PANDEMIA ELECTORAL
Enrique Pastor Cruz Carranza
“La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernandos mejor de lo que nos merecemos “
-George Bernard Shaw.
En los umbrales de concluir sus hojas del calendario del 2020, marcado por el COVID-19 y toda la secuela generada en el entorno global, arrastrando crecientes cifras de fallecimientos, la carrera contra reloj para encontrar la vacuna certera que doblegue al virus y permita reconfigurar nuestras costumbres a un nuevo modelo de vida y actividades posteriores a este trance, la vida sigue y los plazos para la disputa del poder político no se detienen, lo vemos en los hechos actuales en los Estados Unidos, donde afloran muchas causas y efectos verdaderamente nunca imaginados.
NUESTRO calendario electoral en México trae como característica una serie de circunstancias, donde las promesas de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador —a poco más de dos años—, entraran a la dinámica ineludible de las evaluaciones en todos los sectores económicos, sociales, culturales étnicos y políticos para tener la calificación en las urnas y saber hasta donde para lograr consolidar una mayoría parlamentaria realmente comprometida con la Cuarta Trasformación, siendo importante no apostar todas las fichas al Partido MORENA, el cual se encuentra secuestrado en muchas plazas por intrusos y trásfugas, favorecidos en la ola del hartazgo contra la corrupción y sus alardes de aquel “Pacto por México” quienes convirtieron el colofón el neoliberalismo, en la más gran traición a la patria con la denominada Reforma Energética y la danza de chantajes, extorsiones y aseguramiento de gubernaturas, diputaciones y presidencias municipales bien cotizadas a cambio de sus prostituidos votos.
Diferentes escenarios
Los escenarios ya no serán iguales al 2018, pues el nombre del ejecutivo federal no estará en las boletas, para arriar en la inercia tantos desprestigios, cuotas de caciques y vividores del erario quienes soñaban ser parte de la inercia obligada por compromisos o acuerdos inconfesables, los tristemente célebres “candidatos oficiales del presidente”.
Los casi 95 millones de ciudadanos en posibilidad de votar en toda la nación, tendrán un interesante menú de opciones, con el antecedente reciente a que su sufragio será efectivo y que los delitos electorales, sean coacción, compra, suplantación, ratón loco, tamales de boletas, cambio de actas o robo del voto, están gravemente tipificados siendo la privación de la libertad —sin derecho a fianzas— el destino de operadores de todo intento de fraude electoral; sean del partido que sean.
Para tirar por los suelos todas esas teorías de nuevas simulaciones, las elecciones en Hidalgo y Coahuila, los que esperaban volver a ganar sin hacer campañas ni menos compromisos, por las simples siglas secuestradas como en 2018, se llevaron un palmo en la cara, pues se respetó el sufragio y los vencedores fueron quienes lograron limpiamente ganar.
El 6 de junio del 2021 estarán en disputa 300 diputaciones federales de mayoría relativa y los votos decidirán los porcentajes a las 200 de representación proporcional.
En los 15 Estados que cambiaran gobernaturas los partidos que las tienen en sus activos, trataran de evitar perder, mientras en muchos casos, la batalla fratricida entre anteriores aliados convertidos en opositores, la lucha por arrebatar o recuperar las plazas perdidas en las negociaciones que denunció el ex director de PEMEX Emilio Lozoya Austin, cuando sin haberse realizado el ejercicio cívico, ya se tenia los cargos en la bolsa, sobre todo gobernadores de alianzas del PAN-MC en amagos separatistas para tratar e crear condiciones de acuerdos como en la época dorada del neoliberalismo.
El PRI tratara de retener las ocho que tiene en juego siendo Colima de grupos poderosos, Guerrero en la mira de conservar la plaza en manos de los Ruiz Massieu, San Luis Potosí tierra del mítico Gonzalo N. Santos, Sinaloa con gobiernos muy polémicos desde Antonio Toledo Corro, siguiendo por Francisco Labastida y terminando por el único Mario López Valdez, Sonora totalmente de Manlio Fabio, Tlaxcala de Beatriz Paredes, Zacatecas donde Ricardo Monreal maneja las alternancias fuera de las cuotas de la CTM y Campeche, esta última tierra del líder nacional del PRI Alejandro Moreno Cárdenas.
Acción Nacional refrendar su dominio en Baja California Sur sin liderazgos destacados, Chihuahua en manos del belicoso sofista separatista Javier Corral Jurado, Nayarit donde Antonio Echevarría quiere más familiares en el cargo y Querétaro de Francisco Domínguez y la familia Calzada Urquiza- Rovira no les preocupa mantener las alternancia del PRIAN libres de ser cuota de los consentidos limitados del desaparecido Fidel Velázquez Sánchez.
El PRD solamente tiene en su poder Michoacán y el poder de Cuauhtémoc Cárdenas parece caduco.
Nuevo León estará al alcance de quienes postulen su mejor carta, mientras MORENA en Baja California tendrá la prueba de fuego, después de las argucias del gobernador Jaime Bonilla, electo por dos años, pero ambicioso en prorrogar fuera de la ley su mandato.
Serán 21, 368 cargos para definirse en 161,000 casillas para también definir 30 Congresos Locales 1,926 ayuntamientos.
¿Y la pandemia?
Al margen de como nos encontremos en el desarrollo de la pandemia y la posibilidad de haber logrado las vacunas, para esa cita, la batalla por las candidaturas es encarnizada, el intento de asegurar resultados sin legalidad o exigir esa garantía como pago a supuestos actos de acompañamiento o de lucha, no están logrando el objetivo, pues —insistiré—, ya no existen candidatos oficiales.
No deberá sorprender abiertas traiciones, reproches, decepciones de quienes entraran huérfanos a las contiendas y deberán enfrentar el juicio directo del pueblo sabio e inteligente, convencido será el quienes decidan quienes gobiernan y los enviados al cesto de la derrota.
Contra el sufragio efectivo, no hay vacunación para preservar cotos a caciques, inercias, elecciones fraudulentas o de Estado.
¡Lo mejor está por venir!
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