A TRAVÉS DE MIS CRISTALES
HÉCTOR CHAVARRÍA
SUPERVIVENCIA NAVIDEÑA
PARA CHAVOS:
Fuego, “la bestia”
DENTRO DE LAS TECNICAS BASICAS de prevención y supervivencia deben ser identificados de manera apropiada los escenarios de riesgo, los cuales abundan, de hecho nos rodean.
En este caso vamos a hablar de un enemigo mortal, cuya amenaza está muy presente en estas épocas decembrinas.
Ese enemigo mortal que debe ser identificado es el fuego.
Anatomia de “la bestia”
La gente que lo combate se refiere a él como La Bestia, porque ataca por sorpresa, con mucha rapidez y puede volverse incontrolable en hasta medio minuto (desde que un fuego se inicia, tienes para apagarlo o huir 30 segundos, luego de eso estarás en verdaderos problemas y tu entorno se habrá vuelto oscuro como la tinta e irrespirable).
No te engañes, el fuego es más peligroso de lo que parece cuando uno ve una llamita en sus inicios, porque esta “inofensiva” llamita, es la que puede convertirse en algo enorme, monstruoso e incontrolable, que arrasa todo a su paso. Recuerda que un bosque puede ser incendiado con un simple cerillo…
Precisamente esta característica, el iniciarse con una pequeña llama, en la mayoría de las ocasiones es lo que hace creer a muchos en “la debilidad” del fuego en sus inicios y les hace creer en aquella esperanza fútil de “no ocurrirá”.
Sin embargo, en la mayoría de los casos el fuego puede evitarse si se le ataca de inmediato. Pero lo más importante es la prevención, prevenir la posibilidad de que el fuego se produzca, para eso debemos conocer mejor al enemigo.
La pirámide ígnea
El fuego, cualquier fuego necesita de tres condiciones básicas para iniciarse: oxígeno, combustible y calor…
El orden no importa, si existen estos tres elementos juntos el fuego puede iniciarse en cualquier momento. Como ejercicio analiza e identifica dónde pueden hallarse juntos en tu casa, evidentemente el oxígeno (principal agente para la combustión) está en todas partes (incluso en el agua aunque ahí no sirve como agente para el fuego con excepción del producido por algunos productos químicos), así que el ejercicio consiste en hallar y separar los otros dos componentes de manera que sea poco probable que estén juntos.
Si vemos estos tres elementos como una pequeña pirámide, sólo será necesario eliminar cualquiera de los tres y la combustión será imposible, así que en apariencia no es tan difícil eliminar el fuego (lo cual es erróneo), pero lo mejor y no tan complicado es evitarlo.
Para que puedas recordarlo mejor imagina la “pirámide” con estas siglas, COC = Combustible/Oxígeno/Calor.
Por supuesto no se trata de eliminar todos los elementos combustibles pues prácticamente cuanto nos rodea lo es, aunque algunos objetos lo son en menor grado que otros; lo importante es evitar que estén juntos.
Si se apila papel junto a una fuente de calor, sólo será cuestión de tiempo que se produzca el fuego; si líquidos combustibles (y además explosivos) como alcohol, gasolina, solventes, se almacenan en sitios calientes, se está haciendo una invitación al desastre, porque esos además de ser inflamables, estallan como granadas dentro de sus envases. Mucho cuidado con las latas con espray.
La regla de oro: hay que separar (muy importante) los elementos para inhabilitar “la pirámide” y asegurarse de que el almacenamiento sea seguro y en lugares adecuados.
La aún reciente tragedia en la Guardería ABC, que costó la vida de varias decenas de bebés, pudo haberse evitado si en el almacén adjunto se hubieran tomado las precauciones necesarias aislando los elementos de “la pirámide” en una forma adecuada.
Electricidad
Si las tomas de corriente eléctrica no están debidamente protegidas y junto a ellas se colocan cortinas delgadas, por ejemplo (lo cual es muy usual en cualquier casa), el menor cortocircuito o recarga de electricidad puede lanzar chispas hacia la tela e iniciar esa “llamita” que crecerá en pocos instantes (30 segundos ¿recuerdas?), hasta volverse incontrolable. Existe además la pésima costumbre de poner los enchufes casi en el piso, con lo cual se pone en peligro a los niños pequeños que con su curiosidad característica pueden tratar de meter objetos en ellos, con las consecuencias del caso.
Por eso es muy importante tenerlos debidamente protegidos, hay que buscar en las tiendas especializadas los protectores para enchufes, son baratos, de plástico, no conducen la electricidad y se meten en el contacto hembra para bloquear la posibilidad de que un pequeño (o un adulto) vaya a meter algo en ellos.
