La metamorfósis partidaria
HÉCTOR TENORIO
La izquierda mexicana ha quedado marginada del escenario político. Se fue diluyendo al mismo tiempo que iba consolidándose el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Su metamorfosis lo llevó a ser una segunda versión del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que tanto criticó.
Éste a su vez sufrió mutaciones bajo la presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), perdió su carácter nacional revolucionario y aplicó políticas económicas que proponía el Partido Acción Nacional (PAN). Por su parte, los panistas utilizaron métodos autoritarios igual que los priistas.
La pérdida de identidad de la clase política debe insertarse en la globalización que nos agobia y nos ahoga. No obstante, ningún partido político parece criticarla como si no existiera. Incluso asumieron las reformas impuestas por la globalización hasta establecer un estado supranacional dentro del estado nacional.
Bajo esta perspectiva kafkiana, hay que entender el proceso electoral del 2012. Por un lado, podríamos decir que existe un bloque conformado por dos versiones del priismo: En primer término, Enrique Peña Nieto y en segundo Andrés Manuel López Obrador. Su contraparte sería la conservadora panista Josefina Vázquez Mota. Sin embargo, desde la lupa de la economía, se ve un bloque conformado por los institutos políticos afines al neoliberalismo: PRI-PAN que estarían en contra del populismo o echeverrismo tardío que representan el Sol Azteca y sus aliados, los ex priistas resentidos.
Sólo así podemos entender que el ex presidente Vicente Fox asegure que López Obrador esté siendo inflado artificialmente y pida cerrar filas en torno a Peña Nieto. Además que el ex presidente nacional blanquiazul Manuel Espino reconozca la cercanía ideológica entre el PRI y el PAN. No se debe olvidar el apoyo de los gobernadores priistas a los azules en 2006 e incluso en la toma de protesta de Felipe Calderón Hinojosa en el Congreso de la Unión.
Aunque esto no signifique que todos los panistas apoyarán al tricolor, ya que Fox Quesada y Manuel Espino representan al Yunque, el ala extrema del panismo que ha sido marginada por el presidente de la República. Recordemos que Calderón Hinojosa nunca fue el candidato del foxismo. Por lo que la venganza pragmática de los calderonistas podría derivar en un respaldo a López Obrador, siempre y cuando se garantice que no habrá una cacería de brujas en el próximo sexenio. AMLO ha enviado señales de reconciliación al decir que nadie se tendría que exiliar. Estos reacomodos son una muestra que las élites del poder se fracturaron.
La resonancia de la fractura del tradicionalismo político permeó en la sociedad. Por lo mismo, Peña Nieto encontró su Waterloo en una universidad privada como la Universidad Iberoamericana, donde fue repudiado dando origen a un movimiento de masas que podría cerrarle el paso. De igual manera a Vázquez Mota en su Alma Máter le han recordado el genocidio cometido en estos seis años. Las clases altas y medias salieron a defender sus derechos, relegando a la Universidad Nacional de México (UNAM), quien históricamente jugaba ese papel de vanguardia. Las políticas neoliberales lograron que 53 universidades se unificaran en su contra.
Ahora falta que el movimiento estudiantil “#YoSoy132” se declare antiglobalifóbico y ataque la crisis de la globalización. No olvidemos que la fuerza de la protesta está en el desencanto del sector juvenil: hay cuatro millones de jóvenes que no tienen empleo de la población económicamente activa. De acuerdo con las cifras del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), la tasa de desempleo en el sector juvenil aumentó de 9 a 9.2 por ciento de enero a marzo del año en curso. Los estados más afectados por el desempleo juvenil son Estado de México, Distrito Federal, Veracruz, Jalisco y Oaxaca. Cabe mencionar que esta situación ha venido en aumento desde el año del 2008, tras desatarse la crisis económica.
La juventud mexicana tiene que darse cuenta que del movimiento “#YoSoy132” podría salir el próximo presidente de la República para el período 2018-2024; incluso, puede imponer un gabinete a los presidenciables. Es cuestión de sentido común y sobre todo de una visión del poder.
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