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Edición 363 | ||||
Escrito por Héctor Chavarría | ||||
Sábado, 07 de Octubre de 2017 12:01 | ||||
¿MITO O REALIDAD? ¿Hay racismo en México? Héctor Chavarría “When, long ago, the gods created Earth, In Jove’s fair image Man was shaped at birth. The beasts for lesser parts were designed: Yet were too remote from humankind. To fill the gap, and join the rest of Man. Th’Olympiam host conceiv’d a clever plan. A beast they wrought, in semi-human figure: Filled it with vice, and called the thing… Nigger.” (*)
Howard Phillips Lovecraft QUIENES VIVIMOS LA SEGUNDA MITAD del siglo XX, tenemos muy presentes las luchas por los derechos civiles en los EE.UU. el “cine negro” (no el Film noir francés y americano, sino el que a mediados de los 70 hicieron actores y directores afroamericanos, el cual incluyó hasta a un rey vampiro; Blackula. Seguramente H. P. Lovecraft (**) “el soñador de Providence” habría regresado presuroso a su tumba, bajo la lápida que reza; I Am Providence, en el cementerio Swan Point… aunque quizá el “soñador de Providence” habría sentido mucha satisfacción con las acciones de un racista aún no nacido cuando el murió; Donald Trump, quien haciendo gala de racismo ramplón, acusa de todo y por todo a los mexicanos y despoja de sus derechos a jóvenes de origen mexicano que crecieron y se educaron en el país gringo, como si aplicara ahí las redivivas Leyes de Núremberg, (1) del ya lejano 1935 alemán. En vida HPL fue un admirador de Mussolini y luego de Hitler, pero no vivió lo suficiente para conocer las barbaridades cometidas por los esbirros de Adolf, ante las cuales los “horrores reptantes” lovecraftianos, habrían corrido en busca de refugio. Los racistas del Ku Klux Klan cabalgan de nuevo, sin G.W. Griffith, pero si con Trump a la cabeza, mostrando sin decoro su absurdo racismo. Y ahora, es el turno de los mexicanos de sentir lo que años atrás experimentaron todos aquellos considerados “inferiores” por los nazis y sus antecesores, la mayor parte de las veces todos ellos, fervientes religiosos. Racismo, guerra de “razas” El racismo, según el diccionario de la Real Academia Española, es un sentimiento exacerbado del “sentido racial” de un grupo étnico, que habitualmente causa discriminación o persecución contra otros grupos étnicos. La palabra designa también la doctrina antropológica o la ideología política basada en ese sentimiento. Otorgar o retener derechos o privilegios basándose en la “raza” o rehusar asociarse con personas por su “raza” (cuando la realidad indica que sólo hay una; la humana) se conoce como discriminación racial. En el siglo XIX, de la mano de los estudios científicos biológicos y antropológicos, se desarrolló una tonta concepción racista con apoyo en la ciencia occidental. Estos estudios “científicos” sostuvieron que la especie humana estaba dividida en cuatro razas, nombradas a partir del “color” de piel: raza blanca, raza negra, raza amarilla y raza cobriza y argumentaron que esta idiotez estaba sustentada por la misma biblia. (2) Racismo en la América española El Imperio Español en América, el cual en cuestiones raciales no cantaba mal las rancheras, sostuvo que existían tres razas puras (blanca, negra e indígena) y una serie de “cruzas” entre personas de diferentes “razas” también llamadas “castas” (mestizos, chinos, zambos, mulatos, saltapatras, etc.). El sistema español de clasificación racial de las personas en América fue una evolución de la “doctrina de limpieza de sangre” que había aparecido en España en el siglo XIV para segregar a la población conversa de judíos y moros en la península ibérica, creándose una diferenciación entre “cristianos viejos” y “cristianos nuevos”. Existían en la América española, varias decenas de nombres para todo tipo de posible mezcla de negros con las otras dos razas, a veces con definiciones múltiples. Por ejemplo, “chino” era a veces definido como morisco con española. Sin embargo, también se definía como hijo de saltapatrás y de india, y el término “china” también se utilizaba para denominar a la mujer “gaucha”. Este “chino”, por su parte, daba nacimiento al lobo, si se emparejaba con una mulata, (en la actualidad en México, en reminiscencia racista, se le sigue llamando “chinos” a quienes tienen el cabello crespo, siendo que los verdaderos chinos tienen el cabello lacio). El lobo y mulata engendraban al jíbaro. Adicionalmente, se denominaba cuarterones o quinterones a aquellas personas que tenían un antepasado indígena o africano y cuatro o cinco generaciones mezclándose con blancos, teniendo un aspecto peculiar, pero siendo parecidos a un europeo. La falta de inmigración de mujeres europeas generó que los blancos se mezclasen con “indios” (3) o africanos e intentaran asemejar su raza “blanqueando” (¿?) a las mujeres indias o negras por varias sucesivas generaciones. Breve resumen de castas Tan sólo para dar una idea del inútil intento de clasificación utilizado por las autoridades coloniales españolas, están estos ejemplos. Y, algunas de estas “clasificaciones” aún se usan:
Esta última denominación, “tente en el aire”, representaba con claridad la inutilidad práctica del sistema de castas incluso pocas décadas después de la conquista. Significaba la falta o negación de identidad. En términos metafóricos, una persona perteneciente a esta casta “flotaba” como en el limbo, incapaz de echar raíces, sin identidad propia. El mito de la sangre Para quienes se aferran a las ideas racistas, lo más importante es “la pureza de la sangre”, cualquier mezcla de esta la hace impura por lo cual la “raza” era contaminada y tendía a la degeneración. El inglés Houston Stewart Chamberlain, el católico Conde de Gobineau, antes que él y otros fútiles pensadores abonaron estas falsas ideas de “pureza de sangre” y amparándose en la política y la religión (principalmente cristiana), justificaron el colonialismo, la esclavitud, la segregación y en muchos casos el genocidio; los holandeses calvinistas y sus descendientes sudafricanos bóers fueron especialmente entusiastas en la segregación, mucho antes de que sus hijos putativos, los nazis llevaran al extremo el apartheid (palabra de origen germánico-neerlandés que significa separación), ellos consideraban a todos los nativos “kafer” (palabra árabe para designar a los ajenos a la religión musulmana), esto es “malditos por dios” desde el nacimiento, predestinados al infierno aunque se convirtieran, si los dejaban, al seudo cristianismo bóer del maese Calvino. La evolución de la ideología racista en la cultura alemana, por otra parte, tuvo su máximo desarrollo con el movimiento nacionalsocialista (nazismo), liderado por Adolf Hitler, que obtuvo la adhesión de una gran parte de la población alemana en las décadas de 1930 y 1940, hasta que colapsó con la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial en 1945. El nacionalsocialismo surgió como una ideología de superioridad de la llamada “raza blanca” y dentro de ella la supremacía de una hipotética “raza aria”, de la cual los alemanes, pretendían ser considerados su expresión más pura en el siglo XX. El racismo nazi estuvo dirigido principalmente contra las personas de origen judío y en segundo lugar contra las personas pertenecientes al pueblo gitano, a los africanos, mestizos y latinos. El nazismo obtuvo también fuerte adhesión fuera de Alemania, en países como Estados Unidos, donde confluyó con el fuerte desarrollo del racismo estadounidense, dirigido especialmente contra la minoría afroamericana; su principal empresario automotriz Henry Ford, fue seguidor y ardiente difusor de la ideología nazi entre las personas de habla inglesa. El judío internacional (1920), libro escrito por el famoso empresario estadounidense, fue de gran influencia en la expansión mundial del racismo y en la ideología nazi, determinando la persecución y asesinato de los alemanes de origen judío, y luego de otras minorías étnicas como los gitanos. Esta clase de ideas se manifiesta en el desplazamiento, internamiento, y, más tarde, el exterminio sistemático de