En la época decembrina, cuando las personas ponen árboles de Navidad, nacimientos y toda clase de adornos eléctricos, no sólo se sobrecargan las líneas de conducción sino que se está colocando calor sobre elementos combustibles: papel, plástico, madera…
En especial por los árboles naturales asesinados tontamente para tal fin y que aún tienen resina altamente combustible y follaje en proceso de secarse (lo cual los hace aún más inflamables y peligrosos), es en estas fechas cuando estadísticamente se producen más incendios de casa-habitación.
Un paliativo con estos árboles que están muriendo lenta e irremediablemente es colocarlos sobre una base que pueda contener agua, la cual tendrá el efecto de “florero” e hidratará el árbol para retrasar su secado que lo hace más combustible... de cualquier manera es un paliativo, no una solución.
Lo mejor sería abandonar esa tonta costumbre, reminiscencia de los cultos paganos de fertilidad, costosa e inútil.
Identificación y prevención
Tu ejercicio consiste en identificar estos sitios peligrosos por la electricidad y tratar de tener la mayor cantidad de aparatos desconectados, eso evita riesgos y es un ahorro de energía considerable. En todos los casos, sólo enciende las luces y los aparatos que necesites.
Pensando en las posibilidades de incendio, es necesario tener extintores en casa, cargados con extinguidor y listos para ser usados (el aparato se llama extintor por el uso para el fue diseñado y su carga extinguidor, por sus efectos sobre el fuego).
Los extintores más recomendables para el hogar son los del tipo ABC, cuyo extinguidor es polvo químico y sirven para tres clases de incendios: eléctricos, de sólidos y de líquidos.
El polvo extinguidor en este caso es bicarbonato común, del que se consigue el las farmacias, pero el extintor (el dispositivo contenedor), debe adquirirse en una tienda y requiere mantenimiento periódico para ser efectivo.
Quienes los tengan deben asegurarse de moverlos, de arriba para abajo por lo menos un par de veces al mes (de preferencia con más frecuencia), para evitar que el polvo se endurezca.
El gas propelente (nitrógeno) debe ser cambiado cuando el indicador de la válvula esté en el rojo de la esfera.
Un sitio de gran riesgo
Por supuesto y como ya te habrás imaginado, la cocina es uno de los escenarios de riesgo más evidentes, en ella hay fuego, instrumentos punzo cortantes, máquinas para licuar, tostar, triturar… Con un poco de imaginación podría ser comparada con una pequeña cámara de horrores y torturas, por lo cual las posibilidades de herirse en ella son evidentes.
A fin de cuentas los antiguos inquisidores de la ICAR usaban instrumentos parecidos con excepción de la electricidad en las acusadas de brujería…
Si te parece exagerado, pregúntale a mamá cuántas veces se ha herido, quemado, raspado…, mientras cocinaba para la familia. Cocinar no es tan peligroso como ser socorrista, pero tiene sus riesgos. Y, en época de fiestas decembrinas la cocina se usa mucho...
¡Ojo!: ¿Hay un botiquín de primeros auxilios en la cocina?, te apuesto que no. Sugiere la adquisición de por lo menos un par, uno para la cocina y otro para el baño, si en tu casa hay algún tipo de taller, en él debe haber otro botiquín.
¡Ojo!: ¿Hay extintor en tu casa? Casi con seguridad no… de esto hablamos ya líneas atrás y del tipo más adecuado para el hogar. En realidad lo mejor es tener varios pequeños en diversos sitios de la casa y bien a la mano, más que uno muy grande y estorboso para manejar (recuerda que como ya te comentamos los fuegos se inician pequeños siempre y es mejor tener un aparato que te permita acceso fácil para extinguirlos al principio).
De cualquier manera, el fuego debe ser extinguido al principio, por grande que sea un extintor portátil será inútil en un incendio declarado y feroz.
Por eso, uno pequeño es mucho mejor que uno enorme y difícil de transportar, se recomiendan los modelos de extintor ABC para automóvil por su tamaño y porque no son demasiado caros en adquisición y mantenimiento.
Nada más que, esto es importante, asegúrate, antes de comprarlos, de que sean recargables y no desechables.
Ahora sigamos con la cocina.
Ya que en ella hay muchos elementos inflamables es necesario mantener los dos elementos de la pirámide (aparte del oxígeno), bien separados para evitar una conflagración, por ejemplo el aceite para cocinar, del tipo que sea, debe mantenerse lejos de la estufa y de los contactos eléctricos, lo mismo aplica para cortinas y utensilios de madera, toallas de papel o de tela y artículos de plástico, cerillos de cocina o encendedores de gas, todo ello muy común en este escenario de riesgo.
Todos los aparatos eléctricos deben estar desconectados cuando no estén en uso… Además de ahorrar energía, que mucha falta hace (los “fantasmitas” esas lucecitas que se prenden en los aparatos para mostrar que están conectados gastan un montón de electricidad por acumulación), estarás previniendo una sobrecarga o un cortocircuito que te pueda dar un susto, el cual podría ser el último.
