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ITINERARIO 2018 Se busca a los culpables del asesinato de la democracia
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Edición 368

 PORTADA368

ITINERARIO 2018

Se busca a los culpables del asesinato de la democracia

 Abraham García Ibarra 

AL INICIARSEel 16 de febrero “los días de guardar” por razones cuaresmales, el doctor Miguel Ángel Mancera quiso dictar su testamento cívico, primado por una aspiración: Pasar a la historia como el jefe de Gobierno que logró la transformación política de la Ciudad de México y la dotó con una Constitución propia.

         Vistas sin prejuicios esas realizaciones, podrían inscribirse en el catálogo de obras civilizatorias del político que casi completó el cuarto periodo constitucional de gobierno del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en DF-CDMX.

Si Por México al frente compensó al gobernante con su nominación al Senado de la República, por nuestra modesta parte quedamos tentados a reservar su nombre para la Rotonda de las Personas Ilustres de la CDMX.

Algo violentó sin embargo, esa iniciativa en borrador: Horas después de la comparecencia ante medios del doctor Mancera, las hordas amarillas se liaron a sillazos y mandobles en los salones de un hotel de cinco estrellas en la sede de los poderes federales.

Escena salvaje de suyo, nos cuestionamos si es de personas cuerdas perder el tiempo en las jornadas electorales como las que están programadas para el próximo 1 de julio, si los depositarios de la voluntad popular administran el voto, literalmente, como si se tratara de un arma de destrucción masiva.

 

Dios aprieta, pero no ahorca…

La madrugada del 19 de febrero, la Madre Naturaleza siguió mortificando nuestro espíritu con sus llamados a la prudente prevención y acaso al contrito arrepentimiento. Al alba, no obstante, la tranquilidad volvió como ensalmo al escuchar un coro de aliento casi angélico:

El Estado de México es una/ prepotente existencia moral/ porción es de prístina cuna/ de la gran libertad nacional… Son sus hijos (…) responsables en este momento/ uno solo y viril sentimiento/ son un alma de fuerza y amor/… a los pueblos en pugna aconseja/ el amor, el trabajo y la paz.

Para asegurarnos de que habíamos sobrevivido al sismo de seis grados de aquella madrugada, sintonizamos de nuevo el Canal Mexiquense de televisión. Ahí estaba el Himno, incitándonos a buscar domicilio de Atlacomulco. No se puede pedir más para el retiro espiritual: La sucesión presidencial está en manos insospechables. Las de los moralmente prepotentes. ¡La Patria está a salvo!

 

Después de los sismos, la realidad nos convoca

Con su acidez de genial energúmeno, Nietzsche parecía regocijarse: “Bienvenidos los olvidadizos, ya que vuelven a tropezarse con la misma piedra”.

La Historia no es un montón de papeles para adornar las bibliotecas de los nuevos ricos. Es una construcción incesante que aplica a la soberana consolidación las naciones que, en la palabra de Renán, son el plebiscito de todos los días.

Hoy, los gobernantes que se niegan a dar el salto a la condición de estadista, pretenden hacer “historia” sumergiéndose en el twitter y terminan convertidos en personajes de historieta: Apenas un producto del materialismo histérico que corre por las venas abiertas de las redes sociales.

 

Cuelga de alfileres la suerte de 123 millones de mexicanos

Los mexicanos del llano con derechos al voto a salvo, han sido convocados a una nueva formación de poderes públicos a remolque de la sucesión presidencial.

Hacia el 30 de marzo, inicio de la etapa electoral constitucional, estarán registradas legalmente las candidaturas al gran rectorado del Estado mexicano. Cuando escribimos estas notas, están perfilados tres por frentes partidistas y eventualmente otros tres amparado bajo la figura de candidatos “independientes”.

Para las formalidades del caso, con independencia de lo que mandate el régimen electoral, imaginamos a esos aspirantes incitando a los camarógrafos a que los acompañen a cumplir con la llamada Ley 3 de 3: Declaraciones fiscal, patrimonial y de conflicto de intereses. (Aplausos).

¿Ante qué sinodales, esos que prometen un futuro “de prosperidad y felicidad” a 123 millones de compatriotas se someterán a examen sobre su conocimiento y dominio real del presente, como cuadrante de su carta de navegación en los próximos seis años, breve escala a la inmortalidad?

