Lunes, 16 de Septiembre de 2013 12:20 | 
Author: Lulú Figueroa | 
| Edición 309 |
Libres “por falta de méritos”
o equivocaciones judiciales
LULÚ FIGUEROA
CADA MAÑANA nos reunimos algunos periodistas en espacios del palacio de gobierno de Tamaulipas para intercambiar comentarios de corte noticioso.
Tema reciente son las incoherencias del sistema judicial mexicano respecto del encarcelamiento de personajes políticos, castrenses, de cuello blanco y narcotraficantes, que han salido campantemente por la puerta principal de los centros federales de Readaptación Social. Personajes que, si leemos su historial, dudamos mucho que los hayan dejado en libertad por blancas palomitas ya readaptadas.
Consterna comparar ese espectáculo con el mundo bizarro de los comics. Esa visión donde todo es al revés; donde el mayor héroe es el más grande traidor y, el zoológico, es el lugar donde los animales observan a las personas. Leandro Rodríguez en su artículo El Mundo Bizarro, resume peculiarmente lo que muchos mexicanos sabemos de sobra.
“En paralelo, vemos lo que hacen nuestros gobernantes en la política y un periodismo generando paradigmas y desviaciones, como si fueran normas de vida; no puedo creer que una sociedad se aproxime tanto a la fantasía, como si viviéramos en un mundo similar a los bizarros”.
Qué resentimiento tendrán los olvidados -no los de la gran producción cinematográfica de Luis Buñuel, retrato surrealista de la gente de los arrabales de los cuarentas del siglo XX de la Ciudad de México-; aquellos que purgan condenas por robarse un pan para llevárselo a sus hijos, u hombres y mujeres indígenas que son encarcelados por voluntad caciquil.
Joaquín Hernández Galicia.
En el “cubo terrenal” en que hemos convertido a nuestro país, generales del Ejército Mexicano son desarmados, arraigados y recluidos a los centros penitenciarios, y luego liberados. A un hermano de ex presidente no solamente se le excarcela y exonera de toda culpa delictiva, sino que hasta pretenden reactivarle sus cuentas bancarias y regresarle sus bienes congelados.
Ahora, un fallo judicial deja en libertad al narcotraficante Rafael Caro Quintero, que debería haber pagado una condena de 40 años de prisión.¿Lo dejarán trabajar en lo que sabe para ayudar a pagar la deuda externa?
Es un mundo bizarro, donde son usuales los errores en la integración de las averiguaciones previas, montajes prefabricados. Recuérdese el caso Florence Marie Louise Cassez, ciudadana francesa -mejor conocida por haber sido condenada a 60 años de prisión delitos de secuestro-, que causa diferencias diplomáticas, y que hoy disfruta su libertad como una celebridad del espectáculo.
Un caso especial, por la coyuntura política que derivó en turbulenta espiral económica, política y social que lleva más de tres décadas sobre las espaldas de los mexicanos, es el encarcelamiento de Joaquín La Quina Hernández Galicia.
Carmen Aristegui, reconocida periodista, entrevistó al ex presidente Miguel de la Madrid sobre ese líder petrolero. La reportera de La Jornada, Rosa Elvira Varga retoma el asunto el 15 de mayo de 2009 en ese diario. De la Madrid asegura que aquella acción obedeció a una represalia del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
“Cuando el Ejército detuvo a Joaquín Hernández Galicia, el 10 de enero de 1989, por posesión de armas, el líder petrolero pagaba no sólo por ese ilícito. El nuevo gobierno también le cobraba haber apoyado la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas y auspiciado la publicación de un pasquín donde se aseguraba que, siendo niños, Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl asesinaron a una sirvienta”.
Sin orden de aprehensión, hace más 24 años se allanó la casa de Hernández Galicia, previo bazucazo que derrumbó el portón de entrada, para luego sembrar en su domicilio de ciudad Madero, Tamaulipas armas y el cadáver de un agente del Ministerio Público.
Florence Cassez.
Hernández Galicia salió libre el 16 de diciembre de 1997 bajo los términos de "libertad preparatoria", lo que implica que estará bajo control de la autoridad judicial.
Hernández Galicia recuerda: “Me acusaron de todo menos de ratero. Es que en esos tiempos jamás permitimos a extranjeros laborar en Pemex. Esa fue la razón por la que me llevaron a prisión bajo el pretexto de contar con armas exclusivas del Ejército, y hasta del muertito de Ciudad Juárez que arrojaron a mi casa. Me sacrificaron para hundir al sindicato que, pese a algunos defectos, antes era más valiente y apegado a la ley, así como incondicional del PRI, pero no sumisos ni gatos del Gobierno”.
Inquieta sobremanera el sistema judicial mexicano, su actuación dependiente a los intereses de los grupos de presión, llámese cárteles, iglesia, sindicatos, partidos políticos y corporativos empresariales tanto nacional como extranjero.
Sube la marea de inconformidad de millones de mexicanos que palpan la falta de justicia en el caso de familiares desaparecidos, muertos, encarcelados, secuestrados o de familiares que perdieron su vivienda, trabajo, mientras asesinos, secuestradores, estafadores, ladrones del erario público, hermanos incómodos, narcotraficantes son exonerados por errores de integración de expedientes o de competencia federal o estatal.
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