APUNTE JORGE GUILLERMO CANO
¿Quo vadis, México?
TODO RELEVO GENERA EXPECTATIVAS, de uno u otro signo; esperanzas en unos, decepción anunciada en otros; rechazo anticipado en los opositores y apoyo acrítico en interesados y adherentes no gratuitos; motivo de protesta para los derrotados, como haya sido, y de festejo para los victoriosos.
En todos los casos se esgrimen razones, la mayoría de parte, juicios de valor desde la identidad partidaria, grupal o facciosa, y se defienden tanto con prudencia precavida como violencia irracional.
También están las experiencias, los orígenes, las dinámicas que llevaron a unos a la victoria y a otros a la derrota; indicadores de su actuación y elementos de relieve para fundar una opinión desprejuiciada.
Pero los atisbos de verdad, así sea relativa, no agradan a las clientelas de la partidocracia, toda, etiquetas aparte.
Las señales no son buenas
En ese orden de ideas lo menos que se puede decir es que con Enrique Peña Nieto y sus compañías, sus grupos de apoyo de Atlacomulco a Hidalgo (casi de manera concéntrica y colonial, según se ve) es poco lo que se puede adelantar como bueno a priori.
La presidencia de EPN fue anunciada con mucha antelación, mayor a las que acostumbraba el priato en sus épocas del unilateralismo sin disputa; sus actores y promotores iniciaron y permanecieron. El desenlace evidente, así las cosas, son las cuotas de poder.
EPN se miró, prácticamente desde hace seis años, como el anunciado y la protección recibida en el estado de México contribuyó en gran medida a su permanencia en el imaginario colectivo.
Pero el triunfo de EPN, siendo claro, no tuvo la contundencia esperada; el peso de las inercias que, sumadas a la promoción conocida, se expresó el día de las elecciones, no ha sido debidamente dimensionado.
Inconformidad y excesos
El vandalismo del sábado primero de diciembre pasado tiene otros referentes, pero no hay duda de que la inconformidad de amplios sectores de la población seguirá alimentando el rechazo político a Peña Nieto.
De lo que se haga efectivamente para el mejoramiento (relativo) de las condiciones de vida de la población, dependerá el crecimiento o disminución de esa inconformidad y sus expresiones radicales.
Lo que encuentra EPN no requiere de mayor abundamiento: una brutal desigualdad y concentración de la riqueza; aumento de la pobreza extrema; corrupción desatada; inseguridad rampante; incapacidad e inoperancia, en la práctica, del sistema de salud; escasas posibilidades de trabajo y mal remuneradas; una clase empresarial leonina; bancos agiotistas y un largo etcétera que llenaría la revista, sin exagerar.
Las trece intenciones
Luego del comedido sainete en San Lázaro, donde la oposición (asumiendo que lo sea) no fue capaz de inquietar el formulario (en la calle era otra historia) Peña Nieto dio a conocer sus ya famosos trece primeros compromisos, decisiones y acciones. A saber:
La creación del Programa Nacional de Prevención del Delito; el desistimiento de la controversia constitucional sobre la Ley General de Víctimas; la iniciativa de reforma constitucional para contar con un solo Código Penal y otro de Procedimientos Penales; la Cruzada Nacional Contra el Hambre; la creación del Programa de Seguro de Vida para Jefas de Familia y la ampliación del programa federal 70 y más.
Además: la presentación de una iniciativa para reformar el artículo tercero constitucional, que contemple la creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa; acelerar la propuesta del Programa Nacional de Infraestructura y Transporte 2012-2018; la construcción de tres rutas de tren; una iniciativa para reconocer en la Constitución el derecho de acceso a la Banda Ancha; otra de Ley Nacional de Responsabilidad Hacendaria y Deuda Pública y el envío del paquete Económico 2013 con cero déficit presupuestal.
La factibilidad de esas intenciones no ha sido explicada con la puntualidad que se requiere. Cuestión de tiempos, se dirá. Esperemos.
