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Edición 221
Escrito por Manuel Magaña Contreras   
Lunes, 02 de Noviembre de 2009 23:24

GOLPE DEL SALINATO AL SINDICALISMO MEXICANO

Sin sindicatos y con capitalismo salvaje el PRI-PAN nos retrocede al siglo XIX

 

MANUEL MAGAÑA CONTRERAS 
(Exclusivo para Voces del Periodista)

HOY, TANTO O MÁS QUE EN EL SIGLO XIX, cuando el trabajador mexicano gemía bajo el impacto de las condiciones infrahumanas impuestas  a obreros, campesinos y clase media por los explotadores de entonces, se hace más necesario que  en nuestro país haya  sindicatos que defiendan al trabajador de los latrocinios de la mancuerna PRI-PAN salinista, aliada  a los capos del neoliberalismo que no tienen límite para enriquecerse al amparo del poder, con toda la impunidad del mundo.

A LA VEZ, LA “EXTINCIÓN” de Luz y Fuerza del Centro, que ha  quitado el pan de la boca a  más de 40 mil familias del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), es califica de “golpe de Estado” orquestado por Carlos Salinas contra el sindicalismo mexicano, “al estimarse que el decreto del presidente del empleo, Felipe Calderón, emitido a altas horas de la noche del sábado 10  de octubre,  violó más de 25 preceptos constitucionales”, de acuerdo a la apreciación de  la Unión de Juristas de México que dijo defenderá a los miembros del SME.

magaaIndependientemente de opiniones que de este corte  surgieron de inmediato, el hecho es que la acción contra el Sindicato Mexicano de Electricistas que dirige Martín Esparza Flores, la acción  que comprendió el uso de la fuerza con elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), ha  dejado una huella profunda, al producirse en el marco del desempleo y  la aguda miseria que sufre la población y porque con el operativo emprendido se posibilita la entrega de concesiones de “fibra óptica”,  a  potentados que harán el negocio de su vida con las licitaciones que se otorgarán.

Con lo anterior se agudizará todavía más  el abismo entre la opulencia de unos cuantos y la miseria de la inmensa mayoría, tal como ocurrió en el Siglo XIX. Todo con  prepotencia. “Primero liquídense y después veremos”, dice Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, o sea que “primero matan y después “viriguan”, responde la vox pópuli, responde el SME.

El PRI-PAN nos retrocede al siglo XIX

Un breve repaso a la presentación de  de F. Franceshi a la Encíclica Rerun Novarum, del Papa León XIII, nos lleva al convencimiento de que desde 2000 a la fecha, el contubernio PRI-PAN nos arrastra rápidamente a condiciones de miseria y explotación, al lado de la opulento de los minoría de privilegiados del poder,  para resucitar los días tenebrosos de la explotación del trabajador, tal como ocurrió en el Siglo XIX.

Franceshi dice: “El liberalismo -antecesor del neoliberalismo contemporáneo-,  no podía negar la enorme miseria en que se encontraban las masas de trabajadores, pero en ninguna manera se creía responsable de la situación, puesto que todo lo atribuía a la evolución natural y a la libertad  de la que había abusado. Admitía también que debía darse una solución pero juzgaba que esa solución era de caridad.

“Se olvidaba de la gran verdad que el Papa proclamaba: ‘La caridad no debe encubrir la violación de la justicia, lo que se debe en justicia se debe en estricto derecho de modo que quien la viola está obligado a la restitución; lo que es deber de caridad es deber real pero por un título distinto, antes que hacer caridad es necesario haber observado la justicia’”.

Señala Franceshi que “el liberalismo económico -en el Siglo XIX-, se hizo presente en el mundo en todos los órdenes de relación con los bienes económicos: en la producción, en la transformación, en la distribución. Promulgó el valor de la libertad  de tal modo que se llegó al abuso de ella en el orden social.

“Estas eran las libertades en las que no quería admitir ningún tipo de control: libertad de cambio en las exportaciones e importaciones y en el sistema interior económico. Libertad de trabajo, sin estipular condiciones, edades ni sexos. Libertad de contrato para  el patrono sin reparar en las condiciones, puesto que el obrero las admitía.  Libertad  de concurrencia sin más ley que el interés  particular, en cuanto a la cantidad de producción y al precio de la venta. Libertad de consumo sin tomar en cuenta la justicia y el bien común. Libertad a la propiedad, sin admitir ningún límite en el dominio ni en el uso de los bienes.

