¿Educación o
adiestramiento?
LA DISCUSIÓN SOBRE EL RUMBO, cualidades, condiciones, dinámicas y estrategias del quehacer educativo
en México sigue siendo una asignatura pendiente.
EN ESTRICTO, la
reflexión educativa, en lo que se refiere al fondo, la raíz de los problemas,
ha estado casi ausente por no decir ausente del todo (desde la parte oficial,
hay que aclarar.)
Dentro de lo limitado
del panorama, las propuestas de sectores interesados en la “rentabilidad” del
“gasto” educativo (en primera instancia, desde luego, para ellos mismos)
requieren de puntual atención por las derivaciones que implican.
Para el empresariado mexicano,
sin descargo de sus lagunas
conceptuales, las destrezas de la llamada “cultura laboral” (que, por cierto,
si de atenerse al término en su acepción más ortodoxa se trata, no se ve por
parte alguna) y la del “emprendimiento” (también con una cierta carga
ocultista) son las deseables en la relación educación-trabajo o
formación-producción, la visión pragmática del aquí y ahora (de la ganancia)
que distingue al capital en todas partes.
Destrezas, para la maquila
Esa percepción es coincidente
con la que sustenta el Banco Mundial para los países en desarrollo quienes (sostiene
el BM) deben otorgar “prioridad a la educación básica, principalmente a la
instrucción primaria, por ser considerada el nivel educativo que se orienta a
la disminución de la pobreza en vista de que, según el organismo, aumenta la
productividad y flexibilidad de la fuerza de trabajo debido a la enseñanza que
en ella se imparte: el manejo del lenguaje, las matemáticas y el desarrollo de
habilidades para la resolución de problemas”, como enfatiza Elena Zogaib.
Pero más
allá de una vinculación que no es marginable en sí, de lo que se trata es de
reorientar a la educación para que sirva a la empresa privada en una economía
de mercado. Desde luego, esa reorientación define los parámetros emergentes y,
particularmente, precondiciona los juicios respecto a la (buena) calidad y el
liderazgo educativo efectivo, o deseable, en el contexto de la globalización.
Lo que diga el banco
Además, y
de evidente relevancia, está la derivación de corresponsabilidad (que
rápidamente, desde la patronal y sus epígonos, se convierte en responsabilidad,
a secas) hacia las Instituciones de Educación Superior (IES), especialmente las
públicas, que son cuestionadas “por no responder” a los reclamos del sector
productivo.
Sobre lo
que se entiende por calidad de la educación, apunta Zogaib, hay plena
coincidencia entre el BM y el gobierno de México: “en ambos puntos de vista, la
calidad educativa significa un tipo de instrucción que esté a la altura de los
cambios mundiales”.
Pero lo
que no queda claro es cómo, a partir del énfasis en el mero adiestramiento, la
dotación de los conocimientos y las habilidades mínimas suficientes para
insertarse en el mundo del trabajo (respondiendo a nuevas exigencias de
capacitación, ciertamente) se podrá desarrollar “la capacidad de respuesta”
frente a los avances científicos y tecnológicos y sus implicaciones en la
competencia internacional.
¿Cómo en la fábrica?
En esa
óptica, la calidad se remite a la capacitación para resolver problemas
inmediatos y concretos, a partir de un aprendizaje directamente vinculado y,
más aún, correspondiente a las exigencias del “sector productivo” (que se
reduce sin más, y de manera casi única, al sector empresarial privado.)
Las
directrices del BM, aunque casi siempre se presentan como indicativas (esto es,
no obligatorias) han sido objeto de fundadas críticas. De entrada, se apunta
que distorsionan claramente los paradigmas del desarrollo educativo, de su
lógica interna, al magnificar la correspondencia con las tendencias
neoliberales, dando a la educación un enfoque meramente economicista.
Con dedicatoria al “tercer mundo”
En cuanto
al énfasis en la instrucción primaria y la adquisición de habilidades para una
adecuada inserción en el mundo del trabajo, Pablo Latapí observa que “por estar
enfocados en hacer avanzar la globalización económica, sus propuestas (del BM)
llevan implícito un propósito de distribución internacional del trabajo que
asigna a los países más débiles y dependientes patrones de desarrollo
subordinados de crecimiento, y en sus diagnósticos y recomendaciones se
encuentra la idea de que dichos modelos de crecimiento requieren desarrollar en
los trabajadores sólo destrezas instrumentales y adaptativas, en vez de
capacidades creativas y críticas”.
¿Humanidades? ¿Para qué?
De esa
manera, la perspectiva empresarial de la calidad y el liderazgo aplicada a la
educación parcela de entrada sus alcances, al tiempo que prefigura sus
características en función de propósitos de parte, usando en su beneficio
planteamientos de superación general.
Un tema
aparejado a las consideraciones anteriores es el de la estandarización
educativa que sería objeto de otro tratamiento. Sin embargo, y para cerrar este
punto, creo conveniente rescatar la advertencia de Ignacio Ramonet cuando
señala que en la actualidad, con la entronización de los criterios del marketing en la cultura “las obras
demasiado originales y demasiado personales reciben muy poco estímulo” y éste “se
orienta hacia las sensibilidades medias que se apoyan en valores indiscutidos y
que repitan hasta la saciedad lo que todos admiten sin resistencia alguna”.
La
advertencia es del todo pertinente para el tratamiento, y la puesta en
perspectiva, de los reclamos de adecuación que, desde la visión empresarial,
se le hacen y enfatizan cada vez más al
quehacer educativo en general.
Reclamos que
han ido más allá al cuestionar la pertinencia de las humanidades en los
programas de estudio y pedir su desaparición, incluso.
¿Quo vadis, SEP?
En ese entramado de exigencias
de correspondencia que se inscriben en adecuaciones mecánicas, la Secretaría de Educación
Pública no parece contar con propuestas nacionalistas, endógenas, con base en
el interés general de la nación.
Los especialistas del ramo,
años ha, han venido insistiendo en la necesaria apertura de un debate nacional
sobre el rumbo y sentido de la educación, en general, y de los alcances de su
función designada en un contexto de limitaciones y presiones exógenas.
El silencio sobre lo toral
(sin descargo de la fraseología superficial que manosea sin reservas los
valores e intereses de la nación) pero sobre todo las determinaciones
unilaterales, en la práctica, han caracterizado la conducta de quienes conducen
el aparato educativo mexicano.
Y en ese, como en
prácticamente todos los rubros de la vida nacional, la actoría social es
desplazada.
Negocios son negocios
A otro tema: investigaciones recientes revelan que
detrás de la persecución de inmigrantes ilegales en Estados Unidos hay un gran
negocio.
El promedio anual de detenciones en los últimos años
es de 400 mil, que son recluidos en cárceles privadas,
principalmente de las empresas Corrections Corporation of America (CCA), The
Geo Group y Management and Training Corp.
Cada
preso le cuesta al gobierno de Obama 122 dólares diarios, así que criminalizar
a la inmigración ilegal es una buena fuente de ganancias para esa privada
iniciativa del “otro lado” que, gracias a ello, ha incrementado ciento por
ciento sus utilidades anuales que llegan a los cinco mil millones de dólares.
Tamborazos
-En Sinaloa, los jefes
policiacos que reprueban los exámenes de control de confianza pueden seguir sin
problema alguno, mientras los gendarmes de a pie son corridos de la chamba ipso facto: Mario López dixit.
-En circulación nuestro libro El
Mensaje, de relatos y aforismos. A ver a dónde llega (
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