El pacto “por México”
Después, el dos de diciembre, en el castillo de Chapultepec, se firmó el llamado “Pacto por México”. Es inédito, dijo Peña Nieto, una “nueva etapa” de la vida democrática, momento “del encuentro y del acuerdo”.
Se juntaron ahí, no sin problemas al interior de sus partidos (con excepción del PRI, por supuesto) los dirigentes del PAN, PRD y PRI, para signar “cinco acuerdos esenciales para la vida nacional”:
Transformar a México en una sociedad de derechos; Fomentar el crecimiento económico, el empleo y la competitividad; Lograr la seguridad y justicia; Incrementar y comprometer transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción y Perfeccionar las condiciones para una gobernabilidad democrática.
En un sistema político permeado por el circo de palabras, la duda razonable se impone.
¿Y así cómo?
Vayamos al entorno sinaloense: a juzgar por lo que sucede en ese ámbito, las finanzas estatales se encuentran en crisis. Son muchos los proveedores y prestadores de servicios, sobre todo pequeños, a los que no se les ha pagado en varios meses. Para los “grandes” y promotores del actual gobernador es otra la situación, en obvio.
Los gastos colaterales, las giras que parecen vacaciones pagadas, los fines de semana en Mazatlán, las invitaciones especiales, comidas, hospedajes, “servicios profesionales”, “asesorías” y etcétera, minan seriamente el presupuesto estatal.
Algunos funcionarios se dan a la tarea de conseguir recursos para sacar los compromisos más apremiantes. En tanto, el avión del gobernador no para.
López Valdez requiere de una asesoría eficaz y realista, ausente hasta ahora. Es necesario que se ponga atención en ello y se proceda en consecuencia, por salud del estado.
Las ocurrencias y bailongos no pueden ser pauta del comportamiento de un mandatario y están a la orden del día en Sinaloa.
El lujoso informe y otros negocios
En tanto, el gobierno de Sinaloa pagó una lujosa edición del segundo informe de Mario López. Los paquetes (se asegura que son cientos de miles) constan de dos tomos, uno de 506 páginas y otro (el anexo) de 554 páginas.
Está impreso en papel couché de primera calidad y tiene composición de color con abundantes fotos. Además, se integró un disco compacto.
Según quienes saben de esos asuntos, el gasto ha de ser millonario y cada ejemplar tendría un costo de cientos de pesos.
Se habla también de adherentes programas de radio que facturan millones de pesos al mes; de provechosos contratos para la producción de materiales impresos y difusión, otorgados a una empresa periodística estatal (que apoyó y apoya abiertamente a López) y de la compra de medicamentos por más de 60 millones de pesos mensuales a un negocio ligado a esa misma empresa.
Lo que se advirtió
Y se entienda o no, es un imperativo de la crítica responsable señalar que el gobernador López ha fallado estrepitosamente, ha incumplido promesas de campaña, ha incurrido en los mismos errores, y en casos peor, de aquellos a quienes criticaba acremente en su condición de aspirante al poder.
También hay serias dudas sobre el peso de su mando real. Sus promotores, en lo económico, mediático y político, de sobra conocidos, sonríen cuando la especie les llega.
o advertimos cuando la gran mayoría de sus actuales críticos estaban en la cargada para promover a López Valdez.
Es un hecho que el gobernador no ha podido superar el ánimo de jolgorio que ha venido permeando su actuación.
Le informan mal y le mienten a sabiendas; le han creado una figuración sobre su presencia y simpatía.
Se ha rodeado de aduladores y ansiosos, de negociantes y oportunistas señalados de corruptos.
Así las cosas, si ello no se corrige, el panorama es ominoso para Sinaloa.
Tamborazos
-La ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa, en la plena anarquía y el caos cotidiano, mientras sus autoridades se la pasan en giras y actos de relumbrón inocuo. Como sucede en el estado, todo.
-Llenas las bolsas de los funcionarios del “cambiazo” en Sinaloa, centenas de trabajadores del gobierno que no cuentan con plaza de base seguían, hasta el 27 de diciembre pasado, sin recibir su aguinaldo de ley.
-Sin solución a la vista (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente. En la tierra de Beltrones abundan. A ver hasta cuándo
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