Edición 357 |
La inteligencia artificial (I.A.) es algo nuevo en el mundo real, pero en la ciencia ficción estaba presente casi desde su inicio.
No con ese nombre, pero el Golem y la criatura de Frankenstein podrÃan considerarse asà y por supuesto MarÃa de Metrópolis es ya un claro ejemplo, el gran campeón de este tema en la literatura de Ciencia ficción sigue siendo el Dr. Isaac Asimov, que amen de importantes representaciones de ella en sus cuentos y novelas, acuñó conceptos como la “robopsicologÃa†y “las leyes de la robóticaâ€.
El cine explotó hasta el cansancio y sin escrúpulos el concepto del robot malvado: desde los burdos con cabeza de lámpara/cuerpo de tinaco latonado/brazos y piernas de manguera corrugada, pasando por GORT del DÃa en que la Tierra se detuvo, los casi conceptuales como Hal 9000, hasta el impresionante robot inteligente asesino de Saturno 3 con Farah Fawcet sólo superado por el Terminator de Schwarzenegger. Haciendo a un lado los de la televisión como el afable B9 de Perdidos en el espacio, en la otra cara de la moneda cinematográfica hay algunos como el servicial Robbie del Planeta prohibido o el Hombre Bicentenario con Robin Williams como el sensible, artÃstico y noble robot Andrew, en el mismo tono pero mucho más dramático están los de la pelÃcula I.A. de Steven Spielberg, en la cual los esclavos robot, toman roles tan perturbadores como el de hijos o hasta de bellos y eficientes sexoservidores artificiales para damas y caballeros, que desatan verdaderas pasiones y celos como gigoló Joe.
La advertencia de Hawking
Esto último nos trae a nuestra realidad actual, donde una luminaria como el Dr. Stephen Hawking advierte acerca de que la I.A. y la creciente automatización le están quitando el trabajo a la clase media, empeorando la desigualdad y el riesgo de un cambio convulsivo de importancia polÃtica.
En una columna en The Guardian, el fÃsico de fama mundial escribió que: “la automatización de las fábricas ya ha mermado trabajos en la manufactura tradicional, y la llegada de la I.A. es muy probable que extienda una más profunda destrucción de trabajos entre las clases medias, quedando sólo roles muy sensibles, de creatividad o supervisiónâ€,
sumando su voz a un creciente coro de expertos preocupados por los efectos que tendrá la tecnologÃa sobre la fuerza de trabajo en los años y décadas por venir. El miedo es que mientras la I.A. traerá incrementos radicales en la eficiencia industrial, para la gente normal ello se traducirá en desempleo e incertidumbre, mientras sus trabajos antes para humanos son tomados por máquinas.
Un reporte aparecido en febrero del 2016 del Citibank en asociación con la Universidad de Oxford, predice que 47% de los trabajos en Estados Unidos están en riesgo de automatizarse, en el Reino Unido 35%, en China un tremendo 77%, mientras que en los paÃses de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) hay un promedio de 57% de riesgo. Tres de los 10 mayores empleadores del mundo, están hoy dÃa reemplazando a sus trabajadores con robots.
Hawking escribe que la automatización “al final acelerará la de por si creciente desigualdad económica en el mundoâ€. “El internet y otras plataformas hacen posible permitir a muy pequeños grupos de individuos generar enormes ganancias, mientras emplean a muy pocas personas. Esto es inevitable, es progreso, pero también es socialmente destructivoâ€.
Él remarca que “estamos viviendo en un mundo en el que la desigualdad económica empeora lejos de disminuir, en la que mucha gente ve desaparecer por completo no sólo su estándar de vida, sino su capacidad para ganársela. No es extraño que traten de buscar algo mejor, lo que podrÃa haberles parecido que representaban el Brexit o Trump.â€
Hawking advierte de modo ominoso que esto, combinado con otros problemas – sobrepoblación, cambio climático, enfermedades— nos pone en “el momento más peligroso en el desarrollo de la humanidadâ€, la cual “debe estar unida si hemos de superar estos retosâ€.
Stephen Hawking ya ha expresado antes preocupación acerca de la I.A. por una razón distinta, y es que podrÃa superar y reemplazar a los humanos. “El desarrollo de I.A. podrÃa traer el final de la raza humana†dijo en 2014, “podrÃa despegar por sà misma, y rediseñarse sola en un rango creciente. Los humanos, limitados por la lenta evolución biológica, no podrÃan competir y serÃan sustituidosâ€.
Rebelión robótica
Lo que nos regresa de nuevo a la ciencia ficción, en pelÃculas donde los robots se rebelan contra sus creadores, entre ellas: Westworld, Terminator, Yo Robot, Chappie, y Ex Machina, —las dos últimas bastante recientes—. ParecerÃa que el buen Dr Asimov no se equivocó del todo al separar a la humanidad en una aristocracia de “espaciales†y a los oprimidos “terrÃcolasâ€, porque aun cuando no se ve que pronto vayan a existir robots humanoides con cerebro positrónico para servirnos, si asà fuera sólo los tendrÃan las personas de mayor poderÃo económico, mientras que las grandes masas tendrÃan que conformarse con vivir de manera cada vez más precaria.
Esto me hace pensar en la corriente de ciencia ficción llamada Steampunk, en la que con tecnologÃa retro se consiguen funciones muy avanzadas, en cierta forma más orgánicas. Tal vez deberÃamos dar uno o dos pasos atrás, para respetar al medio ambiente, usar nuestro ingenio e inteligencia y no depender de tanto artificio frÃo y deshumanizado. Aun asÃ, no pierdo la esperanza de algún dÃa tener a mi servicio un modelo funcional de ginecoide–androide pero femenino a lo Marilyn, claro— con la tecnologÃa de Mr. Data de Star Trek.
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