La consagración del próximo presidente de México —aunque el esoterismo se ha vuelto a poner de moda entre los sedicentes políticos—, no es asunto de la ciencia infusa. Pasa por los filtros de la Teoría del Estado, de la Sociología Política y, sobre todo, de la Historia con mayúscula.

Lo que en las precampañas han ofrecido los precandidatos presidenciales está condensado y se seguirá condensando en una estridente tormenta de eslogan y spots vacíos de fibra y sustancia, que lo único que provocan entre los receptores de esas extravagancias, es repugnancia y repelencia.

Piensan, los que pretenden treparse a Los Pinos, en las elecciones inmediatas, no en la suerte de las nuevas generaciones. No piensan en éstas, porque, a final de cuentas, el nombramiento del presidente para el sexenio 2018 depende del criterio de siete magistrados electorales.

 

Estadísticas para ilustrar nuestro optimismo electoral

De acuerdo con algunas estimaciones prospectivas, potencialmente la elección presidencial puede ser decidida por un sector (29 por ciento) del listado nacional de electores: Unos 25 millones 600 mil ciudadanos de entre 18 y 24 añas de edad. En el rango de personas entre 20 y 24 años de edad, hay una franca repulsa a las elecciones. Forman, esos remisos, el ejército de abstencionistas.

Cualquiera que estudie la sicología de las masas puede ilustrarnos sobre los fenómenos que inciden en ese rechazo a la política electoral, como consecuencia de la resistencia a la política en general. Priman esa desalentada e irritada conducta la corrupción pública y su alcahueta la impunidad.

En la primera semana de febrero, en la Ciudad de México se realizó la 12 Cumbre Mundial de Comunicación Política, uno de cuyos diagnósticos subrayó el sentimiento antisistema que marca el proceso rumbo a julio.

Ese sentimiento, se dijo en el foro, aglutina el enojo contra los partidos y la clase política, que tiene como dos de sus objetivos el PRI y el presidente Enrique Peña Nieto.

Uno de los ponentes, Javier Sánchez Galicia, fundador del Grupo Kratos, fue explicito en la especificación: Entre 2102 y 2014, el PRI perdió casi 25 millones de potenciales electores al pasar de 21 estados bajo su administración a 14. Con esto está dicho todo.

 

Para el poder, el enojo social es irracional

No fue expresamente el PRI, sin embargo, el que respondió a las conclusiones de aquel encuentro. Fueron voceros del gobierno los que descalificaron las tendencias “antisistémicas” (sic). El propio Peña Nieto tipificó como irracional el enojo social que mueve a los remisos.

Esa es una de las reacciones típicas del peñismo, negado “por sistema” a ejercer la comunicación política como herramienta para arbitrar y conciliar la lucha de los contrarios. Es lo que algunos politólogos plantean como vocación de gobernar por la negación. Esto es, eludir o ignorar la existencia del conflicto.

 

A lo que nos remite la lectura de El hombre político

Apelamos a la cita de una obra que en la década de los setenta sumó tres ediciones (la data tiene que ver con lo que más adelante agregaremos).

Se trata de El hombre político. Su autor, Seymour Martin Lipset abre el tema afirmando que unas de las principales preocupaciones de la sociología política, consiste en un análisis de las condiciones que configuran la democracia.

La democracia, dirá en uno de los apartados de su texto, no constituye solamente, ni siquiera principalmente, un medio por el cual diferentes grupos pueden aspirar a una sociedad justa: Es, precisamente, la sociedad justa en acción.

La base de las reflexiones de Lipset se agiganta en estas líneas: Por sorprendente que pueda parecer, una democracia estable requiere de la manifestación de un conflicto o una división, de manera que existan una lucha por posiciones directivas, exigencias a los partidos que se hallan en el poder y cambios de los que gobiernan…

Pero sin consenso -“un sistema político que permita el juego pacífico del poder, la adhesión de los que están fuera a las decisiones tomadas por los que están dentro y el reconocimiento por parte de estos últimos de los derechos de los primeros-, no puede existir ninguna democracia.

La constante histórica de la narrativa de El hombre… está primada por la intolerancia en las relaciones políticas, sociales, económicas y culturales en la sociedad norteamericana: La pugna racial desde los años fundacionales de los Estados Unidos; la disputa entre los partidos políticos dominantes (encarnecida en nuestros días), entre los segmentos sociales que combaten por su ascenso económico y, obviamente, entre los diversos credos religiosos.

