Cada gota de petróleo:
Una gota de sangre
VÍSPERA DE LA GUERRA DE YOM KIPPUR, hace 40 años -agosto de 1973- Estados árabes, integrantes de la Organización de
Países Productores de Petróleo (OPEP) invocaron por primera vez como consigna
el arma
del petróleo con sentido bélico, que se tradujo en alza de precios (17
por ciento de inmediato) y embargo del suministro a “países no amigos”;
acciones que colapsaron las economías occidentales. Frente al devastador
remesón, Richard Nixon promulgó la
Ley de Energía Nacional y poco después Kissinger propuso la
declaración de independencia energética de EU. Washington volvió los ojos hacia
AL, particularmente sobre Venezuela y México. Para 1977, la
Casa Blanca creó el Departamento de
Energía, uno de cuyos propósitos fue detectar las reservas petroleras en el
mundo. Hasta el sexenio de Luis Echeverría, México procuró mantener sus
reservas a salvo del espionaje
extranjero. Con el espejismo petrolero, José López Portillo blasonó de tales reservas. Para la
siguiente década, según obra en investigaciones, la Agencia de Energía (USA) ya
estaba mejor informada que Pemex de la cuantía de nuestras reservas probadas y
probables. Hacia finales del sexenio de Ernesto Zedillo, por encargo del Banco
Interamericano de Desarrollo, desde la Secretaría de Hacienda se auspició el estudio El
sur también existe para impulsar el cambio de régimen de tenencia
comunal de la tierra -de naturaleza indígena- y del sistema ejidal, poniendo el
ojo en los recursos naturales de la región, principalmente el petróleo y el agua.
Ahora se sabe que, desde 2010, el gobierno de Felipe Calderón empezó a recibir
fondos del insospechable Banco Mundial (de entrada 33 millones de dólares,)
bajo la careta del mecanismo conocido como Reducción de Emisiones por
Deforestación y Degradación Evitada (REDD). Lo que hay que decir, es que están
en la mira 138 millones de hectáreas, 70 por ciento del territorio nacional.
También, que México tiene 174 áreas naturales “protegidas”; sólo en cuanto a bosques,
58 por ciento es propiedad de indígenas y campesinos. Para REDD, los estados
pilotos son, entre otros, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo,
“Casualmente”, entidades inscritas en El sur… y posteriormente en el colonizador Plan Puebla Panamá (PPP).
Petróleo: No es la joya; es la Corona completa
¿Quién se robó mi Dona?
ABRAHAM GARCÍA IBARRA
Cada gota de petróleo cuesta una gota de sangre. De Jorge Clemenceau a Thomas Woodrow Wilson
Profeta del
pasado: Con
la iniciativa de reforma energética (…) no quieren -en el Ejecutivo federal-
una industria petrolera, sino una operadora de contratos.
LA CONTUNDENTE ASEVERACIÓN anterior la hizo en 2008 el
presidente de la Fundación Colosio
del PRI, el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Francisco Rojas
Gutiérrez, hoy director general de la Comisión Federal
de Electricidad, al hacerse del dominio público la iniciativa de reforma
energética enviada por el Felipe Calderón Hinojosa al Congreso de la Unión.
La segunda iniciativa de reforma energética emanada del
Poder Ejecutivo en menos de cinco años, se sustenta primordialmente en el
otorgamiento de contratos a particulares, bajo el supuesto de que esa
asociación pública-privada aportará a la industria petrolera tecnología de
punta y experiencia, atributos de los que durante la era neoliberal ha sido
deliberadamente despojado Pemex.
Puesto que los “buenos mexicanos” -potenciales
usufructuarios de esos contratos- carecen de experiencia en la industria de
hidrocarburos y, por tanto, de capital tecnológico, resulta obvio que los
destinatarios de la oferta contractual son extranjeros.
El estribillo de la carencia de tecnología para
desarrollar el sector administrado por Pemex fue la constante en el proceso de
privatización desde las presidencias panistas, en un periodo en que los precios
del petróleo se movieron vertiginosamente a la alza y el incremento de la renta
petrolera dio para financiar con autosuficiencia investigación y generación de
tecnología, o comprar las franquicias requeridas.
