APUNTE JORGE GUILLERMO CANO (Exclusivo para Voces del Periodista)
¿Fuera de control?
PARECIERA QUE EL PAÍS TODO se les fue de las manos a los gobiernos, tanto el federal como los estatales. No es novedad radical, pues desde que inició la “guerra” al narcotráfico, declarada por el gobierno de Felipe Calderón, la inestabilidad ha sido el signo recurrente.
No atina una
EN LAS RECIENTES SEMANAS, sin embargo, por las características particulares de los acontecimientos y su magnitud, en estricto, se evidenció de manera plástica la ya irrebatible incapacidad oficial para dar al menos un margen razonable de seguridad al país.
Un somero recuento de lo que está sucediendo en México, no deja lugar a dudas de la magnitud del problema que estamos viviendo como nación. La cuestión se torna todavía más espinosa en la víspera electoral.
El ambiente pre electoral en el país es de alto riesgo, el descontrol se agudiza. Hay indicadores de que fuerzas interesadas están actuando para acentuar la inestabilidad, creando un escenario propicio a salidas autoritarias y antidemocráticas, advierten no pocos analistas.
Señales ominosas
Las “señales” que mandan los recientes enfrentamientos, los asesinatos de periodistas en Veracruz, las matanzas en Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa y en el Distrito Federal, son ominosas y pocas veces confluyen de manera conjunta, como en los últimos días.
Agresiones a estudiantes, como en Michoacán y Guerrero, la represión a los desplazados por la presa Picachos en Sinaloa, son casos en los que si bien ha tenido lugar la proverbial torpeza de los gobernantes, contribuyen al ambiente de inestabilidad.
Ante esa situación, las autoridades no tienen más respuesta que aumentar la presencia del Ejército Nacional y de las policías en la lucha contra el crimen. La “única alternativa”, sostienen tercamente.
Pero no es así, esas medidas circunstanciales han demostrado su ineficacia, por no decir su completa inutilidad. Ante la ausencia de autocrítica y análisis razonado, se persiste en el error de manera sospechosa, por decir lo menos; todo indica que, en realidad, no interesa tener éxito sino que el caos continúe sin solución a la vista.
Situaciones ilógicas
La sospecha de que fuerzas interesadas están agudizando la inestabilidad es fundada. Se sabe de asesinos “sin motivo”, que declaran haber recibido un pago por “matar a quien sea”, como ha sucedido en semanas recientes en varios puntos del país.
Se han detectado grupos de “sicarios” cuyo objetivo es llamar la atención del Ejército para que acuda y participe en los enfrentamientos, como recientemente sucedió en Sinaloa.
La democracia en riesgo
En un ambiente así el riesgo es que las urnas se tornen irrelevantes y el gobierno “justifique” la aplicación de medidas de excepción, por el descontrol generalizado a que se puede llegar.
En ninguna parte es dable insistir de manera tan terca e irreflexiva en estrategias fallidas. Lo que sucede en México bien puede tener otras razones y otros fines.
En esa lógica se inscribe el riesgo del autoritarismo y la antidemocracia en la víspera electoral.
Conservar el poder, el objetivo
Ahora bien, las propuestas de fondo de los candidatos a la presidencia, el centro del poder nacional, no son muy distantes unas de otras; las diferencias son fundamentalmente de matiz.
Por ello puede resultar un tanto exagerado llegar a los extremos que hemos advertido, pero el interés puede estar en la conservación del poder, como sea, y esa la premisa de un desenlace autoritario.
El sistema en sí no está en riesgo, no estamos ante planteamientos socialistas, por ejemplo, pero sí pueden peligrar los privilegios de grupos y beneficiarios del poder oficial, la seguridad del gobierno saliente, pues su impunidad puede no estar garantizada con la llegada de sus opositores a Los Pinos.
El desenlace autoritario, entonces, no estaría motivado por el riesgo del sistema, del capital, con el arribo de opositores en la forma, sino por el temor del actual grupo en el poder de que, al llegar la oposición, ésta se viera obligada a aplicar la ley a evidentes transgresores que buscan garantizar su impunidad.
