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Un Gobierno de Coalición:
Un arma de doble filo y la componenda
tras el poder
¡Cuántos crímenes se cometen en nombre de la democracia y de la política! Y todo por detentar el poder, por asegurar el mando de toda una nación y su costoso aparato burocrático. Esto ha saltado a la palestra de los medios y la opinión pública nacional, en virtud de la sorda lucha que ya sostienen en lo oscurito y a la luz pública los líderes, personajes y partidos políticos del país. Tode ello en esa lucha sexenal que se ha venido agudizando y convirtiendo en algo más virulento que va de la ópera bufa a la agresión verbal entre los contendientes autocalificados para “aspirar a los más altos cargos del Estado mexicano”, (léase la Presidencia de la República).
Ahora bien, la reacción de los medios ha sido instantánea y variopinta respecto a la posibilidad y exigencia de intelectuales y personalidades de diverso medios del país, quienes pugnan y proponen la posibilidad de un gobierno de coalición bajo la figura de lo que llaman una democracia constitucional, que los más pragmáticos denominan una “democracia funcional”. Todo esto implica muchas cosas: Cambiar esquemas, instituciones, usos y costumbres políticas, especialmente cuando un sexenio desastroso está en los estertores y su efecto de onda parece tragarse a muchos y muchas en su adiós.
A primera vista, suena muy interesante y hasta prometedor el intento de un gobierno de coalición en donde diversas fuerzas políticas conformen un frente común y una vanguardia de cambio estructural total, sin embargo, como todo en este país, parece que tiene su gato encerrado, pues tras bambalinas hay una fuerte batalla por la sucesión en el poder máximo de la nación en donde unos quieren continuar con el timón en las manos, mientras que otros ansían tomar la estafeta aprovechando la crisis nacional y hasta la internacional ofreciendo cambios, reestructuraciones, nuevos modelos. Nosotros creemos que finalmente es una mera lucha por el poder mismo, así de simple, y no la posibilidad de cambiar todas las cosas que no funcionan en esta nación. La ruidosa propuesta de “¡coalición ya!”, ofrece muchas aristas, implica muchos retos y requiere de grandes acciones, lo cual no se ve nada claro en orden en convertirla en una realidad congruente, funcional y efectiva.
Seguimos pensando que ante las aparentes buenas intenciones de la propuesta hay infinidad de curvas, recovecos, fosos y trampas a salvar, pues quienes luchan por alcanzar el gobierno de México están más interesados en los jugosos premios que da el poder que sacar adelante a la patria.
Un gobierno de coalición nos parece más utopía que posibilidad, pues entre los aspirantes hay intereses tan disímbolos e ideologías tan diametralmente opuestas como tratar de revolver el agua con el aceite.
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