El hombre… tuvo tres ediciones en el corto tiempo de la década de los setenta, lo que refleja el interés que suscitó en los círculos estadunidenses y en las esferas políticas y académicas en América Latina. Lipset fue huésped de instituciones universitarias mexicanas.

 

Los crímenes que degollaron la democracia norteamericana

Eso nos indujo a tomar como referencia la década señalada, antecedida por los asesinatos de los hermanos Kennedy (John, en el ejercicio presidencial; Robert en campaña por la presidencia) y Martin Luther King, paladín de la integración racial.

Diversos intelectuales liberales estadunidenses coinciden en que esa serie de crímenes (próximos a la tipificación de crímenes de Estado) marcó el principio de la degradación de la política norteamericana y erosionó su buque insignia: La democracia, para entonces ya convertida en producto de exportación.

A punto de cerrarse la década revisada, el profesor de derecho en Chicago y director de The Suprema Court Review, Philip B. Kurland, en declaraciones periodísticas en diciembre, sostuvo: Si, como nación, somos culpables de un fracaso, no es porque no hayamos logrado alcanzar el ideal que profesamos; es porque, cínicamente, no hemos tratado de alcanzarlo.

 

El promisorio y frustrado tránsito del 68

En 1968 -entramos a la recapitulación del último medio siglo-, en segundo mandato presidencial, Lyndon B. Johnson ordenó la suspensión de vuelos sobre Vietnam, cargados de bombas nucleares. De todas formas, los Estados Unidos perdieron la guerra.

Pero ese mismo año, del asesinato de King, era del dominio público que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) inundaba los campus universitarios y las plazas públicas de droga transportada por unidades de la Fuerza Aérea desde El triángulo dorado asiático. (¿De qué se alarma ahora Donald Trump?).

En Europa, en las calles de París, el movimiento obrero y la comunidad universitaria inician una primavera ardiente que culmina en el Mayo francés. Las proclamas: Seamos realistas… exijamos lo imposible. La imaginación al poder: Caen el primer ministro Georges Pompidou y su gabinete.

Un arrogante Charles de Gaulle convoca a un referéndum sobre su permanencia. ¡Cae de la presidencia!

 

Así llegamos a la Matanza de Tlatelolco

Son signos de ruptura generacional, según los tipifica la Sociología Política. Los remesones europeos golpean en un México que acomete la organización de los Juegos Olímpicos, como escaparate de cuatro décadas “de estabilidad política y económica”.

Julio es la plataforma: La matanza del 2 de octubre en Tlatelolco es la prueba más acabada de la intolerancia. El viejo francés, Mirabeau lo había advertido en su siglo sobre la tiranía: “Puesto que la autoridad tolera, se siente facultada a no tolerar”.

El 1968 mexicano operaba como placenta de la sucesión presidencial de 1970. Ocho años después, José López Portillo justificó la iniciativa de la Reforma Política: De la crisis de conciencia, hemos pasado a la conciencia de la crisis.

La gran reforma del 77-78 tuvo como primera expresión de voluntad la Ley de amnistía a los presos políticos presos o proscritos. Vale el dato, porque las reformas constitucionales de aquel periodo abrieron las esclusas a la participación institucional en la política de las minorías, incluyendo aquellas que se habían embarcado en la opción armada.

Los votos se cuentan y cuentan, resumió don Jesús Reyes Heroles, ex presidente del PRI y ex secretario de Gobernación, al darle sentido a su rechazo a las simulaciones.

 

El vicio de la democracia: La partidocracia

El 68 cumple su primer medio siglo: Las reformas electoreras posteriores, lejos de consolidar el sistema de partidos para civilizar la lucha de los contrarios, han caído en el vicio más lacerante de la democracia: La partidocracia.

La partidocracia, lo vemos en estos días, ha reducido la democracia a un procaz reacomodo y gritos en el piso de remates electorales.

En su ensayo sobre El suicidio de las democracias, el estudioso francés Claude Julien hizo una dolorosa disección: Como a pesar de todo conviene jugar al juego de la democracia y respetar sus ritos, los gobiernos repiten que no utilizan la fuerza más que al servicio de la libertad.

Toda retórica permite a las democracias occidentales darse así tranquilidad de conciencia al salvaguardar las apariencias de cierto liberalismo: Así, pues, admiten en su país como en el exterior, ciertas extravagancias, un margen de no-conformismo, con tal de que no resulten comprometidos sus privilegios esenciales.

