Apunte
De la tal perspectiva
Jorge Guillermo Cano
HAY, POR SUPUESTO,excepciones a la regla: viejos obcecados y de juicio liviano, así como jóvenes reflexivos y analíticos. Por lo demás, es claro que el medio en que vivimos, regido por “las leyes del libre mercado”, la competencia egoísta, el abuso y la inequidad, es muy poco propicio al sentido de la proporción.
La perspectiva es tan útil en los asuntos terrenales como en los de fondo; sirve para imaginar desenlaces que la inmediatez no percibe y precaverse, dado el caso, de las consecuencias. La experiencia, que es fuente central de la perspectiva, nutre el juicio y permite establecer correlatos que escapan a la insensatez.
Sin solución de continuidad
Lo anterior viene a cuento porque la perspectiva indica que, sin la intervención de eventos radicales, las cosas no cambiarán sustancialmente en México; que la democracia seguirá transitando los caminos de la formalidad; que la corrupción, si acaso, simplemente modificará prácticas y estilos; que la simulación continuará siendo el común denominador.
El riesgo evidente es que las transformaciones que tengan como eje principal el interés general, y no el privado, pueden seguir esperando.
Se puede, desde luego, pensar en los paliativos, con la lógica del clientelismo, que viene bien a casi todos, por no decir todos, los partidos y movimientos en México.
Como sea, y a riesgo de parecer pesimistas a ultranza, todo indica que muchos problemas no tendrán solución de continuidad, por la sencilla razón de que sus matrices son muy poderosas y el modelo que se propone no atenta contra las bases del sistema.
Las cosas en su lugar
A otros temas ni tan lejos: la dignidad periodística tiene muchos enemigos, lo mismo en la oficialidad y el clientelismo epígono que en las calles y en la percepción social.
La mercadotecnia, hemos dicho y repetido, está sobre la función social; las empresas imponen sus criterios y dejan escaso lugar al periodismo como tal.
Bien se haría, en principio, en pagar lo suficiente y dar las prestaciones de ley a los periodistas cuyos servicios se requiere.
No es la Panacea, es cierto, pero sería un punto de arranque esencial para la dignificación de un gremio cuya función cada vez es más peligrosa y expuesta a las desviaciones que propicia la necesidad.
Bisnes ar bisnes
No fueron las concesiones, las conocidas y las que se sabrán, que el gobierno mexicano hizo a Trump, lo que motivó la suspensión de los atrabiliarios aranceles trumpistas, sino los intereses en juego, de Estados Unidos, principalmente.
El hecho es que, de haberse cumplido la amenaza del especulador, evidentemente arbitraria, y hasta ilegal, pues el TLCAN sigue vigente hasta que no se apruebe la nueva versión en curso (que es casi lo mismo) habría afectado a numerosos negocios estadounidenses y golpeado seriamente su economía, particularmente en su zona fronteriza, pues es de sobra conocido su dependencia del consumo mexicano.
La principal oposición, que dio lugar a la cancelación del exabrupto trumpiano, estaba allá y fue la razón principal. En estricto, México no tenía que hacer gran cosa, pues la cámara y el senado del vecino país lo impediría.
Negocios son negocios y punto.
Tercer país “seguro” ¿de qué?
Pero el gobierno de AMLO, por una estrategia mal entendida o lo que sea, hizo concesiones cuyo impacto se está viendo. De entrada, ya de manera formal, Estados Unidos está regresando a México a solicitantes de asilo (en realidad tenía semanas haciéndolo, ante la permisibilidad mexicana) contrariando incluso la obligación de aquel país, plasmada en sus propias leyes.
De esa manera, se hace formal lo que era factual y México opera como un “tercer país seguro”, al servicio de Estados Unidos, lo que se venía diciendo que no iba a suceder, por más que Ebrard y AMLO hablen de “razones humanitarias”.
Según datos del propio gobierno mexicano, se ha recibido a casi nueve mil migrantes que fueron devueltos y que esperan, en nuestra frontera norte, la fecha de sus audiencias de asilo en las cortes de Estados Unidos.
También, se impone a México un mayor endurecimiento (todavía más) para frenar a los migrantes de naciones que están en la miseria, entre otras razones (sin descargo de la gran responsabilidad de gobiernos ineptos y corruptos) por la abusiva política económica de Estados Unidos y décadas de explotación.
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