tradicionales las caminatas hacia Puerto Madero (uno de los centros gastronómicos más vibrantes de la actualidad), la calle de Florida (donde argentinos y turistas, además de celebridades, adquieren las mejores prendas de vestir y en donde uno encuentra toda clase de maravillas en lo que se refiere a muebles, antigüedades, etcétera); el célebre Obelisco; el Palacio San Martín, el Teatro Colón, la Casa Rosada (Palacio Presidencial, donde despacha Cristina Fernández de Kirchtner), hoteles, restaurantes, galerías, y una serie infinita de atractivos de una ciudad que nunca duerme, gracias a su teatro, librerías, Café Tortoni, boutiques de moda e incursiones hacia los museos y áreas de Palermo Chico y Palermo Soho (una especie de Zona Rosa mexicana, cuando ésta marcaba cánones en el mundo turístico internacional).
Este enorme y vasto país que en los principios de 1900 era ya bastión mundial por exportación de carnes y granos, supo imprimirle un sello a Buenos Aires, gran urbe cosmopolita y multifacética. Nos acordamos de nuestras charlas con Jorge Luis Borges, quien subrayaba lo siguiente: “Nuestra capital tiene influencia universalista, ya que muchos la comparan con ciudades como Madrid, Barcelona y París y, por supuesto, provoca asombro en los visitantes”.
Y vaya que Borges tenía razón. Nosotros que caminamos las ciudades para conocerlas y entenderlas mejor, constatamos su bella arquitectura europea, y testigo de su importantísima vida cultural son sus numerosos museos, salas de exposiciones y conferencias, cines y teatros con espectáculos nacionales e internacionales de primer nivel. El Colón (completamente renovado), uno de los teatros líricos más importantes del mundo, es sede, junto a varios escenarios, de una intensa actividad musical que abarca todos los géneros, incluyendo al típico y famoso tango.
También, Buenos Aires es sede financiera, bursátil y económica del país, y el principal puerto de Argentina. La vida nocturna es muy variada. Y si hablamos de su capacidad hotelera abarca –of course-- desde lujosos hoteles de 5 estrellas hasta alojamientos modestos para todos los niveles económicos.
Agradecemos nuevamente a LAN (línea área líder en Sudamérica y otros países) “el haber vuelto a casa”. Por ende, volviendo al Park Tower, este hotel renueva la alianza entre el arte clásico y los avances de la modernidad, en cada una de sus 164 habitaciones, 14 suites únicas, sin olvidarnos de dos suites especiales con terraza privada, y su suite presidencial. Los precios pueden fluctuar entre los 350 hasta los 2.500 dólares. El confort se extiende también a las áreas de relax como las piscinas, el Park Tower Gym y un completo spa con diversos tratamientos de salud. Por otro lasdo, las más innovadoras tecnologías hallan su lugar en el Business Center, las salas y salones de reuniones. Su conexión directa con el Centro de Convenciones más grande de Buenos Aires (ubicado en el hotel hermano, Sheraton), brinda una ubicación privilegiada al hombre de negocios moderno.
A nosotros –hablando de arte culinario— nos gustó el St. Regis Restaurant, que es el representante perfecto de la gastronomía de alta alcurnia. Su menú nos hizo recorrer --en varias ocasiones— una amplia variedad de exquisiteces de la cocina contemporánea (eso sí: también degustamos platillos en el Piegari, La Cabaña, Brasserie Las Lilas, entre otros). También disfrutamos de la atmósfera suave que define el Lobby Lounge, un espacio con música de piano y arpa en vivo, cigar bar (para los conocedores de puros), tardes de té y la mejor coctelería.
Para finalizar, recomendamos la visita a los siguientes museos: el de Juan Manuel Fangio (santuario del automovilismo del que fuera campeón mundial) el Pampeano, Casa de Casco, Malba, Pasión Boquense, Eva, la mujer, Museo Saavedra, Museo al Comic y la Caricatura, Casa Museo Carlos Gardel, Casa Yrurtia, Museo del Cabildo, Museo Histórico de Cera, Museo Mundial del Tango, Museo del Mate, Museo Sarmiento—Tigre, etcétera. Como ven: en Buenos Aires uno puede permanecer semanas o meses (en el caso de uno de los tres que escriben esta nota, ya que ECP vivió en 1969, durante once meses, tanto en Palermo Chico y como en Belgrano R.). No se olviden de visitar la zona de San Telmo, la Boca y la refinada Recoleta con sus boutiques, galerías de arte, sin olvidar que una visita al hotel Alvear Palace (clásico de clásicos), es inolvidable. Nos despedimos con un comentario: con 1.000 hoteles en alrededor de 100 países y nueve marcas de nivel internacional, Starwoods Hotels & Resorts continúa siendo líder en la industria hotelera.
Nuestro comentario de esta inolvidable visita: a través de su herencia europea y su estilo de vida moderno, Buenos Aires alcanza ese aire de sofisticación que sólo encontramos en las grandes urbes del mundo. Nuevamente, gracias a LAN y a su director en México, Iván Zika. Y hasta la próxima, ¡abur!
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