La fotógrafa mexicana Susana Orozco sostiene que “son las cosa, las personas o los paisajes, los que secretamente le exigen a la cámara que recojan su testimonio”.
Por ende, subraya que las fotografías se revelan en un doble sentido: técnico/mágico, y es por ello que se “rebelan” a permanecer ocultas. Sus fotos son audaces y de una bella humildad que son sincronía y sincretismo esenciales. Por ello, Susana es célebre en la comunidad internacional, intelectual y estética.
En muchos de sus trabajos, esta sobrina nieta de José Clemente Orozco privilegia a la naturaleza, las aves, el agua (mares, ríos, lagos, etcétera). Para esto es una forma ad—hoc pata defender el medio ambiente. En varias de sus obras he notado su peculiar forma de ver la vida, y su visión artística le viene del cercano parentesco que tiene con el muralista José Clemente Orozco.
Pero los personajes de sus exposiciones son animales, flores, personas, ciudades u obras de arte como las de Edaurdo Chillida que acaba de estar en su casa o cuando ella y Heberto Guzmán han visitado –junto a Sebastián y Gaby-- San Sebastián, manos como las de Andrés Henestrosa, actitudes de Rafael Coronel, Alfredo del Mazo, Enrique Peña Nieto, Manuel Felguerez o los bellos atuendos de la fiesta de la Guelaguetza.
Por eso, a una de sus exposiciones la intituló De Afuera hacia Adentro. En dos décadas de trayectoria logró captar las imágenes más impactantes de ciudades como París, Madrid, Milán, Nueva York, Yerba (Túnez), Londres, y en países como Argentina, Canadá, EU y México.
Finalmente, hablando de Susana Orozco López, infinidad de políticos, científicos, escritores, pintores, artistas plásticos, personajes del mudo de la moda (Pierre Cardin) y ciudadanos anónimos quedaron detenido por la lente/cámara de SOL, investigando, leyendo, lo que esos personajes tienen más allá de una mirada o de una interpretación superficial. Y hasta la próxima ¡Abur!
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