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Edición 328 | ||||
Escrito por Jorge Guillermo Cano | ||||
Lunes, 08 de Diciembre de 2014 12:27 | ||||
Culiacán de Los retenes y Los Topes, Sinaloa. El país todo se les está yendo de las manos a los dueños del dinero y sus servidores de la “clase política” (de todos lados y niveles). En su momento lo advertimos: quiénes creen que el regreso al Jurásico priísta garantiza mejoría luego de los 12 años del panismo retrógrado, se equivocan, dijimos.
La realidad nos ha dado la razón. Sacando cuentas, no hay diferencias. El país es un desastre y va de mal en peor.
Las intentonas de “apertura” al estilo echeverrista (Osorio Chong en el templete preparado, atendiendo a los estudiantes del Politécnico) no convencen. Las evidencias en contra son muchas y se acumulan cada día. Los referentes de una crisis generalizada son de diversa índole: económicos (la entrega del petróleo a las privadas empresas de la metrópoli no sirvió para aumentar las expectativas de crecimiento); educativos (las reformas, que han desatado protestas, no parten de un balance serio y realista de la debacle en esa área) y de seguridad pública, donde sobran los comentarios. La historia interminable
Que siguen siendo “desaparecidos” porque aún no confirman sus identidades, dijo el procurador Murillo. Es lo de menos, la presunción fundada de un desenlace de suyo trágico es una realidad. En el caso de San Pedro Limón, Tlatlaya, donde el pasado 30 de junio miembros del Ejército Mexicano mataron a presuntos secuestradores, a pesar de que se encontraban heridos y se habían rendido (el total de muertos fue de 22) un oficial y siete soldados están detenidos pero la opinión pública, nacional y extranjera, coincide en que eso es notoriamente inaceptable e insuficiente. Realidad nacional
Actualmente, el salario de los trabajadores mexicanos se encuentra en su nivel más bajo de los últimos 40 años. En contraparte, la riqueza concentrada en una minoría se ha acrecentado. Un cálculo de los salarios acumulados en el país, arroja una participación del 27 por ciento del producto interno bruto (PIB). Se trata de la proporción más baja desde 1970, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Que ello tiene relación con lo que acontece, es una obviedad. Por otra parte, no hay duda: los gobernantes, de “los tres niveles” (denominación propia de una banda, y no precisamente de música) viven fuera de la realidad. Se mueven en la fantasía. ¿Qué no ven los problemas que aumentan sin remedio a la vista? ¿Las policías corruptas en los retenes y aduanas? ¿El caos burocrático? ¿Las prácticas leoninas de los bancos? ¿La inseguridad en salud de la gran mayoría de los mexicanos? -Para esa “clase política”, en un mar de corrupción, la luna es de queso. Rechazo social
El clima de confrontación es evidente y los mismos policías lo reconocen y hacen notar. Las protestas aumentan y suben de tono, imposible ocultarlo, pero las autoridades “competentes” nada hacen para poner remedio. Lo peor del caso es que tanto en los retenes como en los rondines arbitrarios ningún resultado positivo se aprecia. Los únicos perjudicados son ciudadanos inocentes, otros que probablemente estén en situación irregular son de común extorsionados y dejados en libertad. Con la prensa, en general, las relaciones son tirantes, al punto de la agresión. Los policías están predispuestos pero al mismo tiempo cautelosos. Le temen a la denuncia, a la protesta. Los jefes recomiendan “cuidado” para no meterse en problemas, pero gana la animadversión. La confrontación es casi inminente cuando policías y reporteros se cruzan. No lo ven. Y si lo ven no tienen la capacidad intelectual suficiente para discernir las implicaciones. A ver hasta cuándo.
Bajo sospecha En las mismas corporaciones se comenta que hay mandos y elementos que están siendo monitoreados por las autoridades federales. Se les investiga por su presunta protección y colaboración con la delincuencia.
Otras encuestas independientes revelan que la gran mayoría de los ciudadanos promedio prefieren no acudir ante la autoridad y corporaciones policiacas a denunciar algún delito, porque saben que perderán el tiempo, que nada se arreglará y que tendrán que enfrentar los kafkianos procedimientos de corporaciones arbitrarias, ineficaces y corruptas. Otros, cuya proporción se desconoce porque no hay investigación policiaca profesional en este país, se toman la justicia por su propia mano, como se ha visto en casos recientes. Desde luego, nada de lo anterior es tomado en cuenta por gobiernos contrarios al interés general, ocupados en sus negocios y usufructuando sus privilegios mal habidos. Un botón
Según la Procuraduría General de Justicia del Estado, el detenido, que formaba parte de un falso retén, interceptó a una familia cuando transitaba por la autopista Benito Juárez. Los integrantes del falso retén, que se identificaban como agentes federales, operaban desde hace tiempo en las carreteras de Sinaloa. Y para eso sirven los retenes. Tamborazos -Este escribiente tiene años publicando que, sin solución a la vista, continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente. Al respecto, sólo la desvergüenza oficial. -En circulación nuestro nuevo libro: Por el Foro de Trajano. En la Feria del Libro de Mar del Plata, Argentina, se presenta el próximo 21 de noviembre. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla ). More articles by this author
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