Un retrato hablado de la democracia “a la mexicana”. Cuan necesario resulta, en estos días de sucesión presidencial, que los once consejeros electorales y los siete magistrados federales, lean algo más que sus estados de cuenta bancarios.

 

Primero como tragedia; ahora como farsa

Marzo es un mes propicio a la toma de conciencia histórica:

El 17 de marzo de1821 se publicó El Plan de Iguala, uno de cuyos postulantes, Vicente Guerrero, declaró que La Patria es Primero.

El 21 marzo de 1806 nació en Guelatao, Oaxaca, el patricio Benito Juárez. El 1 de marzo de 1854 se proclamó El Plan de Ayutla por el que se fue para siempre del gobierno Antonio López de Santa Anna. En ese plan se incubó la Constitución de 1857, bandera con la que Juárez restauró la República.

El 25 de marzo de 1825 se instala la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la que se integran los tres Poderes de la Unión.

El 26 de marzo de 1913 de promulga El Plan de Guadalupe por el que se condena el asesinato de Francisco I. Madero a manos de Victoriano Huerta y Venustiano Carranza asume la comandancia del Ejército Constitucionalista. Producto final de la lucha revolucionaria: La Constitución de 1917.

El 18 de marzo se cumplen 80 años de que Lázaro Cárdenas decretó la Expropiación Petrolera.

 

¿Quiénes fueron Reyes Heroles y Leyva Velázquez?

De tarea para los sedicentes dirigentes del PRI: El 4 se cumplen 89 años de la fundación del Partido Nacional Revolucionario.

El 19, doble aniversario que podría ser luctuoso para la claudicante nomenclatura del PRI: Murieron en 1985 dos ex presidentes nacionales: El citado Reyes Heroles y el general revolucionario Gabriel Leyva Velázquez. ¿Qué quienes fueron?

El 23 de marzo se cumplen 24 años del asesinato del ex presidente nacional del PRI y candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio.

Sospechamos que, de las efemérides citadas, se pueden sustanciar algunas nociones sobre la democracia mexicana. Que sigue en embrión

Para no pecar de ingenuos, nos quedamos con el dictamen forense elevado al rango de máxima política: Cuando un Estado muere, no se precisa la autopsia: Murió por suicidio. Es cuanto.

 

                                                               

 

 

                                            

ITINERARIO 2018

Se busca a los culpables del asesinato de la democracia

 Abraham García Ibarra

 

AL INICIARSEel 16 de febrero “los días de guardar” por razones cuaresmales, el doctor Miguel Ángel Mancera quiso dictar su testamento cívico, primado por una aspiración: Pasar a la historia como el jefe de Gobierno que logró la transformación política de la Ciudad de México y la dotó con una Constitución propia.

         Vistas sin prejuicios esas realizaciones, podrían inscribirse en el catálogo de obras civilizatorias del político que casi completó el cuarto periodo constitucional de gobierno del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en DF-CDMX.

Si Por México al frente compensó al gobernante con su nominación al Senado de la República, por nuestra modesta parte quedamos tentados a reservar su nombre para la Rotonda de las Personas Ilustres de la CDMX.

Algo violentó sin embargo, esa iniciativa en borrador: Horas después de la comparecencia ante medios del doctor Mancera, las hordas amarillas se liaron a sillazos y mandobles en los salones de un hotel de cinco estrellas en la sede de los poderes federales.

Escena salvaje de suyo, nos cuestionamos si es de personas cuerdas perder el tiempo en las jornadas electorales como las que están programadas para el próximo 1 de julio, si los depositarios de la voluntad popular administran el voto, literalmente, como si se tratara de un arma de destrucción masiva.

 

Dios aprieta, pero no ahorca…

La madrugada del 19 de febrero, la Madre Naturaleza siguió mortificando nuestro espíritu con sus llamados a la prudente prevención y acaso al contrito arrepentimiento. Al alba, no obstante, la tranquilidad volvió como ensalmo al escuchar un coro de aliento casi angélico:

El Estado de México es una/ prepotente existencia moral/ porción es de prístina cuna/ de la gran libertad nacional… Son sus hijos (…) responsables en este momento/ uno solo y viril sentimiento/ son un alma de fuerza y amor/… a los pueblos en pugna aconseja/ el amor, el trabajo y la paz.