“El liberalismo -del Siglo XIX-, fundaba su economía en la ley de la oferta y la demanda entre los consumidores  de los productos y entre los patrones y obreros, respecto al salario”.

Funestas consecuencias ayer y hoy

El mundo que en México está conformando el neoliberalismo tecnócrata, globalizador y macro económico, en el presente siglo XXI, es calca de lo acontecido en el Siglo XIX.

Franceshi sintetiza así: el mundo de miseria y explotación decimonónico que se está repitiendo en nuestros días: “La miseria inmerecida y angustiosa  de las clases trabajadoras. La libertad para el enriquecimiento sin limite de los capitalistas. La libertad para morir de hambre a los obreros. Una sociedad más claramente dividida en dos clases, una, la reducida  de los privilegiados; la otra, la compuesta  de ingente muchedumbre de obreros, reducida a la angustiosa miseria”.

Franceshi  señala que los adelantos de la ciencia son aprovechados por el super capitalismo salvaje neoliberal han sido monopolizados por los tecnócratas de ayer y hoy y los rendimientos asombrosos del maquinismo han significado para la clase trabajadora, los despidos en las fuentes de trabajo y de ahorro de salarios para los capitalistas que sin  conciencia social, despiden  personal a su conveniencia.

A la vez, la creación de los grandes “trusts” que actúan sin límite alguno, hacen pedazos las soberanías de las naciones. La creación de las sociedades anónimas y de los monopolios quitan responsabilidades a los empresarios más poderosos.

La demanda de crédito de los menos favorecidos de la fortuna degenera en especulación y usura. La aparición de las Bolsas de Valores constituyen  la práctica de una especulación financiera  que raya en el fraude, etcétera.

El sindicalismo en México

Cuando el trabajador mexicano sufría la más aguda miseria por la implacable avaricia de los patrones en el siglo XIX,  estuvieron prohibidos los sindicatos. Sin recurso alguno para defender sus derechos a un salario justo, el  campesino y el obrero eran flagelados por la pobreza extrema. Entre 1856 y 1910, lo único permitido fue la formación de sociedades de ayuda mutua  y las cooperativas.

Se trabajaba “de sol a sol” en el campo y “sin límite de tiempo”, En la industria y los servicios. El analfabetismo era consecuencia del descuido deliberado que se tenía con las tareas de la cultura y la enseñanza básica. El trabajador adquiría deudas que duraban toda su vida y que se transmitían de padres a hijos.

Los primeros brotes del sindicalismo mexicano, para liberarse de la explotación y la marginación frente a los extranjeros a quienes se les pagaban emolumentos más altos que a los mexicanos, fueron las huelgas de Cananea, Sonora, en 1906 y la de Río Blanco, Veracruz, en 1907, y otras en 1910. La minería, los textiles y los ferrocarriles fueron crisol del sindicalismo mexicano para mejorar las condiciones del trabajador, en base a derechos fundamentales del ser humano. Apoyaron su resistencia las Cajas de Ayuda Mutua.

En el modernismo aparecen los primeros sindicatos, bajo la forma de “sindicatos gremiales”,  “sindicatos de oficios varios”  y “sindicatos de empresa”. Entre 1912 y 1917, hubo etapa de “tolerancia” del sindicalismo y entre 1917 y 1918 surgen las primeras federaciones sindicales de industria y confederaciones nacionales.

Promulgada la Constitución de 1917, el sindicalismo mexicano adquiere su fase plena de reconocimiento y se multiplican los sindicatos en el país. La creación de la Casa del Obrero Mundial contribuye al florecimiento de los sindicatos  y a mediados de 1920 empiezan a abandonar el criterio de organizaciones de “sindicatos de empresa” por el de asociaciones por rama de actividad industrial.

A reserva de continuar con el tema, porque el sindicalismo es vital para que la justicia social opere en México, debe quedar establecido que la “extinción” de Luz y Fuerza del Centro y la pretensión de desaparecer al Sindicato Mexicano de Electricistas, fundado en 1914, es totalmente destructiva desde el punto de vista del bien del México y el imperio de la justicia social

En nuestro días, cuando el neoliberalismo está en vías de convertirse en “copia al carbón”  del sistema de explotación ocurrido en México en el siglo XIX, el cual ahora resurge gradualmente, el ataque al Sindicato Mexicano de Electricistas repercute en el sindicalismo mexicano, en momentos en que capitalismo salvaje neoliberal pretende que el trabajador quede indefenso, ante empresarios, exentos de sentido social que sólo están dispuestos a pagar salarios de miseria. Y esto no puede ser.

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