No se hizo así. Así no se hizo, porque la línea de desnacionalización ya estaba dictada desde el sexenio del
usurpador Carlos Salinas de Gortari, quien operó en dos vertientes: a)
empezó por restringir los recursos presupuestales al Instituto Mexicano del
Petróleo, y b) por debajo del agua sucia, negoció secretamente los
hidrocarburos mexicanos en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos
y Canadá.
El banco de
sangre en manos de
Drácula
¿De dónde importar tecnología de punta? ¿De los Estados
Unidos, Canadá, Noruega o del Reino
Unido? Esas cuatro potencias petroleras aparecen en la lista de 18 países que
con más frecuencia generan desastres petroleros. Dicho sea en congruencia
obligada, desde 1940 a
2010, por accidentes en plataformas petrolíferas y barcos petroleros, el
planeta ha sufrido derrames de 6.5
millones de toneladas de crudo. ¿Costos para la humanidad?
Incuantificables.
Más que una hipótesis, hacemos una afirmación: Se ha
contratado tecnología en el Reino Unido
como, en efecto, lo ha hecho ya la dirección de Pemex Exploración y Producción,
a cargo de Carlos Morales Gil, expresamente con la British Petroleum, “para el control de pozos en aguas profundas”.
Robert Rubin y Bill Clinton.
Faltando sólo cinco semanas para que Calderón Hinojosa
entregara la banda presidencial a Enrique Peña Nieto, Carlos Morales Gil -un
burócrata de sospechosa probidad enquistado en Pemex desde hace varios
sexenios- recibió con bombo y platillos al representante de la British, Richard Morrison,
para entregarle el santo y la limosna. Naturalmente, aquél 23 de octubre de
2012, hubo celoso cuidado en no revelar el costo del contrato.
El confiable Richard Morrison llegó a la Torre de Pemex todavía con
el frac manchado de chapopote: El de
millones de barriles de crudo derramados el 20-22 de abril de 2010 en el Golfo
de México por la infernal explosión y el hundimiento de la plataforma mar
adentro Deepwater Horizon -operada por la British-, que dejó fuera
de control el pozo Mississipi Canyon 252
y, a bote pronto, dejó derramados también once cadáveres.
En realidad, la favorecida British -por contrato a
vencerse en septiembre de 2013- arrendaba a la verdadera propietaria Transocean
la plataforma semisumergible, construida a un costo de 560 millones de dólares.
Técnicamente se le denomina a ese complejo “de posicionamiento dinámico de
aguas ultraprofundas”. Con fines publicitarios, a fines de septiembre de 2009,
las trasnacionales difundieron una gacetilla para anunciar que se había
perforado el pozo más profundo en la historia de la industria petrolera.
Desastre
ecológico más allá de toda
comprensión
“Tecnología de
punta”: Con
todo y sus vehículos robóticos, la
British no pudo contener el venero negro que escupía entre 35
y 60 mil barriles de crudo por día, después de que dos millones 600 mil
barriles almacenados en la plataforma se quemaron ipso facto. Lo que se ocultó fue que la explosión colapsó otros 18
sitios de “fondo marino fracturado”.
Seis mil 500 kilómetros cuadrados de las costas de
Luisiana, Mississipi, Alabama, Texas y Florida; ocho parques nacionales de los
Estados Unidos y 400 especies fueron puestos bajo alerta roja. El primer
recuento de los daños: dos mil 624 animales (dos mil 95 aves, 467 tortugas, 61
delfines y un reptil) sucumbieron ante el ataque de la manca siniestra. Es de
subrayarse que miles de familias de esa región viven primordialmente de la
pesca.
Ronald Reagan.
Peritaje sobre la cacareada “tecnología de punta”.