Para asegurarnos de que habíamos sobrevivido al sismo de seis grados de aquella madrugada, sintonizamos de nuevo el Canal Mexiquense de televisión. Ahí estaba el Himno, incitándonos a buscar domicilio de Atlacomulco. No se puede pedir más para el retiro espiritual: La sucesión presidencial está en manos insospechables. Las de los moralmente prepotentes. ¡La Patria está a salvo!

 

Después de los sismos, la realidad nos convoca

Con su acidez de genial energúmeno, Nietzsche parecía regocijarse: “Bienvenidos los olvidadizos, ya que vuelven a tropezarse con la misma piedra”.

La Historia no es un montón de papeles para adornar las bibliotecas de los nuevos ricos. Es una construcción incesante que aplica a la soberana consolidación las naciones que, en la palabra de Renán, son el plebiscito de todos los días.

Hoy, los gobernantes que se niegan a dar el salto a la condición de estadista, pretenden hacer “historia” sumergiéndose en el twitter y terminan convertidos en personajes de historieta: Apenas un producto del materialismo histérico que corre por las venas abiertas de las redes sociales.

 

Cuelga de alfileres la suerte de 123 millones de mexicanos

Los mexicanos del llano con derechos al voto a salvo, han sido convocados a una nueva formación de poderes públicos a remolque de la sucesión presidencial.

Hacia el 30 de marzo, inicio de la etapa electoral constitucional, estarán registradas legalmente las candidaturas al gran rectorado del Estado mexicano. Cuando escribimos estas notas, están perfilados tres por frentes partidistas y eventualmente otros tres amparado bajo la figura de candidatos “independientes”.

Para las formalidades del caso, con independencia de lo que mandate el régimen electoral, imaginamos a esos aspirantes incitando a los camarógrafos a que los acompañen a cumplir con la llamada Ley 3 de 3: Declaraciones fiscal, patrimonial y de conflicto de intereses. (Aplausos).

¿Ante qué sinodales, esos que prometen un futuro “de prosperidad y felicidad” a 123 millones de compatriotas se someterán a examen sobre su conocimiento y dominio real del presente, como cuadrante de su carta de navegación en los próximos seis años, breve escala a la inmortalidad?

La consagración del próximo presidente de México —aunque el esoterismo se ha vuelto a poner de moda entre los sedicentes políticos—, no es asunto de la ciencia infusa. Pasa por los filtros de la Teoría del Estado, de la Sociología Política y, sobre todo, de la Historia con mayúscula.

Lo que en las precampañas han ofrecido los precandidatos presidenciales está condensado y se seguirá condensando en una estridente tormenta de eslogan y spots vacíos de fibra y sustancia, que lo único que provocan entre los receptores de esas extravagancias, es repugnancia y repelencia.

Piensan, los que pretenden treparse a Los Pinos, en las elecciones inmediatas, no en la suerte de las nuevas generaciones. No piensan en éstas, porque, a final de cuentas, el nombramiento del presidente para el sexenio 2018 depende del criterio de siete magistrados electorales.

 

Estadísticas para ilustrar nuestro optimismo electoral

De acuerdo con algunas estimaciones prospectivas, potencialmente la elección presidencial puede ser decidida por un sector (29 por ciento) del listado nacional de electores: Unos 25 millones 600 mil ciudadanos de entre 18 y 24 añas de edad. En el rango de personas entre 20 y 24 años de edad, hay una franca repulsa a las elecciones. Forman, esos remisos, el ejército de abstencionistas.

Cualquiera que estudie la sicología de las masas puede ilustrarnos sobre los fenómenos que inciden en ese rechazo a la política electoral, como consecuencia de la resistencia a la política en general. Priman esa desalentada e irritada conducta la corrupción pública y su alcahueta la impunidad.

En la primera semana de febrero, en la Ciudad de México se realizó la 12 Cumbre Mundial de Comunicación Política, uno de cuyos diagnósticos subrayó el sentimiento antisistema que marca el proceso rumbo a julio.

Ese sentimiento, se dijo en el foro, aglutina el enojo contra los partidos y la clase política, que tiene como dos de sus objetivos el PRI y el presidente Enrique Peña Nieto.

Uno de los ponentes, Javier Sánchez Galicia, fundador del Grupo Kratos, fue explicito en la especificación: Entre 2102 y 2014, el PRI perdió casi 25 millones de potenciales electores al pasar de 21 estados bajo su administración a 14. Con esto está dicho todo.

