PRI y PAN encarnan un modelo de cogobierno que en otros países se denomina partido cártel; consiste en la colusión de las fuerzas dominantes.
ANALIZAR LOS RESULTADOS del PRI en las últimas elecciones y su futuro, requiere distinguir entre electores y dirigentes. Los electores llevaron al PRI a ganar, de 69 diputados de elección directa en 2006, a 184 en 2009, que con los diputados de representación proporcional alcanza 237, casi la mayoría simple. ¿Qué motivó este incremento en la votación?
Votaron como siempre priistas y "simpatizantes". Los priistas sin una campaña nacional que propusiera un cambio, ni medidas ante la realidad crítica, votaron simplemente por su identidad partidista. Votaron con sus gobernadores, quienes propusieron a los candidatos uninominales que obtuvieron todos los triunfos.
Los simpatizantes, o sea votantes no priistas, igualmente sin mayores ofertas electorales, lo hicieron según la interpretación más generalizada, como castigo al gobierno y a su partido, gerentes del desastre nacional. En todo caso, tanto priistas como simpatizantes o emigrantes de otros partidos, expresaron un voto anti PAN y anti Calderón. No ganaron los dirigentes nacionales, ganaron los gobernadores.
La dirigencia, la presidenta del PRI y los coordinadores legislativos fueron los responsables de la estrategia, o sea de una plataforma intrascendente, del no posicionamiento, de la campaña sin planteamientos, competencia deslavada, oposición formal, no real, de la elección de diputados sin mandato. Estrategia que sostuvieron hasta el final pese a vulgares provocaciones de última hora, con el argumento de que el elector rechaza las confrontaciones. Estrategia que en realidad obedece a la relación de la presidenta Beatriz Paredes con el presidente Calderón, determinada por el "consenso", el colaboracionismo y la cogobernación beltronista, ambas expresión del PRIAN.
¿Qué aportará el "regreso del PRI" a la Cámara de Diputados, con su casi mayoría producto de un voto antiPAN, si se mantiene una dirigencia y un Senado asociados a políticas rechazadas por el electorado? Los diputados deberán representar el voto que recibieron e impulsar la rectificación de esa alianza contradictoria precisamente con el PAN. México se encuentra al borde del abismo, urge cambiar el derrotero, atacar la economía que Calderón eludió junto con la dirigencia del PRI, coincidente con el modelo fracasado. Sería irresponsable reducir la política del PRI a disputas por la eventual candidatura a la Presidencia. Olvidarían la lección: el PRI después de perder la Presidencia se recuperó en las elecciones intermedias de Fox, para en la siguiente elección perder todo y caer al tercer lugar por imponer la candidatura de Madrazo, derechizante, concertadora. El futuro del PRI y del país está en romper esa simbiosis con el PAN que data de 1988. El apelativo PRIAN no es una ocurrencia, es un hecho y una tipología, coincide con un modelo denominado partido cártel.
En efecto, se ha desarrollado en el mundo el partido cártel, consistente en la colusión entre formaciones políticas dominantes. Se le llama cartel, utilizando el nombre que en economía se da al contubernio entre empresas que deberían competir, en detrimento de otros competidores y de sus clientes. Así, la cartelización de los partidos implica acuerdos para limitar la competencia entre ellos y mantener conjuntamente una hegemonía política. Los partidos receptores del financiamiento público ya no dependen de su militancia, sino del Estado, lo que les permite separarse de su base y convertirse en agentes estatales, en lugar de representar a su militancia frente al Estado. Así, las dirigencias adquieren más poder y lo pierde la base, se apoderan de los partidos y afirman su seguridad en el empleo, intercambiando posiciones y recursos.
La cartelización elude los temas conflictivos y se atiene a los consensuales, produce la asimilación ideológica y programática, la diferencia entre partidos en el poder y oposición se hace intrascendente. Impone una nueva concepción de la democracia, el proceso electoral deviene en medio para asegurar la estabilidad no el cambio social. La estabilidad es más importante que la victoria, la política se convierte en empleo más que una vocación.
La cartelización es un cuasipartido único. Los partidos, cercanos ideológicamente, ligados al Estado, ajenos a su base, ocultan la hegemonía con una pluralidad aparente. El elector pierde libertad, debe escoger entre candidatos y partidos que están de acuerdo y representan lo mismo.
Qué otra cosa es el consenso paredista que se traduce en una campaña que evitó toda divergencia, toda definición ideológica; qué es el cogobierno con programas de la derecha, la sistemática votación favorable a las iniciativas de Calderón, la ausencia de propuestas que toquen el modelo neoliberal. La colusión para la repartición de nombramientos: IFE, Trife, Pemex. México no necesita la estabilidad del statu quo, sino el cambio. El "partido único" de la derecha, PRI y PAN cartelizados, es una amenaza para México.
* El autor fue senador del PRI, gobernador de Puebla y secretario de Educación y Gobernación. correo electrónico:
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