Anatoly Sagalevich, del Instituto Shirshow de Oceanología de Rusia, entregó a
Vladimir Putin un reporte que en su párrafo más alarmante asegura que el fondo
marino del Golfo de México ha quedado
fracturado irreparablemente. Recomendó el científico: Nuestro planeta debería comenzar
a preparase para un desastre ecológico mas allá de toda comprensión. El
interés de Rusia radica en que ya incursiona en el Golfo de México.
Para taparle el ojo al macho, el 30 de abril la asesoría
del Salón oval de la
Casa Blanca declaró que no se permitiría
perforar nuevas áreas, “hasta que la causa del accidente sea debidamente
esclarecida”. (Je je). Con esos bueyes quiere arar en aguas profundas el
inefable Emilio Lozoya Austin.
Boga marinero, boga ya…
Ay, el Golfo de México. Sobre sus embravecidas crestas quiso bogar el muy líquido Felipe Calderón en busca del
tesoro escondido en el fondo del mar. Y ¡Eureka!
El 29 de agosto de 2012 creyó encontrarlo: Anunció que a 150 kilómetros de la
costa de Tamaulipas, precisamente en el llamado Cinturón Plegado Perdido, en
una de las Donas de Hoyos o hoyos de la dona, se hizo el hallazgo del primer
gran yacimiento en aguas profundas. Un año después de la proclama del Jinete
en la tormenta, ni siquiera se precisan las coordenadas para saber a
quién pertenece tan rico lecho negro.
De coordenadas es necesario hablar, porque, desde que se
perdió el cuadrante sobre la ubicación de la desvanecida Isla Bermeja, los
mexicanos no saben de quién es el Mare Nostrum. Lo que sigue es saber
cómo perdimos la brújula. No vamos a bucear en la historia para saber qué año,
qué día y a que hora cayó el meteorito que provocó aquellos codiciados hoyos.
Francisco Rojas.
Hablemos de la era y la ola neoliberal que están
padeciendo los mexicanos: Desde que arribó al poder el Dormilón del Salón Oval Ronald Reagan, de cuyos tanques pensantes
salió la consigna de humillar el orgullo de México, se
empezó a litigar contra nuestro país en materia de límites marítimos, para
mojarle la pólvora a Miguel de la Madrid en su atrevido
impulso al Grupo Contadora para
pacificar Centro América, tan despacificada por la Agencia Central de
Inteligencia y El Pentágono y su ariete John Dimitri Negroponte.
Después del error de diciembre
Ya mencionamos el secreto compromiso de Salinas de
Gortari de poner en el menú del Tratado de Libre Comercio el apetecible bocado
de los hidrocarburos mexicanos. Con TLC o sin TLC, a Ernesto Zedillo Ponce de
León le echaron encima maquinado error-horror
de diciembre de 1994. Para garantizar la amortización del salvataje de su
Presidencia suplente, tripulado por Bill Clinton, Zedillo hipotecó la factura
petrolera, que quedó en manos del secretario del Tesoro clintoniano Robert Rubin. Primer paso.
Dios los hace y ellos se juntan
Lo bueno vino hacia 1997-1998. Súbitamente, los mexicanos
se enteraron de que Zedillo sigilosamente había planchado con su benefactor Clinton la revisión del Tratado de
Límites Marinos. Las operadoras fueron la secretaria de Estado, Madeline
Albright, y la canciller Rosario Green. El pacto Clinton-Zedillo se formalizó
en Washington el 9 de junio de 2000, cinco meses antes de que Zedillo entregara
la banda presidencial a Vicente Fox. Fue cuando la Isla Bermeja se convirtió en
una especie de Nueva Atlántida mexicana.
La última carta de defunción la escribió, a contrato expreso, el oceanógrafo
Michel Antovick Kolpe. La isla se convirtió en bermeja leyenda sin consecuencia
jurídica.
Patriotas a
carta cabal
Desaparecida, con el complaciente Senado mexicano, la
referencia oceanográfica que permitiría a México relativo dominio petrolero en
el Golfo de México, todo fue coser y cantar.
