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Pascual: Misión Cumplida
Las turbias acciones del embajador norteamericano en México, Carlos Pascual, reveladas por WikiLeaks, no deben sorprender a nadie, por dos razones:
1. La historia nos enseña que todos los embajadores norteamericanos, acreditados ante los diversos gobiernos mexicanos, han sido intervencionistas. Algunos de ellos, como Joel R. Ponsett y Henry Lane Wilson, incluso, han estado involucrados en magnicidios, como los de Vicente Guerrero, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Ley Beltrones
2. Para nadie es un secreto que todos los embajadores deben llevar a cabo trabajos de Inteligencia. Lo preocupante es que esa labor de espionaje sea apoyada desde las entrañas mismas del gobierno mexicano. A esto se le llama traición.
Carlos Pascual se va no por la desconfianza de Felipe Calderón, sino porque ya cumplió su misión: influyó -para mal del país- en las decisiones de funcionarios de muy alto rango en gobierno federal; saboteó la labor del Ejército mexicano; privilegió con información a la Armada de México para provocar roces con la Secretaría de la Defensa Nacional; tildó de ”grises” a los aspirantes presidenciales del PAN, lo cual, sin duda es cierto, y obligó a Calderón a proponer a su partido un candidato externo; también aplanó para el PRI buena parte del camino que conduce a Los Pinos y comenzó a poner la alfombra roja para Enrique Peña Nieto.
El eficiente procónsul de Washington, tan bien informado, no pudo detectar, sin embargo, el trasiego ilegal de armas hacia territorio mexicano, ordenado e implementado por su gobierno; en cambio –se infiere- cabildeó lo necesario para que la administración calderonista asegurara que ella había solicitado los sobrevuelos de aviones estadounidenses no tripulados.
En síntesis: Pascual se va, no por el enojo de Calderón, sino porque ya cumplió su misión. El procónsul se acreditó la victoria. El presidente Calderón cargó con la derrota.
¿Pero qué importa perder frente a los padrinos? ¿Qué tal si mediante acciones cada vez más entreguistas se logra que el establishment decida la permanencia del PAN en la residencia oficial de Los Pinos, que es más cómoda y confortable que Palacio Nacional?
Ley Lozano.
Pascual se va, pero sus obedientes colaboradores –por no decir subordinados- seguirán operando para llevar a México al caos, a esa situación de “estado fallido” que necesitan evocar la Casa Blanca, el Capitolio y Wall Street para intervenir militarmente en nuestro país.
El diplomático de origen cubano deja muy bien controlados los hilos del circo, de la maroma y del teatro. Procedamos a explicarnos:
El cuento del estado de México es -valga el pleonasmo- ficticio: Es cierto que el PAN y el PRD llegaron a un acuerdo cupular “contra” el PRI. Pero también lo es que ese mismo PAN está aliado al PRI para aprobar dos reformas que serán letales para el pueblo de México: la reforma hacendaria, conocida como Ley Beltrones, y la reforma laboral priista, que es una copia, corregida y aumentada, de la iniciativa del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón.
Dicho de otra manera: continúa la colusión PAN-PRI, o PRI-PAN, para que nadie se sienta ofendido. El PRD lo que hace es legitimar esa acción concertada. Las prerrogativas contempladas por nuestra legislación electoral, y los privilegios obtenidos en las distintas esferas de gobierno –federal, estatal y municipal- justifican, ante un sector influyente de la dirigencia del sol azteca, el servir de comparsas. Vivir fuera del presupuesto, como diría un clásico, es vivir en el error.
En conclusión: México se encamina hacia el proceso electoral del 2012. Antes, está la elección del 3 de julio próximo, en el estado de México. Esta entidad, con más de 10 millones de personas inscritas en el padrón electoral, verá operar, nuevamente, a su máxima capacidad, al poderoso y oscuro Grupo Atlacomulco. Será el ensayo de la elección federal del año próximo.
A nivel legislativo, PRI y PAN, o PAN y PRI, tratarán de aprobar la Ley Beltrones y la versión corregida y aumentada de la Ley Lozano.
La Ley Beltrones apunta a cobrar más impuestos a las clases populares y a la clase media. Eso de que va a devolver el 3% de IVA es una trampa, un verdadero asalto en despoblado. ¿Por qué? Porque supone que los beneficiarios de las deducciones compren en las grandes tiendas de autoservicio o departamentales, o en las llamadas tiendas de conveniencia, que son las que están abiertas las 24 horas, y cuyas franquicias extranjeras han obligado al cierre de una cantidad importante de misceláneas y tiendas de abarrotes.
Comprar en los grandes establecimientos conlleva, de entrada, pagar precios más caros; sus clientes -por ejemplo- son los que pagan sus campañas de publicidad permanentes. Beltrones y Cía. lo que quieren es obligar a los que menos tienen a que incrementen, todavía más, las utilidades de estas empresas, en su mayoría transnacionales.
Otro dato: la Ley Beltrones aplicaría el IVA a la mayoría de los productos alimenticios, lo cual está a tono con lo que declaró el presidente Felipe Calderón en Monterrey, el pasado jueves 24 de marzo, en el sentido de que él siempre ha estado a favor de los impuestos al consumo.
Beltrones y Cía. quieren castigar a los que menos tienen, a cambio de seguir permitiendo que las grandes empresas dejen de pagar al fisco más de 500 mil millones de pesos al año, gracias a los regímenes especiales de tributación. Esta política hacendaria, cabe la aclaración, es la que se dedicó a impulsar durante su gestión el embajador Carlos Pascual.
Lozano y Cía., por su parte, empujan la reforma laboral para legalizar el outsourcing, es decir, la contratación de personal por intermediarios, a los cuales no se les exige ningún tipo de solvencia económica y moral, y que, por lo tanto, no dan garantía alguna a empleados y trabajadores. Esta iniciativa, que seguramente será aprobada antes de que termine el actual período ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, el próximo 30 de abril, facilita el despido injustificado de trabajadores sin tener que pagar las indemnizaciones de ley.
La Ley PRI-Lozano limita el pago de salarios caídos a un año, a pesar de que los juicios laborales suelen extenderse a cuatro o más años; da manga ancha a la flexibilización laboral, mediante los contratos a prueba o por temporada, y precariza la mano de obra mexicana, a través del siguiente mecanismo: “te pago tanto. Si aceptas, adelante. Si te parece muy poco, no importa, En la fila hay mucha gente, Ya habrá quien acepte este sueldo por necesidad”.
¿Cuándo llegó la propuesta PRI-Lozano al Congreso de la Unión? Un día después de la reunión que tuvo el nuevo líder del PRI con el presidente Felipe Calderón. En conclusión: Calderón, Beltrones y Cía., así como Carlos Pascual, trabajan para los mismos intereses. ¿Qué ha pasado entre ellos? Lo que sucede en cualquier actividad humana, sea lícita o no: que en ocasiones los mandos medios se pelean entre sí por envidias, o por intereses personales.
Carlos Pascual se va. Su jefa, Hillary Clinton, ya declaró que está muy agradecida con él. Tanto la Secretaria de Estado como el mismo presidente Obama le reconocen su labor. Pascual cumplió. Los que fallaron fueron los funcionarios mexicanos de más alto nivel que lo dejaron cogobernar. Ellos tienen tanta o más responsabilidad que el embajador saliente. No hay más.
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