PUNTO CRÍTICO
JORGE SANTA CRUZ
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Calderón: un grave peligro para México
Felipe Calderón Hinojosa declaró lo siguiente en el segundo debate entre candidatos presidenciales del 2006:
Mi política tiene un solo objetivo: crear empleos bien pagados para que tí y tu familia vivan mejor. Para eso voy a hacer cuatro cosas:
Primero: voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos y voy a simplificar su pago.
Segundo: voy a transparentar totalmente los impuestos que pagamos.
Tercero: voy a invertir mejor tu dinero.
Y cuarto: voy a garantizar la estabilidad económica para garantizar tu patrimonio.
Por lo primero, voy a bajar la tasa del Impuesto sobre la Renta, porque los mexicanos que producen, que invierten, que trabajan, que generan otros empleos, no deben pagar más impuestos de los que se pagan en otras partes del mundo. Eso nos permitirá tener más inversión y mejor empleo, que es lo que busco.
Pagar impuestos será más sencillo que nunca. Hacer una declaración, la podrás hacer sencillamente y sin la ayuda de nadie.
Segundo: voy a manejar en caja de cristal el dinero del pueblo. Aquí no va a haber ni fideicomisos ocultos ni cajas misteriosas. Tú vas a saber a dónde se va, quien lo gasta, cómo se gasta hasta el último centavo que pagues de impuestos.
Tercero: voy a invertir mejor lo que tenemos. Voy a invertir el dinero en lo que verdaderamente necesitas. Voy a invertir en escuelas, en universidades de calidad para tus hijos. Voy a invertir en salud, no sólo para seguir con el Seguro Popular, sino voy por un seguro médico para todos, porque mi objetivo es que ningún mexicano esté sin médico, sin medicinas y tratamiento y voy a empezar con todos los niños que nazcan cuando yo sea Presidente de la República.
La otra cara de esas cuatro promesas:
Las mentiras del empleo: El gobierno presume de haber creado algo así como 680 mil empleos en lo que va del año. Lo que calla es que esas plazas no alcanzan para reponer las 900 mil que se perdieron por culpa de la crisis del 2008-2009, la cual iba a ser apenas un “catarrito”, según pronosticó el entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
Los cálculos más conservadores establecen que el país requiere de un millón 200 mil nuevos empleos al año. El resultado de multiplicar esa cantidad por cuatro años de gestión da cuatro millones 800 mil plazas. El “presidente del empleo” tiene -por lo tanto- un déficit de por lo menos cuatro millones de puestos de trabajo.
Las mentiras fiscales: Los impuestos subieron, no bajaron. El Impuesto al Valor Agregado subió del 15 al 16 por ciento. El Impuesto sobre la Renta pasó del 28 al 30 por ciento. El pago al fisco, lejos de simplificarse, se complicó: hoy existe un nuevo gravamen: el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU).
La mentira de la transparencia: Es falso que exista transparencia en el uso de recursos públicos. Las decenas de miles de plazas por honorarios que tiene el gobierno federal no las puede fiscalizar la Auditoría Superior de la Federación de la Cámara de Diputados.
¿Alguien sabe en qué se aplican los recursos obtenidos cada segundo sábado de mes, cuando aumentan los precios de las gasolinas y el diesel? Lo que dice el gobierno es que, con los “gasolinazos”, pretende ahorrarse 80 mil millones de pesos en subsidios a los combustibles. Lo que no dice, en cambio, es que cada año se gasta 56 mil millones de pesos en prestaciones a los funcionarios de alto nivel.
El doctor David Lozano, coordinador del Centro de Análisis Multidisciplinarios de la Facultad de Economía de la UNAM, reveló a Punto crítico en qué se gastan, principalmente, esos 56 mil millones de pesos destinados a las prestaciones de la burocracia dorada:
a) Son gastos en infraestructura: mantenimiento de aviones, helicópteros, camionetas, etcétera.
b) Gastos de tipo personal y de traslado: viajes, hospedaje, comidas, etcétera.
c) Uso y remodelación de oficinas. (Tan sólo en este rubro el monto se aproxima a los 16 mil millones de pesos).
d) Gastos en comunicación e imagen. (La cifra promedio anual es de siete mil millones de pesos.)
