De leyes y… creencias
(¿Hasta dónde cada cuál?)
Aunque pudiera parecer algo que tuvo lugar hace más de un siglo, el conflicto entre la ley civil y las creencias religiosas, sigue vigente en esta especie de país…
La irracionalidad que campea…
Valiéndoles gorro lo que diga la Constitución y, el no pequeño hecho de que esas leyes civiles (que además protegen la libertad religiosa), le costaron a los EUM miles de vidas en guerras bastante idiotas (¿puede haber alguna que supere en estulticia a las de motivo religioso?), entre ellas la llamada “cristera” o “cristiada” que tuvo lugar apenas en el primer cuarto del siglo pasado y, cuyos ecos todavía nos llegan, aunque muchos aún no se hayan enterado. O, no quieran enterarse…
En ella, los “cristeros”, en nombre de sacerdotes que ni siquiera eran mexicanos (ya que eran súbditos romanos jurados del soberano en turno del Vati ano), cometieron crímenes atroces en contra de todos aquellos que se atrevieron a pensar más allá del sermón retrógrado de algún ignorante cura de pueblo.
La pregunta que cualquiera se haría es: ¿Resulta válido el discurso de los ministros religiosos en contraposición a las leyes creadas por los civiles?
¿Un discurso que sigue enarbolando cuestiones obsoletas? ¿Qué aboga por la intolerancia? ¿Qué usurpa el derecho de la sociedad civil a evolucionar? Simplemente hay que leer la historia imparcial, en ella es evidente la influencia negativa de la iglesia romana en el desarrollo de México.
Ideas del siglo once
Viene al caso, precisamente porque aquí y ahora (¿cuando no?), en el Distrito Federal, estamos viendo un ejemplo de este intento prepotente de una iglesia, en contra del avance de la comprensión entre los seres humanos.
Una demostración de cuan viles y antinaturales pueden ser las “ideas” religiosas y, la creencia en general, cuando son manejadas por personas irresponsables (o vivales) que sólo tratan de llevar más agua a su molino, conservar sus privilegios, cuantiosas fortunas y doble (a veces triple), “moral”.
Secuelas del escándalo del infame sacerdote Marcel Massieu, el fundador de los “legionarios de cristo”, quien como es de dominio público, se dedicó alegremente al abuso de menores, a transgredir la “ley” católica del celibato y hacerse millonario con los donativos de los fieles (¡que raro!), mientras le decía a las mujeres que engañó que era “agente de la CIA”… a los adolescentes que violó, simplemente les dijo que tal asunto era: “voluntad de dios”. La pentontez es un don preciado por charlatanes, abusadores y ministros religiosos en general.
Y ahora van otra vez…
La homosexualidad ha acompañado a la humanidad desde los albores de nuestra especie, de hecho todos los mamíferos que viven juntos (léase manada, o su equivalente), la practican de manera habitual, sea como un gusto o como un símbolo de sumisión dentro de la comunidad.
Nuestros primos más directos, los chimpancés, son el epítome de esta práctica, la cual si la juzgamos por su permanencia entre los mamíferos, resultaría mucho más normal que, por ejemplo, el matrimonio (el cual resulta ser un invento ”reciente”), el cual los curas tienen prohibido ejercer, aunque en la práctica lo hagan, mientras que la homosexualidad suele ser una actividad habitual en seminarios y curatos… como es obvio en las asociaciones de personas del mismo sexo, como cuarteles y cárceles.
El asunto viene al caso por las declaraciones frenéticas y, fanáticas de dirigentes de la iglesia esa, como un miembro de la senectud clerical en Guadalajara, en contra de la validez de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Y, cualquiera con neuronas podría preguntarse: ¿qué le importa a este fulano? ¿Piensa casarse. O, será un caso de vil y abyecta envidia? Tal vez recuerdos agridulces del seminario. Y, a pesar de lo que diga por ahí algún colega ya gaga (más interesado en defender la ignorancia que a la inteligencia humana), el matrimonio, casar a la gente, no es prerrogativa de los curas, es una figura legal laica… y, la que tiene validez real para derechos, es la civil, no la forma religiosa, sea del culto que sea…
Somos una sociedad civil… laica.
Antes de rebuznar consignas con moralina medieval, debería recordarse que esta es una sociedad civil, laica y que, entre otras cosas protege la libertad de cultos y creencias…
Si se admite el aborto, la eutanasia o el matrimonio entre personas del mismo sexo, eso compete a las leyes civiles… no es una obligación y, ni siquiera una invitación, a quien no esté de acuerdo; es un derecho amparado por la Constitución. Quien no esté de acuerdo a causa de sus creencias, puede libremente (amparado por la misma Constitución), ir al templo de su preferencia a rezar por el alma de los impíos, se lo agradeceremos en lo que vale.
Lo que no puede hacerse y, también de acuerdo con la ley es; divulgar impunemente la ignorancia. La verdad eso es lo que menos necesitamos…
Es preocupante que tantos jóvenes ingresen al Ejército, mientras disminuye el ingreso a las escuelas, en especial a las de enseñanza superior.
Esta especie de país, necesita gente preparada e informada, no un mayor número de soldados.
Y, lo digo con el orgullo de haber servido en el Ejército de mi Patria.
Cosa que, la mayoría de los criticones moralistas, no hicieron, ni siquiera en el Servicio Militar Obligatorio…
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