 

Para el poder, el enojo social es irracional

No fue expresamente el PRI, sin embargo, el que respondió a las conclusiones de aquel encuentro. Fueron voceros del gobierno los que descalificaron las tendencias “antisistémicas” (sic). El propio Peña Nieto tipificó como irracional el enojo social que mueve a los remisos.

Esa es una de las reacciones típicas del peñismo, negado “por sistema” a ejercer la comunicación política como herramienta para arbitrar y conciliar la lucha de los contrarios. Es lo que algunos politólogos plantean como vocación de gobernar por la negación. Esto es, eludir o ignorar la existencia del conflicto.

 

A lo que nos remite la lectura de El hombre político

Apelamos a la cita de una obra que en la década de los setenta sumó tres ediciones (la data tiene que ver con lo que más adelante agregaremos).

Se trata de El hombre político. Su autor, Seymour Martin Lipset abre el tema afirmando que unas de las principales preocupaciones de la sociología política, consiste en un análisis de las condiciones que configuran la democracia.

La democracia, dirá en uno de los apartados de su texto, no constituye solamente, ni siquiera principalmente, un medio por el cual diferentes grupos pueden aspirar a una sociedad justa: Es, precisamente, la sociedad justa en acción.

La base de las reflexiones de Lipset se agiganta en estas líneas: Por sorprendente que pueda parecer, una democracia estable requiere de la manifestación de un conflicto o una división, de manera que existan una lucha por posiciones directivas, exigencias a los partidos que se hallan en el poder y cambios de los que gobiernan…

Pero sin consenso -“un sistema político que permita el juego pacífico del poder, la adhesión de los que están fuera a las decisiones tomadas por los que están dentro y el reconocimiento por parte de estos últimos de los derechos de los primeros-, no puede existir ninguna democracia.

La constante histórica de la narrativa de El hombre… está primada por la intolerancia en las relaciones políticas, sociales, económicas y culturales en la sociedad norteamericana: La pugna racial desde los años fundacionales de los Estados Unidos; la disputa entre los partidos políticos dominantes (encarnecida en nuestros días), entre los segmentos sociales que combaten por su ascenso económico y, obviamente, entre los diversos credos religiosos.

El hombre… tuvo tres ediciones en el corto tiempo de la década de los setenta, lo que refleja el interés que suscitó en los círculos estadunidenses y en las esferas políticas y académicas en América Latina. Lipset fue huésped de instituciones universitarias mexicanas.

 

Los crímenes que degollaron la democracia norteamericana

Eso nos indujo a tomar como referencia la década señalada, antecedida por los asesinatos de los hermanos Kennedy (John, en el ejercicio presidencial; Robert en campaña por la presidencia) y Martin Luther King, paladín de la integración racial.

Diversos intelectuales liberales estadunidenses coinciden en que esa serie de crímenes (próximos a la tipificación de crímenes de Estado) marcó el principio de la degradación de la política norteamericana y erosionó su buque insignia: La democracia, para entonces ya convertida en producto de exportación.

A punto de cerrarse la década revisada, el profesor de derecho en Chicago y director de The Suprema Court Review, Philip B. Kurland, en declaraciones periodísticas en diciembre, sostuvo: Si, como nación, somos culpables de un fracaso, no es porque no hayamos logrado alcanzar el ideal que profesamos; es porque, cínicamente, no hemos tratado de alcanzarlo.

 

El promisorio y frustrado tránsito del 68

En 1968 -entramos a la recapitulación del último medio siglo-, en segundo mandato presidencial, Lyndon B. Johnson ordenó la suspensión de vuelos sobre Vietnam, cargados de bombas nucleares. De todas formas, los Estados Unidos perdieron la guerra.

Pero ese mismo año, del asesinato de King, era del dominio público que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) inundaba los campus universitarios y las plazas públicas de droga transportada por unidades de la Fuerza Aérea desde El triángulo dorado asiático. (¿De qué se alarma ahora Donald Trump?).

En Europa, en las calles de París, el movimiento obrero y la comunidad universitaria inician una primavera ardiente que culmina en el Mayo francés. Las proclamas: Seamos realistas… exijamos lo imposible. La imaginación al poder: Caen el primer ministro Georges Pompidou y su gabinete.

Un arrogante Charles de Gaulle convoca a un referéndum sobre su permanencia. ¡Cae de la presidencia!

 

Así llegamos a la Matanza de Tlatelolco

Son signos de ruptura generacional, según los tipifica la Sociología Política. Los remesones europeos golpean en un México que acomete la organización de los Juegos Olímpicos, como escaparate de cuatro décadas “de estabilidad política y económica”.

