Bombardear civiles,
base del poderío bélico mundial de Obama
El tiempo ha dado la razón histórica Al general Lázaro Cárdenas -presidente de México (1934-1940)-, quien tomó la decisión humanitaria de dar asilo en nuestro país a las 157 niñas y los 285 niños españoles, para rescatarlos y ponerlos a resguardo ante los bombardeos a la población civil en las grandes urbes donde, durante la Guerra Civil Española (1936-1939), en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, los habitantes que pese a ser ajenos al conflicto, tenían el riesgo de perecer bajo las toneladas de bombas lanzadas por el enemigo.
Se recuerda ese episodio en que la hospitalidad mexicana y el espíritu caritativo imperante, contribuyeron a salvar muchas vidas, con motivo de los actuales conflictos en el mundo que dentro de una “guerra fría” que rápidamente se calienta. Nuevamente los bombardeos -ahora con los mortíferos misiles-, siembran la muerte entre la población civil, tal como ocurre en Irak, Gaza, Siria, Ucrania, con probabilidades de que se multipliquen los escenarios de los conflictos bélicos, puesto que Obama, el presidente de los EU, se ha puesto nuevamente la cazadora de guerra.
Hoy, los pueblos de la tierra, deberían imitar el noble gesto del general Cárdenas, e invitar a las autoridades palestinas, a que permitan la salida de sus niños para que no perezcan bajo los mortíferos misiles.
Los niños españoles, que han pasado a la historia como Los Niños de Morelia, son un noble ejemplo a seguir, porque fueron salvadas muchas vidas y así fue posible que en México -a donde llegaron el 7 de junio de 1937-, en México hayan sido factor de progreso en todos los órdenes, con lo que han honrado su origen y a México
Nazismo e imperialismo yanqui
De los nazis, el imperialismo de los EU pronto aprendió a bombardear civiles en las oblaciones principales de países con los que se está en conflicto. Así ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, con motivo del implacable bombardeo con las destructoras bombas V-2, antecedentes de los misiles, y lanzadas desde territorio alemán contra la capital londinense, con saldo de miles de civiles muertos. Muchas poblaciones europeas, incluyendo desde luego a sus habitantes, sufrieron los estragos de los bombardeos. La guerra aérea, ahora preferida por los EU para extender y afianzar su imperialismo, ha sido, durante los últimos 78 años -al momento de escribir este análisis- un verdadero azote para la humanidad de proporciones apocalípticas.
Dresde, trágico referente
Imposible describir en breve espacio los horrores de la Segunda Guerra Mundial en el ámbito de los bombardeos a poblaciones civiles, aun las inermes, como es el caso de Dresde, en Alemania. Baste decir que los editores de Así fue la Segunda Guerra Mundial, de Buenos Aires, Argentina, en su fascículo 83, comenta que aún no termina la controversia sobre el bombardeo nocturno indiscriminado a Dresde, el 14 y el 15 de febrero de 1945, sobre el centro de la urbe, con la intervención de 805 aviones, de los cuales fueron derribados ocho. Se dice que se causaron graves daños en la ciudad vieja y en la periferia, con devastación total de una zona de más de 650 hectáreas. Las bombas desencadenaron la tormenta de fuego más terrible de toda la guerra. Según cálculos, el número de víctimas osciló entre 35 mil y 135 mil, si bien la segunda cifra parece desde luego desorbitada. Dresde, de importancia estratégica dudosa, estaba casi inerme el día 14 cuando fue atacada de nuevo por 400 aviones de la 8ª. Fuerza aérea americana”.
Lo que se busca con esta comentario es que se cobre conciencia que los bombardeos por la forma en que se han practicado, son un amenaza para la humanidad y se persiste en esta práctica, pese a las terribles consecuencias para la población civil. Esta realidad debe aceptarse para recibir su implacable poderío de destrucción, sobre todo ahora en esta época de los “drones” o aviones sin piloto, que siembran la muerte sin riesgo de ninguna especie para los atacantes.
Las atómicas vs. civiles
Hechos muy lamentables ocurrieron el 6 y el 9 de agosto de 1945, al lanzar la fuerza aérea de los EU, dos bombas atómicas sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, Japón, mismas que ocasionaron, según los datos más conocidos, la muerte de unas 170 mil personas en el primer caso y en el segundo, se estima que más de 100 mil. Lo que dejó, además, una gran secuela de afectados por las radiaciones atómicas. El mundo ha presenciado que los bombardeos aéreos se han constituido en azote para la humanidad. En Vietnam, por ejemplo, las bombas de napalm que destrozaron vidas y la ecología de ese país. Sólo intentamos con estas líneas un momento de reflexión para que tratándose de hostilidades entre naciones, los bombardeos no sean ocasión para la mortandad entre civiles.
Ojalá no pasen muchos años antes de evitar que los bombardeos cobren más víctimas entre seres inocentes. Irak Afganistán y Bangladesh, igual que Siria, Ucrania, etcétera, son ejemplo, hoy, de que las guerras no deben continuar como ocasión para la matanza de niños que ninguna culpa tienen de las discordias mundiales.
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