Ha partido a la eternidad
don Fausto Fernández Ponte
MOURIS SALLOUM GEORGE
“Los hombres grandes se van, pero se eternizan
a través de sus obras”.
José Valencia
El tiempo y una enfermedad crónica han hecho que un grande del periodismo mexicano de nuestro tiempo, rinda el inevitable tributo a la madre tierra dejando un hueco imposible de llenar. Se podría decir tanto del periodista que siempre estuvo en la trinchera de esta noble y difícil profesión, y sin embargo nos quedaríamos cortos. Todas las voces y todas las concepciones periodísticas han dejado escuchar su pésame, rindiendo un merecido como insuficiente homenaje a quien hizo de su ejercicio en los medios una entrega total, más allá de la búsqueda de los beneficios materiales y los lauros.
Siempre mantuvo una verticalidad admirable en su línea periodística de profundo sentido humano y una honestidad a toda prueba, pues supo vivir el periodismo y no sólo del periodismo, durante su larga y fructífera vida, la que si bien hoy ha llegado a su fin terrenal, queda la vasta herencia, la gran escuela y su rico acervo a favor de todas las generaciones de México y del mundo, ese mundo que él supo captar con acierto, de ese tiempo que él supo aprovechar para cumplir su misión de vida, y que como dijera Heriberto Frías, lo hizo el maestro y guía de nuevas huestes de informadores, periodistas y comunicadores. Sus compromisos siempre fueron claros y los cumplió al pie de la letra: dignidad, responsabilidad, crítica constructiva, transmisión de conocimiento, honradez, decisión y lealtad a su patria, a su gente, a su tiempo.
El maestro Fausto Fernández Ponte, originario de Coatzacoalcos, Veracruz (1936), ejerció durante medio siglo un oficio difícil, complejo, apasionante, peligroso y de muchos retos; su biografía es extensa como brillante, su currículum es, datos aparte, un breviario de una vida rica en experiencias, aportaciones y enseñanzas para viejos y nuevos periodistas, es la carta presentación de un hombre culto, genial, caballeroso, recto, de convicciones, solidario, crítico ante la injusticia y lo que no funciona, y con ese toque de genialidad que sólo tienen los grandes que desde la adolescencia ya saben lo que quieren y hacia donde van.
Don Fausto parecía intelecto renacentista, pues desde los dieciséis años hizo su primer periodiquito escolar (La Voz del Estudiante) y lo mismo fue cronista que reportero, traductor, estudiante de derecho por la Universidad Veracruzana, estudiante becado de periodismo y de historia en la Universidad de Minnesota, corresponsal de guerra (en Angola, Vietnam, El Salvador, Eritrea y Etiopía), catedrático de periodismo en la Universidad Iberoamericana, de literatura iberoamericana en la Universidad Estatal de Florida, director de operaciones internacionales en Notimex, conferencista, analista político, de geopolítica y colaborador de cientos de medios nacionales y extranjeros, además de editor de sus propios medios como: Política de Xalapa, El Maderense de Tamaulipas, El Lancero, El Flechador, Zona Centro, Zona Sur, La Raza, El Grito de los Derechos Humanos y El Grito del Pueblo, entre otros.
Quienes le conocimos en el Club de Periodistas de México, disfrutamos de su alegre cordialidad, su gran don de gentes y la casi infantil franqueza con que se desenvolvía en esta organización a la que tanto amó y por la que tanto luchó al lado de otros grandes que conforman hoy el panteón de los periodistas-periodistas. Entre sus incontables colaboraciones, muchísimas de ellas, de sus célebres “Asimetrías”, para “Voces del Periodista”, son ya parte esencial de su presencia en tantos medios como: La Opinión de Minatitlán, LaCrosse Tribune de Wisconsin, The Philadelphia Enquirer, Prensa Independiente Mexicana, Diario Tabloide, Diario de Sotavento, el antiguo Diario Zócalo, El Financiero, Excélsior, la agencia argentina Latin-Reuters, etc. Fue un verdadero maestro en el manejo de los géneros y de las fuentes periodísticas, pues lo mismo hacía crónica que reportaje, editorial, columna o entrevista (entre estas figuran las realizadas a figuras como Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Pierre Trudeau, Indira Gandhi o Bill Clinton y muchos más) y escribía con autoridad sobre deportes, política, cultura y economía.
Vaya pues, este pequeño pero muy sentido homenaje a nuestro maestro y compañero de lides, quien con su ejemplo y su trayectoria profesionales, ha dejado una huella profunda, una marca de fuego en el periodismo mexicano e internacional, que sin duda alguna irá recibiendo el merecido reconocimiento que se ganó a pulso dentro del gremio y que México, más temprano que tarde sabrá colocarlo en el sitial que le ha valido su paso por nuestra historia y de la del oficio que convirtió su pasión. Descanse en paz y la luz eterna el maestro Fausto Fernández Ponte, gloria de Veracruz y de México.
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