un número estimado de 11 a 12 millones de personas. Esta necedad nazi del exterminio llegó al grado que, en medio de la Segunda Guerra Mundial se sustrajeron recursos imprescindibles para los ejércitos en campaña a fin de usarlos en el genocidio. Aproximadamente la mitad de esas víctimas fueron judíos en lo que es históricamente recordado como el Holocausto (Shoah, en hebreo), y otro grupo enorme de cien mil a un millón de gitanos, los cuales fueron asesinados en el Porraimos u “holocausto gitano”, también deben agregarse a multitud de otras etnias. Los turcos, durante la Primera Guerra Mundial habían perpetrado el genocidio armenio por motivos raciales y religiosos, siendo de alguna manera unos “maestros” de los nazis. ¿Hay racismo, xenofobia y discriminación en el México de hoy? Lo que salta a primera vista es la negación inmediata. ¿Cómo podría ser eso, siendo un pueblo “mestizo”? Sin embargo, la realidad es muy distinta; cuando quien esto escribe paseaba con una amiga afroamericana, era usual escuchar comentarios como; “mira esa negrita anda con un blanquito”, ella no hablaba castellano, pero yo si entendía el tono usado; “una negrita” como si fuera una cosa, y yo “un blanquito” o sea un blanco disminuido por andar con una “negra”. Algo similar me ocurrió con otra pareja, ella morena de hermosas facciones mexicatl, a mi compañera solían llamarla, eso sí cariñosamente, “muñequita indígena” (4) “prietita linda”. (5) Estas personas posiblemente no lo decían con el ánimo de ofender, o quiero imaginar que así fuera, sino porque eran parte del fenómeno de racismo involuntario y denotaban a la vez una marcada y quizá también involuntaria tendencia a la discriminación, muy usual en los EUM. Aunque en México se niegue y se cite en forma reiterada el “ejemplo de Juárez”; se hace de manera sistemática una clasificación discriminatoria de acuerdo a la apariencia, a la aceptación social o a la ascendencia. Con excepciones, sólo el poderío económico logrará que una persona de estrato “inferior” acceda a los círculos de la “gente decente”, y cuando esto se logra, persisten los estigmas de origen, apellido y color de piel. La verdad es que la mayoría de los mexicanos se avergüenzan de su piel morena; desearían ser europeos o ya de perdida gringos a pesar de que Trump los condene a la “inferioridad”. Los dreamers, ahora en peligro de ser repatriados por el aspirante al KKK que oficia en la casa blanca, seguramente sufrirán de manera terrible al sentirse desplazado de su sueño de parecer WASP (6) seudo gringos y obligados a vivir ahora entre “la indiada” de nacolandia. Estará por verse que tan fuerte es el choque cultural entre los dreamers y su país de origen y también me agradaría conocer el punto de vista de los naconazis seguidores de Salvador Borrego. (7) Esperemos que esto de los “dreamers” no termine siendo una guerra de racismos trasnochados…
* “Cuando tiempo atrás, los dioses crearon la Tierra. A imagen y a semejanza de Júpiter al incipiente Hombre moldeaban. Para tareas menores las bestias fueron creadas: Aunque de la especie humana muy alejadas estaban. Para llenar el vacio y unirlas al resto de la Humanidad… Los anfitriones del Olimpo ingeniaron un astuto plan. Una bestia forjarían, una figura semi humana. Colmada de vicios y, llamaron a esa cosa… Negro”. Howard Phillips Lovecraft La admiración que sentimos por la obra literaria de HPL (Eichpiel, por su pronunciación en inglés) no se extiende a sus creencias racistas y a las psicopatologías que hicieron infeliz su vida. El “soñador de Providence” fue un anacoreta perpetuamente asustado por la creciente presencia de todos aquellos que él sentía inferiores y peligrosos… los “viciosos” negros, los “lascivos” latinos los “peligrosos” semitas, etc. Se entiende que este pobre hombre viviera atemorizado en los EE.UU., un país hecho y poblado por inmigrantes desde su colonización. De haber vivido en la actualidad, seguramente Lovecraft habría votado por Donald “Duck” Trump. *
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