Descontrol nacional
Rebasada la capacidad de asombro, el pasado 13 de mayo, en Cadereyta, Nuevo León, 49 cuerpos mutilados, entre ellos de seis mujeres, fueron encontrados por la Policía Federal, desnudos, sin extremidades ni cabezas.
Días antes, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, 23 cadáveres, nueve colgados de un puente y 14 decapitados. Las cabezas las dejaron cerca de la alcaldía.
En la colonia Santa María Aztahuacán, delegación Iztapalapa del Distrito Federal, el pasado sábado 5 de mayo, un enfrentamiento entre jóvenes, a balazos de carro a carro, dejó seis muertos y dos heridos en estado crítico.
En Veracruz, donde las bandas criminales “invitan” a la prensa a que presencie emboscadas, según se ha difundido, fueron asesinados cuatro periodistas en menos de una semana.
En Sinaloa, el desgobierno del “cambiazo” que encabeza Mario López nada puede ante la violenta escalada en Choix, Culiacán, Guasave, Sinaloa de Leyva, Badiraguato, San Ignacio y Concordia, por referir los municipios donde la situación es más álgida.
Ante la gravedad de la situación, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, se comunico con los ¿gobernadores? de los estados en crisis. Les ofreció “todo el apoyo” con el aderezo retórico de costumbre y el “respaldo absoluto” a lo que los ineficaces ejecutivos hagan.
Agréguese la detención de los generales, ahora bajo arraigo, que fueron denunciados por “testigos protegidos”, acción que para muchos es maniobra electoral y preludio de otros golpes parecidos.
Investigar en serio
En el contexto del desmadre generalizado, los partidos reeditan las denuncias de atentados que, en tanto no se investiguen a fondo, lo que nunca ha sucedido, tienen el signo de la promoción electorera.
Así, el ataque a la casa de campaña de la candidata del PAN a la presidencia y otros casos a nivel local (como las denuncias del PRD en Guasave, Sinaloa) deben ser aclarados, sin sombra de duda.
Todo debe ser investigado con claridad y prontitud. Más imperioso porque no se olvidan otros sucesos que resultaron en simulaciones con fines electorales. Despejar toda sospecha, es lo más conveniente y obligado.
Los “jefes de prensa”
Saben de cochupos, arreglos a trasmano, corruptelas y “alianzas” impropias y creen que eso es “saber” de periodismo. Desde luego, es una soberana tontería, pero igual regulan su comportamiento con esos raseros.
La mayoría no saben de comunicación, ignoran las reglas básicas del periodismo y su función social, pero se sienten “calificados” para descalificar, cuando no agredir.
La gran mayoría de los políticos ven a los periodistas, en general, como corruptos y sus “jefes de prensa” hacen eco inmediato de la descalificación grosera y quieren tratar a todos de manera impropia, insolente y equivocada.
Suele suceder que frente a la rectitud probada de algún medio en su trato con el poder, los encargados del área de prensa reaccionen agresivamente, boicoteando y tratando de impedir que el periodismo responsable tome lugar.
Y gran responsabilidad por los despropósitos de tales funcionarios la tienen quienes los designan.
Tamborazos
-¿Qué preguntar a los pretensos, reales y figurados, presidenciables que van a segundo “debate” el próximo 10 de junio? -Si de perder el tiempo se tratara, algo se podría inquirir, aunque de balde, sin duda.
-Mitin de Josefina Vázquez Mota en Culiacán, domingo 20 de mayo, y el acarreo de miles, sin recato, haciendo lo que se sataniza ¿Podrán lanzar la piedra? (desde luego, eso no hace buenos a los de enfrente, verdes, rojos y amarillos).
-Sin solución a la vista (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente.
-Abusos, humillaciones a la ciudadanía, transgresión sistemática de los derechos humanos, es la constante. A ver hasta cuándo. (
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