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Edición 341 | ||||
Escrito por Dr. Hernán Edrián Chavarría Aguilar | ||||
Sábado, 23 de Enero de 2016 19:55 | ||||
Temporada de frio en México… aparte de que por el cambio climático este año no ha hecho frio, nuestro cálido país tropical (si, más de 50% del territorio nacional está por debajo del trópico de cáncer, cosa que también hace absurdo el horario de verano) poco sufre de esto, cierto que en el centro y las latitudes más norteñas hay heladas y en algunas partes cae nieve, pero no se compara con lo que se reporta en Estados Unidos o Canadá. La gente aquí le teme al frio más por incomodidad, tos, gripa o reuma, que por su mortal peligrosidad. Pero vamos por partes, desde el punto de vista médico la temperatura ideal para que el ser humano permanezca cómodo sin ropa, se considera en un rango entre 18 y 22 grados centígrados (°C), por arriba de 22°C es “calor” y por debajo de 18°C es “frío”; podemos decir entonces que una temperatura de 20°C sería una media agradable, pero dependiendo de la región, la gente tiene un rango de preferencias muy amplio, en los estados de la península de Yucatán a los 25°C empiezan a temblar, titiritar y a ponerse sweater, mientras que los nativos de Valle de Bravo y algunos del DF con 10°C andan muy orondos en mangas de camisa. Esto es muy importante, la sensación térmica es por entero subjetiva y esto puede afectar la salud. Sin contar a los Lamas, la capacidad humana de adaptación al frío extremo es mínima, por lo que sin la ropa adecuada y otras medidas de protección perdemos calor muy rápido, cuando la temperatura central del cuerpo desciende por debajo de los 35°C se producen trastornos cardiovasculares, respiratorios, del sistema nervioso central y de la coagulación: Taquicardia, hipoventilación, temblor, confusión, bradicardia, arritmias, rigidez, acidosis respiratoria, coma y… por debajo de 28 °C tras una exposición prolongada al frío ambiental: muerte por HIPOTERMIA. Pero antes de esto, los mecanismos de termorregulación del organismo intentan mantener la temperatura corporal central estable a expensas de la temperatura periférica de la piel y las extremidades. Cuando se produce exposición al frío ambiental, digamos a cero °C, los vasos sanguíneos de brazos y piernas comienzan a estrecharse, derivando la mayoría de la circulación sanguínea de allí hacia la circulación central para evitar la pérdida de calor, las extremidades quedan así en un estado de isquemia relativa, responsable de algunas de las manifestaciones cutáneas iniciales asociadas al frío (“quemaduras”), más tarde cuando la exposición al frío se prolonga, la pobre estrategia protectora del cuerpo que redujo el flujo sanguíneo a niveles peligrosos, lleva a los tejidos a mayor daño a causa de frío extremo, con lesiones por congelación de pies y manos con afección grave de piel, nervios, grasa, tendones y músculos, mismas que de no tratarse de inmediato, pueden ser permanentes. Las zonas congeladas al principio pálidas, enrojecen, luego se vuelven púrpuras, y más tarde negras. Para este momento el daño es tan severo que están insensibles y rígidas, también pueden estar ampolladas y con heridas.
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