Historia e
ideario nacional,
ausentes en
la retórica oficial
PRESUMIBLEMENTE, PARA DAR UN PASO a
la modernidad tecnócrata neoliberal con su incontable número de empresas
trasnacionales y muchos intereses extraños a nuestro bien nacional, tanto la Historia de México como
el ideario de nuestros movimientos
fundamentales, la
Independencia, la
Reforma y la Revolución Mexicana, han venido a menos en la retórica oficial y
política.
HABLAR DE REPARTO de tierras,
derechos laborales, defensa de los consumidores ante los abusos de los monopolios
que lo encarecen todo -principalmente los víveres- resulta obsoleto, como
resulta también “algo pasado de moda”
hablar de nuestros próceres, principalmente quienes restituyeron las tierras a los campesinos y los derechos
laborales a los obreros mexicanos.
El ideario nacional y la
Historia de México son elementos indispensables para la
conservación de la identidad de los
mexicanos como miembros de una nación den donde se ha luchado más que en otros muchos países, por la
implantación de la justicia social, cuyas conquistas ahora son objeto de
desmantelamiento en perjuicio de la inmensa mayoría pertenecientes al ámbito obrero, al campesino
y a la clase media.
Marginación
de la historia
La Historia de México ya
no inspira ni ilumina -como antes de la
implantación de la tecnocracia neoliberal, globalizadora y macroeconómica- la
vida nacional, en la medida en que, a
partir de la enseñanza de nivel
básico, el estudio de nuestro pasado es
sustituido por disciplinas computarizadas que, como herramienta son
indispensable en e ámbito de lo
tecnológico, pero que de ninguna manera
debe sustituir el aprendizaje de materia humanísticas como la historia, el
civismo, la ética, la literatura, etcétera.
La marginación de la
Historia de México en el campo de la educación deber ser motivo de preocupación,
porque sin esta materia se nos coloca en el camino de perder la identidad
nacional y ya sabemos que “los pueblos
que pierden su memoria, están condenados a desaparecer”.
Recordemos que en la realización de las tareas fundamentales del ser
humano, no debe olvidarse que hay principios, medios y fines. Si no hay
formación humanística, se carecerá de los elementos indispensables necesarios para tener buenos y sanos
principios , por tanto, la capacidad de
raciocinio se reduce a su expresión
mínima. Los avances de la técnica son los medios para los fines revistos a
partir de la elaboración de buenos principios.
Todos los seres humanos somos intelectuales, por tanto, debemos
nutrirnos de lo conocimientos
necesarios para alcanzar el mejor
desempeño en la función de la adopción de principios que nos permitan a través
de los medios adecuados, alcanzar el fin positivo que se busca.
La
ausencia de la Historia
en nuestra vida nacional, se hace cada vez más notoria, tanto a nivel interno,
como externo. Recientemente, el historiador inglés Alan Knight, bajo los auspicios
de El Colegio Nacional presentó su
libro Repensar la
Revolución, en el cual llega a la conclusión
de que, a partir de Carlos Salinas de Gortari, el tema de la modernidad es
el ariete que desplaza las enseñanzas de
nuestra historia nacional y por de ello ha venido a menos abordar los temas
fundamentales de México y a los próceres
mexicanos se les conoce menos entre la mayoría de la población
Promesas y no ideales
En los discursos oficiales y de la política ya no aflora la mención a
nuestros hechos históricos y a los prohombres
que hicieron posible la
Patria en que vivimos
y que, pese a tantas traiciones, se mantiene en pie. En las aulas, el
estudio de nuestro pasado tiene cada vez
menos importancia.
Alan Knight.
Es necesaria que la argumentación de políticos y funcionarios retornen al conocimiento de nuestra Historia para argumentar en sus discursos, sobre todo, tratándose de la necesidad de tomar ejemplo de nuestros héroes para que los imitemos y se establezca con ello la concatenación de esfuerzos continuados que al paso de las generaciones sean el eslabón que nos identifique en la tarea de engrandecer el país a que se pertenece. Los hombres que pertenecen a la vida publica del país deben
retornar al conocimiento de la Historia, porque si esto
no ocurre, caeremos, tal vez pronto, en
el desconocimiento de lo que somos, y no debemos olvidar que los Estados fallidos, es
decir, las naciones que desaparecen, empiezan a diluirse en el proceso de la inconciencia por la falta de conocimientos de la nación a
la cual se pertenece.
La educación en declive
Es de suma importancia lo que destaca Alan Knight, al advertir sobre “el
abandono del ideario de la Revolución Mexicana”. Este síntoma es altamente
preocupante, por ser los militantes del partido de la Revolución Mexicana,
quienes condenan al olvido lo que hicieron
nuestros antepasados, militantes del instituto político que se
identifica con el movimiento armado de 1910 que a paso de los años y hasta
1970, dieron a México la etapa mejor lograda del México independiente.
La Historia, el ideario
nacional, son elementos que no deben ser marginados por quienes en sus
discursos dan la idea de que han tomado la determinación de cambiar
la herencia de la nación mexicana
libre e independiente, por el plato de lentejas de una tecnocracia
que está entre nosotros para despojarnos
de todo lo valioso que tenemos, incluyendo del propio ser nacional.
More articles by this author
|