Martes, 29 de Marzo de 2011 15:35 | 
Author: CARLOS RAMÃREZ HERNÃNDEZ | 
| Edición 255 |
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Y el di no a las
drogas, ¿cuándo?
CARLOS RAMÃREZ HERNÃNDEZ
El verdadero enemigo de la sociedad no es el narcotráfico o la violencia derivada de la lucha contra los cárteles. El problema más serio, el verdadero daño colateral de la guerra contra las mafias de la droga se localiza en el aumento del consumo interno de drogas.
En el periodo comprendido de 1993 al 2008, el consumo de drogas ilegales en México ha aumentado de 3.9 por ciento de la población a 5.7 por ciento, un incremento aproximado de 46 por ciento.
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A pesar de las cifras oficiales, la polÃtica gubernamental contra el narcotráfico se centra en el combate contra las mafias. Sin embargo, de acuerdo con estudios de la SecretarÃa de Salud del gobierno federal, el aumento en el consumo interno de drogas se basa en la disponibilidad-oportunidad para acceder a las drogas.
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Hasta ahora ha resultado eficaz la polÃtica de di no a los narcotraficantes, pero no aparece por ningún lado, ni siquiera en los gobiernos de oposición, alguna campaña dirigida a adolescentes, jóvenes y ciudadanos adultos para advertirles el peligro del consumo de drogas. Peor aún, parece haber calado más en el ánimo social la propuesta de algunos intelectuales de legalizar las drogas como forma de terminar con la violencia derivada del tráfico, aunque con el costo -como ocurrió con la crisis de la prohibición de las drogas en los años veinte en los EU- de aumentar el consumo de alcohol hasta convertirlo en un problema de gravedad.
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Los medios se han convertido en bocinas del pánico social provocado por la violencia en la lucha contra las bandas del narcotráfico. La contabilidad de muertos en esa batalla contra las mafias criminales ha llegado a 30 mil, pero ningún medio de comunicación se ha referido seriamente al verdadero daño colateral del narcotráfico: el aumento en el consumo.
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Cifras oficiales sitúan en 6.2 millones de mexicanos el número de adictos. En las últimas campañas legislativas en el DF y otras plazas calientes del narco, la petición social más reiterada no es la de los faros de saber -casas de cultura para colonias populares- sino centros de atención médica para adictos.
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La grave deficiencia de la estrategia de lucha contra el crimen organizado vinculado al narcotráfico es precisamente el dejar abierta la puerta al consumo local de drogas.
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El problema es serio porque se combate a los delincuentes responsables de la siembra, producción y trasiego de droga, pero se han dejado descuidadas las zonas de distribución interna de droga.
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Las encuestas gubernamentales revelan que el aumento en el consumo interno tiene que ver con tres elementos del tráfico interno de droga: disponibilidad, oportunidad y regalo. Los narcos han encontrado un gran mercado en el consumo interno de drogas ilÃcitas. Y el camino es el de regalar droga a adolescentes y jóvenes para hacerlos adictos.
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Hasta ahora ha tenido buenos resultado la estrategia de combate a los narcos, pero ha llegado la hora de mirar hacia el interior del paÃs y emprender una campaña educativa, de salud y polÃtica bajo el lema de di no a las drogas. En las escuelas circulan informaciones sobre los narcos muertos, pero en lugares cercanos les regalan droga a los niños y jóvenes para esclavizarlos a las drogas. Y ahÃ, en escuelas y lugares de diversión, debiera haber carteles con aquella eficaz frase de hace años: di no a las drogas.
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