Ediciòn 282 |
PALABRAS Y PALABROTAS
Barbarismos y demás
HÉCTOR CHAVARRÃA
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Guillermos, Pepes, Goyos, pinches, mafufos y groseros…
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Ein greulich bös Buch!
(“Un siniestro e inicuo libroâ€)
MartÃn Lutero
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A MENUDO OÃMOS DECIR que una persona cualquiera es grosera o que usa “malas palabrasâ€, incluso que utiliza un lenguaje “obscenoâ€... No iba a preguntar al amable lector el significado de “obscenoâ€, pero como soy un jijo certificado, no pude resistir la tentación…
¿Lo conoce?
¿Sabemos de qué hablamos?
Y, la mayor parte de las veces, cuando la gente se refiere a las palabras, no tiene ni la menor idea del significado de aquellas a las cuales se refiere, en otras ocasiones y por cuestiones de regionalismo o simplemente por pura ignorancia, se le califica de manera poco amable a personas que incluso se aprecia.
Es el ejemplo de quienes se llaman Guillermo, a los cuales aquà en México se les llama cariñosamente “memos†y “memitos†obvio quien usa esos “cariñitos†seguramente ignora que memo significa en castellano “tonto, torpe, lelo†asà pues, téngalo en cuenta la próxima vez que quiera halagar a alguien llamado Guillermo, mejor dÃgale “guillermito†en verdadero diminutivo castellano, vez de llamarlo tonto y torpe...
En cuanto a los llamados José a quienes se les suele llamar Pepe aquà si hay una razón: El esposo de MarÃa, padre legal pero no biológico de Iesu, fue llamado en la antigüedad páter putativo, que no es lo que seguramente se está imaginando, sino “ser padre sustituto†en latÃn y, para no usar el par de palabras con el carpintero a quien le puso el cuerno el espÃritu santo, comenzaron a usar las solas iniciales: PP...
Y, ahà tenemos a Pepe, incluido Cantinflas en una de sus más lamentables pelÃculas, bueno todas las que hizo fueron malÃsimas, pero esa en especial.
Por cierto “nacho†como suelen ser llamados los que tienen el nombre Ignacio, significa en castellano “chatoâ€... y no parece que todos lo sean...
Hay de pinches a pinches, mafufadas…
Otras palabras de uso común se aplican como despectivos pero en realidad no lo son, como es el caso de pinche que suele aplicarse como sinónimo de algo despreciable, cuando en realidad el pinche es simplemente un ayudante o mozo de la cocina: Un galopÃn, si lo decimos de manera correcta.
Pero otras palabras son de risa loca como mafufo (a) que alguien inventó pero que no existe en castellano y cuyo significado es altamente incierto, aunque suele usarse como sinónimo de “tonterÃaâ€.
En alguna ocasión en un programa de televisión uno de los participantes fue “reprendido†por referirse a unas situaciones francamente ridÃculas (relacionadas con “ovnisâ€), como “mafufadas†de quienes la habÃan “protagonizadoâ€, como si hubiera proferido alguna “palabrotaâ€. Fue inútil que quien esto escribe insistiera en traer un diccionario (al parecer en la televisora no lo tenÃan), para verificar si tal palabra existÃa, desde el “informado†conductor del programa hasta los “cultos†espectadores, todos estaban seguros de que algo o alguien habÃa sido ofendido de manera sucia.
La ignorancia se define a sà misma…
Y es que lo último que la gente suele hacer es buscar palabras en un diccionario para aclarar sus dudas acerca de su lenguaje o simplemente para saber más, en realidad ni siquiera en las escuelas enseñan a los niños a usar apropiadamente esta herramienta, desde llamarle “tumba burros†para que quien lo consulte se sienta “burro†memo o sea tonto.
Cambio de toponimias
Incidentalmente el Tumbaburros, es una enhiesta colina criminal, antes de llegar al arranque del ascenso hacia el cuello de la IztaccÃhuatl (“mujer blanca†en náhuatl), la cual verdaderamente hace honor a su nombre por empinada y compuesta de arena suelta, aunque eso es otra historia.
Pero, ya que hablamos de montañas o por estos rumbos más de volcanes, quienes las conocemos estamos hartos de que al Popocatépetl una bola de ignaros insistan en llamarle “don goyoâ€, por la tonta superstición de un pequeño sector de habitantes de las cercanÃas, en homenaje a alguna oscura costumbre española; el verdadero nombre náhuatl define de manera perfecta al enorme volcán: popoca, que humea y tépetl monte, montaña.
¿Tiene caso buscarle pies a la culebra? La verdad todo eso parece reducirse a la insana costumbre de cambiar el significado a las palabras por facilidad, ignorancia o simples ganas de fastidiar al idioma…
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