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“El valor de la idea estará en su ejecución”.
John Pulitzer
Bajo el clima de las próximas elecciones en el Estado de México y los preparativos para la carrera presidencial de 2012, la que extraoficialmente ya comenzó, los partidos políticos y muchos políticos partidos, ya están enfrascados, como es la costumbre y el estilo mexicano post-revolucionario, en dimes y diretes, patadas en las espinillas, piquetes de ojos, manitas de puerco, albures, calambures y retruécanos, denuestos, descalificaciones, prometiendo cuanto pueden, haciéndose los chulos, simpáticos y carismáticos para “ganar votos” entre una población que ya está hasta la progenitora de este teatro tan costoso y de estos shows mediáticos que sólo sirven para repartir puestos, poder y dinero a los ganadores de siempre: partidos, televisoras, empresarios de la publicidad, grupos de poder, etcétera.
El que de plano no tiene vergüenza y es de un cinismo que asquea, es el actual secretario del Trabajo, don Javier Lozano Alarcón, quien se considera “el bueno, el mejor gallo panista” para la grande, cuando el blanquiazul ha demostrado, a través de sus muchachitos Fox y Calderón, que no tienen ni la más remota aptitud, y mucho menos idea para gobernar a la nación; esto es, que los panuchos ya deben hacerse a un lado y ni siquiera contender por cargos en los que casi han acabado con México. ¡Que desfachatez de Lozano de aspirar a la presidencia! Él que es una especie macabra e híbrida de cardenal Richelieu, porro universitario, mocho hipócrita y dictadorzuelo bananero. Y es que si observamos al “partido del cambio” (según ellos), Acción Nacional tiene una caballada tan flaca, anoréxica y bulímica que más bien está en franca agonía.
La Poliantea
Somos un país muy católico hasta las cachas y sin embargo utilizamos la Semana Santa para echar relajo, lanzarnos a los lugares de asueto con una locura más febril que la de los lemings, a sabiendas que no hay suficiente dinero, ni trabajo, de que los prestadores de servicios abusan de la ocasión con los precios, de que no hay lugares suficientes de reposo y mil problemas más; al final de esta historia circular, las casas de préstamos, el montepío y el agio legalizado terminan atendiendo a enormes filas de turistas cansados, quemados, desgastados y resignados. ¿Así se debe festejar el acto de amor y sacrificio de Jesucristo?
Yo, como buen ruquito, he logrado tramitar mi credencial de “adulto mayor” para recibir los beneficios que este plástico conlleva, sin embargo, cada vez que ingreso al metro, los y las personas encargadas de la seguridad (vulgo policías) apostados en torniquetes y puertas de acceso a los andenes, casi me tratan como si me estuvieran haciendo el favor de permitirme el paso, no obstante que les muestro mi credencial de vetarrillo y les saludo con toda la amabilidad de la que puedo ser capaz. Muchos de ellos hasta se sienten verdaderos cancerberos que nos echan unas miradas de “pásale anciano, ya que”, ignorando estos guardianes del orden que todos los bejucos y vetarritas hemos pagado, y de sobra, con nuestros impuestos y años de trabajo este dizque derecho que “nos concede (¡ai si tu, que concededor!) el gobierno en sus niveles federal y local.
La violencia sigue dentro y fuera de los estadios de fútbol, en donde hordas de patanes y macuarros enajenados aprovechan la ocasión para dar rienda suelta a sus instintos animales, esta vez fue al término de los encuentros entre chivas y cementeros de la Primera División y en el de Irapuato contra León en la ciudad de las fresas. Lo más chistoso del asunto es que las televisoras, quienes primero promueven “las pasiones por los colores de cada equipo”, se la pasan lavándose las manos y lamentándose por estos hechos reprobables y nefastos. ¡Ah, el eterno doble discurso y la doble moral de los medios!
En esta ocasión ilustramos nuestra columna con trabajos de la artista plástica rusa Helena Dudinov.
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