Todos los aparatos con filo o punta deben colocarse de manera que no puedan pinchar o cortar por un movimiento involuntario hacia ellos. Por supuesto hay que evitar meter las manos en sitios calientes o trituradores, licuadoras, batidoras etcétera.
No es que trate de dar consejos a alguien que sea tonto, todos sabemos que hacer eso es peligroso, pero montones de accidentes han ocurrido en la cocina porque las personas se distrajeron y cometieron errores que de otra manera siempre hubieran evitado… Las recomendaciones de observación e identificación de escenarios de riesgo son aplicables aquí, estrictamente y en todo momento.
El botiquín debe situarse en un sitio alejado del calor, para que éste no pueda dañar su contenido. En el caso del extintor, éste debe colocarse a la mano, pero no demasiado cerca de los sitios con riesgo de fuego, de manera que si éste llegara a producirse, no bloquee el acceso al extintor.
Como casi todas las cocinas son diferentes, la colocación y salvaguarda de los utensilios deberá hacerse tomando en cuenta las características propias de cada sitio en particular, por lo tanto éstas son recomendaciones generales ante desconocimiento del sitio en particular, pero también son parte de un ejercicio: la identificación es parte esencial del entrenamiento de todo supervivencialista.
Un par de consideraciones más:
Primera: si se carece de extintores, hay que recordar que si se corta el oxígeno, el fuego se apagará de inmediato, así que cualquier cosa que “ahogue” el fuego, lo apagará, lo mejor (si el tamaño de la llama lo permite), es usar un trapo mojado; échalo encima de, por ejemplo, una sartén en llamas, y las apagará; luego aparta el sartén del fuego y espera a que se enfríe.
Lo que apagará las llamas no será tanto la humedad como el corte súbito del suministro de oxígeno, lo húmedo sólo evitará que el paño se incendie. Ésa es la función de los explosivos usados para apagar pozos petroleros en llamas: la explosión “chupa” todo el oxígeno circundante y “ahoga” el fuego. Un trapo mojado sobre una sartén en llamas hará el efecto de una válvula que se cierra sobre el fuego.
Siguiente consideración: aunque uno piense que lo mejor para apagar un fuego es el agua, nunca debe usarse a menos que se trate de un “incendio seco” (madera, papel, cartón superficie de plástico), o sea, si está ardiendo gasolina o aceite y le echas agua, corres el riesgo de extender el fuego antes de apagarlo, pues el líquido inflamado flotará sobre el agua y se extenderá…
Recuerda: lo que arde no es la gasolina o el aceite líquidos sino los gases que despiden al ser calentados, esos que hacen “temblar” el aire cuando son vertidos.
El agua usada para tratar de extinguir un incendio producido por electricidad, si ésta sigue fluyendo, puede electrocutar a la persona que echa el chorro de agua, o llegar hasta ella si el agua corre por una superficie cargada de electricidad con efectos similares.
Ésa es la razón por la cual se recomienda el uso de extintores cargados con extinguidor ABC (polvo químico) porque éste no es un conductor de electricidad ni de líquidos inflamados. El polvo simplemente ahogará el fuego al ser lanzado a la base de las llamas. Por esas características del polvo (excepto obviamente la pólvora y similares) en algunos sitios se colocan cubos con arena y una pala, para lograr ese efecto de “ahogamiento” en caso de un incendio.
Hay, por supuesto varios tipos de extintores, incluidos los que rocían agua, gas o halon (este gas en particular “chupa” el oxígeno y, claro, al tener ese efecto extingue el fuego), pero son aparatos diseñados para acciones específicas como el combate a incendios de productos químicos en fábricas y sitios de almacenamiento de materiales inflamables y no tienen gran utilidad para el hogar pues además de ser voluminosos suelen ser caros.
La única posible excepción sería un extintor cargado con gas halon que solía ser de tamaño pequeño y muy efectivo para casos en que el incendio eléctrico sea en aparatos como ordenadores, televisores o sistemas de sonido, ya que el polvo ABC obviamente extinguirá el fuego, pero lo más seguro es que también arruine el aparato en cuestión. El problema evidente con el gas halon es que al absorber el oxígeno circundante, resulta peligroso para el mismo operador, a menos que sea un bombero debidamente equipado con aparatos cerrados de respiración.
Por esa razón se restringió su uso para el público reservándolo sólo para especialistas. El otro problema, en caso de conseguirlo, es lo alto de su costo y lo difícil de su mantenimiento por ser éste más especializado.
En el caso de la posibilidad de fuego lo mejor será siempre buscar la manera de evitarlo en vez de combatirlo ya que siempre, y ésta es la regla de oro, en supervivencia siempre es mejor prevenir que remediar.
¡Felices fiestas navideñas y de fin de año!
Sin incendios...
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Del libro: Sobrevivir Jugando. Héctor Chavarría® 2012
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