Más impuestos, más pobreza
IVONNE DE LA CRUZ DOMÍNGUEZ
(Exclusivo para Voces del Periodista)
CUNADO LA CÁMARA DE DIPUTADOS mostró el resultado de los ajustes fiscales para el año 2010, una de las tantas frases que vinieron a mi mente fue la del escritor y dramaturgo Oscar Wilde "Los solteros deberían pagar más impuestos. No es justo que algunos hombres sean más felices que los otros". Y no en el sentido misógino de la infelicidad al lado de una mujer, sino reflexionando sobre una suerte de ventajas y desventajas de pertenecer a esta masa privilegiada que come y bebe de nuestros impuestos.
México se encuentra sumergido en un grave problema fiscal y eso es evidente cuando salimos a las calles y observamos los puestos ambulantes que han surgido como tabla de salvación para muchos desempleados; cuando hablamos con amigos o familiares y nos cuentan la historia que sufrieron luego de su despido; cuando intentamos comprar alimentos en los mercados; cuando observamos que las rentas cada vez son más altas y que comprar una casa es prácticamente incosteable con los sueldos que obtenemos.
A la mitad del sexenio del empleo, 31,6 millones de mexicanos, que representan el 69,3 por ciento de la Población Económicamente Activa, están desempleados. Según datos del INEGI, de los 45,7 millones de personas que en México tienen trabajo, sólo 14 millones cuentan con Seguridad Social. Estos datos se coronan con los que revela Susana Sottoli, representante de la UNICEF en México: “Hay tres millones 600 mil niños de cinco a 17 años que trabajan, lo cual es inaceptable en una nación con los recursos y el tamaño de la economía que tiene este país”.
En otra instantánea, la UNAM recibió el Premio Príncipe de Asturias, por ser un modelo académico y formativo para muchas generaciones de estudiantes y nutrir el ámbito iberoamericano de intelectuales y científicos. En la premiación, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro, reivindicó el derecho a la educación, tras denunciar que “en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión”. Discurso fuerte, bien dirigido y sin mensajes ocultos.
Todo este preámbulo de imágenes de la sociedad mexicana nos grita que la solución no son más impuestos. La Cámara de Diputados, convertida en matadero, sacrificó a los asalariados, a los obreros, a los campesinos, a los más necesitados y protegió a las grandes empresas de alimentos y medicinas que cuentan con tasa cero de IVA, a los que invierten en la bolsa, a los partidos políticos, a la Iglesia, y sobre todo se protegieron a si mismos, puesto que sólo pagaran el impuesto a su salario y no a las “prestaciones” como choferes, camionetas, vales de gasolina, pasajes semanales de avión y su generoso aguinaldo.
Desglosemos un poco más… La Cámara de Diputados aprobó aplicar el 16 por ciento al Impuesto del Valor Agregado (IVA), el 30 al Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el tres al gravamen a los Depósitos en Efectivo, así como a telecomunicaciones.
Centrándonos en el impuesto al Internet no tenemos que olvidar que México es el único país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que no tiene convergencia tecnológica, y se ha demostrado que en las naciones en las que existe ha sido un detonador para el crecimiento de la banda ancha y para el aumento en la penetración de aplicaciones y herramientas de tecnologías de la información, en beneficio de la población, la competitividad y el desarrollo económico.
 Con un impuesto sobre la Internet, se vera dramáticamente reducido ese 20 por ciento de los hogares mexicanos que cuentan con el servicio, es decir la poca gente que usa esta tecnología será cada vez menor.
Utilizando datos que proporciona el doctor Alfonso Valladares, catedrático del Campus Sur de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC), podemos hacer un comparativo entre el caso de Finlandia y México.
Finlandia incluyó el acceso a Internet como un derecho universal dentro de su Constitución, por lo que a partir del 1 de junio de 2010 el servicio debe tener una capacidad en banda ancha de 12 megas y para el 2015 alcanzar las 100 megas. Tiene el primer lugar mundial en educación, salud (97 por ciento es del sector público), y medio ambiente (registrando un crecimiento en sus bosques año tras año.)
En cambio, México ocupa el lugar 56 en educación con un 17 por ciento de población analfabeta. El IMSS y el ISSSTE se han declarado con graves problemas económicos y el Seguro Popular es engañoso. Existe una ley de residuos sólidos que no aplica en ningún estado, las leyes sobre el consumo de tabaco están siendo menospreciadas por intereses monetarios (como en el caso de los Sanborns pertenecientes a Carlos Slim, que cuentan con un amparo para poder pasarse por el arco del triunfo las prohibiciones), el programa de reforestación del gobierno federal es un fracaso y así podríamos seguir enlistando.
Este contraste revela una imagen de un país cangrejo cuyas patas, formadas por el grueso de los que toman las decisiones, se aferran a ir para el lado contrario, sobre un pueblo hambriento de justicia y alimentos. ¿Porqué no pensar en reducir los gastos excesivos de la alta burocracia y eliminar los fideicomisos que permiten grandes fugas de fondos del erario? “Los diputados deberían pagar más impuestos. No es justo que algunos hombres sean más felices que otros”, esa sería la frase correcta.
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