Sólo para que los recuerde la historia, vale señalar que
en el Senado 1994-2000 votaban, entre otros, los siguientes padres de la Patria:.
Carlos Romero
Deschamps, el ahora excarcelado y reivindicado por el PRD, Pablo Salazar
Mendiguchía; la Tigresa Irma Serrano, Alberto
Don Galleto Santos de Hoyos ¿de la
dona?; el después foxiano Adolfo
Aguilar Zínser, el colosista José
Luis Soberanes Reyes, el apacible
Juan de Dios Castro, el salinista tamaulipeco Hugo Andrés Araujo, el hombre
clave de la Alianza Estratégica Pansalinista Luis H. Álvarez; el
después jefe nacional del PAN y ex secretario de Vicente Fox, Luis Bravo Mena, y otros que escapan a
nuestra memoria. Ellos fueron los
primeros en ratificar la patente de corso en 1999, después lo haría El
Capitolio.
La conjura de las bragas
Tan machista descripción la escuchamos en Xicoténcatl la
primavera pasada. Es que, si a Albright y Green les tocó operar la revisión del
Tratado de Límites Marítimos con Clinton y Zedillo, a Hillary Clinton y a la
ahora emérita embajadora Patricia Espinosa
les tocó la maniobra Barack Obama-Felipe Calderón para la firma del
AEEUMEUARYTHGM en febrero de 2012.
Tan tremendas siglas se traducen así: Acuerdo entre los Estados Unidos Mexicanos
y Estados Unidos de América relativo a los Yacimientos Transfronterizos de
Hidrocarburos en el Golfo de México.
Según documentación de la transparente y proba dirección
de Pemex Exploración y Producción, antes de llegar a ese acuerdo, entre 2000 y
2011, México se gastó la friolera de 50
mil millones de pesos en el mapeo de la zona. La benemérita Casa Blanca, a
tenor del texto de Acuerdo (capaz que el Senado mexicano lo eleva a rango de
Tratado para darle la última vuelta a la tuerca), le cede a México 61.7 por
ciento del lecho marino y sólo reclama
el 38.3 por ciento para sí.
Y aún hay más: Si por esas cosas tan absurdas de la vida,
en jurisdicción de los Estados Unidos se extrae petróleo que técnicamente
provengan del lado mexicano de tales límites, inmediatamente los departamentos
de Estado y del Tesoro notificarán a México: Mira lo que me encontré.
Te lo mando para que lo puedas procesar y vender. Cómo, ante tal rapto de
honestidad, el que fuera presidente de la Comisión de Energía del Senado, Francisco
Labastida Ochoa, no iba a decir que el pacto será una herramienta para defender
los intereses de México.
Ay, los pactos: Lo que de veras contiene el Acuerdo es
que los Estados Unidos, que se quedan con uno de cada tres kilómetros
cuadrados, los escogió planitos, planitos. México tendrá que explorar, a dos
mil 500 y hasta tres mil metros de profanidad,
lecho deteriorado, accidentado y difícil de perforar. Acaso sea de esa
una parte del Golfo de México que el doctor Sagalevich describe como fracturado
irremediablemente.
Es que… ¿qué diría
Milton Friedman?
Joseph Stiglitz
EL NOBEL DE ECONOMÍA, Joseph Stiglitz (El
malestar de la globalización, Los felices 90/ Las semillas de la
destrucción, etcétera) vino a México a mentar la soga en casa del
ahorcado. En foro abierto por Vector Casa de Bolsa, don Joshep alborotó la bitachera cuando, al hablar de las
reformas estructurales pendientes en la agenda nacional, dijo que éstas deben
apuntar a la erradicación de los monopolios y los oligopolios pero,
sobre todo, previno sobre la resistencia de las trasnacionales petroleras a
someterse a los compromisos contraídos. ¡Imagínese, lector! venir a decir esas
barbaridades en el santuario de Milton Friedman. Es un verdadero sacrilegio
recomendarle a los neoliberales Made in
USA que es necesario atacar las estructuras de la desigualdad y velar por
los más pobres.
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