Julio es la plataforma: La matanza del 2 de octubre en Tlatelolco es la prueba más acabada de la intolerancia. El viejo francés, Mirabeau lo había advertido en su siglo sobre la tiranía: “Puesto que la autoridad tolera, se siente facultada a no tolerar”.

El 1968 mexicano operaba como placenta de la sucesión presidencial de 1970. Ocho años después, José López Portillo justificó la iniciativa de la Reforma Política: De la crisis de conciencia, hemos pasado a la conciencia de la crisis.

La gran reforma del 77-78 tuvo como primera expresión de voluntad la Ley de amnistía a los presos políticos presos o proscritos. Vale el dato, porque las reformas constitucionales de aquel periodo abrieron las esclusas a la participación institucional en la política de las minorías, incluyendo aquellas que se habían embarcado en la opción armada.

Los votos se cuentan y cuentan, resumió don Jesús Reyes Heroles, ex presidente del PRI y ex secretario de Gobernación, al darle sentido a su rechazo a las simulaciones.

 

El vicio de la democracia: La partidocracia

El 68 cumple su primer medio siglo: Las reformas electoreras posteriores, lejos de consolidar el sistema de partidos para civilizar la lucha de los contrarios, han caído en el vicio más lacerante de la democracia: La partidocracia.

La partidocracia, lo vemos en estos días, ha reducido la democracia a un procaz reacomodo y gritos en el piso de remates electorales.

En su ensayo sobre El suicidio de las democracias, el estudioso francés Claude Julien hizo una dolorosa disección: Como a pesar de todo conviene jugar al juego de la democracia y respetar sus ritos, los gobiernos repiten que no utilizan la fuerza más que al servicio de la libertad.

Toda retórica permite a las democracias occidentales darse así tranquilidad de conciencia al salvaguardar las apariencias de cierto liberalismo: Así, pues, admiten en su país como en el exterior, ciertas extravagancias, un margen de no-conformismo, con tal de que no resulten comprometidos sus privilegios esenciales.

Un retrato hablado de la democracia “a la mexicana”. Cuan necesario resulta, en estos días de sucesión presidencial, que los once consejeros electorales y los siete magistrados federales, lean algo más que sus estados de cuenta bancarios.

 

Primero como tragedia; ahora como farsa

Marzo es un mes propicio a la toma de conciencia histórica:

El 17 de marzo de1821 se publicó El Plan de Iguala, uno de cuyos postulantes, Vicente Guerrero, declaró que La Patria es Primero.

El 21 marzo de 1806 nació en Guelatao, Oaxaca, el patricio Benito Juárez. El 1 de marzo de 1854 se proclamó El Plan de Ayutla por el que se fue para siempre del gobierno Antonio López de Santa Anna. En ese plan se incubó la Constitución de 1857, bandera con la que Juárez restauró la República.

El 25 de marzo de 1825 se instala la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la que se integran los tres Poderes de la Unión.

El 26 de marzo de 1913 de promulga El Plan de Guadalupe por el que se condena el asesinato de Francisco I. Madero a manos de Victoriano Huerta y Venustiano Carranza asume la comandancia del Ejército Constitucionalista. Producto final de la lucha revolucionaria: La Constitución de 1917.

El 18 de marzo se cumplen 80 años de que Lázaro Cárdenas decretó la Expropiación Petrolera.

 

¿Quiénes fueron Reyes Heroles y Leyva Velázquez?

De tarea para los sedicentes dirigentes del PRI: El 4 se cumplen 89 años de la fundación del Partido Nacional Revolucionario.

El 19, doble aniversario que podría ser luctuoso para la claudicante nomenclatura del PRI: Murieron en 1985 dos ex presidentes nacionales: El citado Reyes Heroles y el general revolucionario Gabriel Leyva Velázquez. ¿Qué quienes fueron?

El 23 de marzo se cumplen 24 años del asesinato del ex presidente nacional del PRI y candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio.

Sospechamos que, de las efemérides citadas, se pueden sustanciar algunas nociones sobre la democracia mexicana. Que sigue en embrión

Para no pecar de ingenuos, nos quedamos con el dictamen forense elevado al rango de máxima política: Cuando un Estado muere, no se precisa la autopsia: Murió por suicidio. Es cuanto.

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                

 

  

 

 

 

 

 

                                            



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