Recuento
ME LLEGA ESTE IMEIL de alguien anónimo de mi edad o mayor (que los hay, poor
devils):
“He contado mis años y he descubierto que tengo menos tiempo
para vivir de aquí en adelante que el que he vivido hasta ahora.
Me siento como aquel niño al que regalan una bolsa de dulces:
los primeros se los come rápido, feliz, pero cuando se da cuenta de que le
quedan pocos, comienza a saborearlos más.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, en las que se
discuten normas, procedimientos, reglamentos, acuerdos, sabiendo que, lo más
probable, es que no se cumplan (dice un amigo, harto de la juntitis
empresarial, que ahí se guardan las minutas y se desperdician las horas).
Ya no tengo tiempo para escuchar en el mitin a los políticos,
malos actores que prometen el paraíso, el sol, la luna y las estrellas.
Ya no tengo tiempo para soportar personas absurdas que, a pesar
de su edad cronológica, no logran crecer.
Ya no tengo tiempo para perderlo en mediocridades.
Solo me queda tiempo para construir, para vivir.
No quiero estar en reuniones en las cuales desfilan egos
inflados.
No tolero a los manipuladores y aprovechados.
No entiendo a los que le rinden pleitesía al dinero, al
automóvil, a la televisión y al celular.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más
capaces para apropiarse de sus puestos, de sus ideas, de sus talentos, de sus
éxitos.
Detesto los efectos que genera la lucha por un cargo.
Muchas personas no discuten contenidos, apenas lo superfluo.
Mi tiempo es escaso como para discutir superficialidades.
Quiero lo esencial, mi alma tiene prisa.
Con pocos dulces en la bolsa…
Quiero estar cerca de gente humana, muy humana.
Que sepa reconocer y reírse de sus errores.
Que no se vanaglorie de sus triunfos.
Que no se considere elegida antes de tiempo.
Que no eluda sus responsabilidades.
Cuyo oficio, profesión u ocupación, los desempeñe cada vez
mejor.
Que tenga a la lectura, la escritura, algún otro arte, el
ejercicio y el cuidado de la naturaleza, entre sus hábitos preferidos.
Que se dedique a vivir y no a lamentarse de todo.
Que defienda la dignidad humana.
Que entienda que algo esencial es ser útil a los demás.
Que no deje de soñar y de luchar a favor de esas utopías que son
la libertad, la justicia y la democracia.
Que cuando diga ¡salud!, lo haga por la hermosa vida que
tenemos, aunque no todos la apreciemos.
Y que desee únicamente caminar al lado de la verdad y de la
honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena vivirla.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las
personas.
Gente a quien los duros golpes de la vida le han enseñado a
crecer con suaves caricias en su alma.
Sí, tengo prisa para vivir con la intensidad que solo la
madurez puede dar.
Pretendo no malemplear uno solo de los dulces que me quedan.
Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que me he
comido hasta ahora.
Mi meta es llegar al final, satisfecho y en paz con mis seres
queridos y estimados, y con mi conciencia tranquila.
Deseo que la suya, su meta, la de ustedes, sea la misma, porque
de cualquier manera… también llegarán.”
Amén.
Oooooommmmmm
Recuerda meditar todos los mediodías. Un minuto al menos. Cada día somos
más. Entre todos estamos creando un mundo más armónico, pacífico y generoso.
“La meditación utiliza la mente disciplinada para entrar en contacto con el
alma y conocer la voluntad de Dios. Tanto la plegaria como la meditación son de
naturaleza invocativa.”
Tus
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Mis
comentarios: www.telefarber.com.mx/web
Reporteras de
la calle
LOS PERIODISTAS SABEMOS que en la profesión hay muchos tipos de reporteros y articulistas; de
policía, de sociales, de finanzas, etc. Pero muchos se sorprendieron
sobremanera cuando se enteraron que profesionales de la calle, han decidido
convertirse en periodistas…
Así es; varias sexoservidoras entre las que se
cuentan algunas transgénero se han lanzado a entrenarse en redacción y en
técnicas periodísticas “para reportear ellas mismas sin el amarillismo que
caracteriza a las notas sobre
ellas”. Al parecer algunas de ellas tienen aspiraciones literarias y esperan
adquirir la suficiente destreza para escribir libros… la finalidad exponer la
realidad de sus vidas y mostrar la verdadera cara de la prostitución. Entre
quienes comentaron la nota no faltaron las críticas y una que otra muestra de
ingenio mordaz, un lector dijo: “se sabe de periodistas que se han prostituido,
ahora las prostitutas quieren ser periodistas”… tampoco faltaron voces de
aliento. Por acá, sin comentarios…
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