El doctor Lozano da otras cifras:
Si yo no tengo mal la calculadora, el total de funcionarios de alto nivel en el país, a nivel general de todo el gobierno, suman aproximadamente mil 200 y se llevan, prácticamente, el presupuesto de la UNAM y la mitad de otro presupuesto de la Universidad Nacional. Solamente en oficinas, que no son edificios completos y la mayoría de esos son rentados, se va mucho en la renta de edificios.
La mentira de la inversión: Es mentira que se invierta mejor el dinero de los mexicanos. Tabasco se ha inundado durante cuatro años consecutivos debido a que el gobierno federal no ha aportado los nueve mil millones de pesos necesarios para concluir las obras previstas en el Plan Hídrico diseñado para esa entidad. En cambio, los festejos del bicentenario costaron tres mil millones de pesos. Más hubiera valido a los tabasqueños que les enviaran estos recursos, que a los capitalinos ver cómo se hacía un desfile al estilo de Walt Disney, y cómo levantaban un coloso inexpresivo y le pagaban una fortuna al extranjero que preparó los fuegos artificiales que iluminaron el Zócalo la noche del “grito”.
Es falso, también, que se apliquen más recursos para dotar de servicios de calidad a los niños y jóvenes mexicanos. La tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, es un ejemplo más que elocuente.
Otro dato: la Universidad Nacional Autónoma de México tuvo, originalmente, un presupuesto de 23 mil millones de pesos para el 2010. Debido al mal manejo de la economía, la cifra real quedó en 19 mil 600 millones de pesos.
Pero hay más: a raíz de los desastres ocasionados por los huracanes en Nuevo León, Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas, cuyo costo se calcula en 70 mil millones de pesos, se supo, vía la Cámara de Diputados, que el gobierno federal tiene 57 mil millones de pesos en fideicomisos y que no ha ejercido otros 200 mil millones de pesos del presupuesto del 2010. ¿No que Calderón iba a manejar en “caja de cristal” el dinero del pueblo?
Si uno revisa las estadísticas oficiales podrá ver que el gasto en educación ha aumentado en un 40 por ciento, para gozo de Elba Esther Gordillo, la poderosa “presidenta vitalicia” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que es quien decide, en realidad, cómo se gasta ese dinero; pero, en cambio, el gasto de la Presidencia de la República aumentó en 130 por ciento.
El Seguro Popular, en efecto, ha ampliado su cobertura a 37 millones de mexicanos. Sin embargo no debe ser tan bueno, toda vez que la alta y la mediana burocracia no lo utilizan, como tampoco recurren al ISSSTE o al Seguro Social.
Calderón ofreció, en aquel segundo debate, devolver la seguridad pública a los mexicanos. Es obvio que no lo ha hecho. En cambio ha sometido a un continuo desgaste al Ejército y a la Armada, que son nuestras únicas instituciones sólidas y nacionalistas. Los errores y abusos cometidos por algunos militares han propiciado que se desate una muy fuerte campaña contra las Secretaría de la Defensa Nacional y de Marina. Los detractores de la SEDENA y la SEMAR han llegado a pedir, incluso, la desaparición de ambas dependencias, lo cual dejaría a nuestro país en el desamparo total.
En lo que va de gobierno calderonista, la cifra de muertos ronda ya en los 30 mil. Las fuerzas federales han liquidado a varios capos, pero las organizaciones de éstos siguen operando. En el país pueden secuestrar a 20 michoacanos –como sucedió en el puerto de Acapulco- sin que el Estado pueda impedirlo y la Procuraduría General de la República ve como 34 de los 35 ex funcionarios implicados por ella en el llamado “michoacanazo” ya recuperaron la libertad.
Calderón, como sus antecesores, el panista y los priistas, judicializa la política y partidiza la justicia.
En síntesis: Felipe Calderón y su equipo, así como sus aliados en el PRI, en el PRD, en Nueva Alianza, el Partido Verde, y en el sector supracapitalista, son un peligro real para México. ¿Por qué? Porque lo tienen sumido en la inestabilidad económica, en la inseguridad pública y en la desconfianza social. Su meta es muy clara: conservar el poder en el 2012 para, después, entregar a los intereses extranjeros lo que queda de Petróleos Mexicanos y del sector eléctrico y convertir a nuestra patria, de manera definitiva y oficial, en el patio trasero de los Estados Unidos.
No en balde, en el año del bicentenario del inicio de la lucha de Independencia, colocó bonos por mil millones de dólares a pagar en cien años, es decir, en el 2110. Así entienden Calderón y sus aliados el concepto de soberanía.
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