CIENCIA Y TECNOLOGÍA
QUIEN ALGUNA VEZ HA EXPERIMENTADO una dolorosa quemadura de sol por exceso de playa, desierto, arreo de vacas o político, sabe que la luz, radiación o rayos ultravioleta (UV) del sol pueden ser muy dañinos; todos los animales, aunque se asoleen por algún rato, después tienden a protegerse si pueden hacerlo, sin embargo, las plantas, que también son seres vivos, pueden asolearse todo el día y en apariencia no se queman.
Bronceado verdoso
Dr. Hernán Edrian Chavarría Aguilar
PROTECCION INVISIBLE. El cinturón de Van Allen o campo electromagnético terrestre, nos protege de los rayos gamma y cósmicos, pero deja pasar la luz UV, la cual es filtrada más abajo por la capa de ozono atmosférica, que impide el paso a los letales rayos UV-C y se lo permite a los rayos UV-A y UV-B que son muy necesarios para la vida, pero en exceso también son dañinos.
Resulta que el árbol cuya sombra nos cobija tiene su propio filtro solar, un químico que protege a la planta de la radiación perniciosa, mientras permite que continúe el proceso de fotosíntesis derivado de la propia luz solar. La forma como lo hace es como las cremas que nosotros usamos y no de manera metafórica, sino muy literal, la planta produce una protección muy parecida a las que compramos en la farmacia para disminuir los riesgos de la exposición a la luz UV. Pero mejor.
BRONCEADOR VEGETAL. Allá por 2011, un equipo de científicos reportó un descubrimiento en el Journal Science: Observaron que en respuesta a la exposición a luz UV-B (la peor de las dos formas que nos llegan), la planta empieza a modificar dentro de sus células una proteína fotorreceptora específica denominada UVR8, que dispara una variedad de respuestas como la producción de filtros químicos para absorber la mencionada y peligrosa radiación UV-B. El profesor Gareth Jenkins de la Universidad de Glasgow autor del estudio mencionado, comentando sus hallazgos dijo:
“Cuando una planta detecta la luz UV-B, esto estimula la síntesis de compuestos protectores solares que son depositados en los tejidos exteriores para absorberla, minimizando cualquier transmisión dañina a las células debajo. Esto es lo mismo que nuestras cremas solares hacen, además la exposición a luz UV-B estimula la producción de enzimas que reparan el daño al DNA, y por último, son activados los genes que previenen el daño oxidativo y ayudan a mantener la maquinaria fotosintética en las hojas.”
Aunque las plantas son lo máximo en auto-protección contra los rayos UV, por supuesto que, si sus defensas son superadas, pueden sufrir daño, todo exceso…
EVOLUCION NEOPROTEROZOICA. Tras el descubrimiento inicial, siguió una explosión de investigaciones en protectores solares vegetales, por ejemplo, hoy sabemos que casi todas las plantas, incluidas las unicelulares como las algas verdes, producen estos químicos los que de hecho podrían haber jugado un rol evolutivo importante, ayudando a las plantas a hacer la transición de marinas a terrestres hace 700 millones de años en el periodo Neoproterozoico, ya que la exposición a los rayos UV es mucho más intensa en tierra que en el agua.
Los científicos también han demostrado que mientras que algunas especies tropicales de plantas altas producen continuamente mayores niveles de protector solar, otras plantas pueden incrementarlo durante el día en respuesta a los cambios de luz UV de manera similar al proceso humano de bronceado.
PIEL VERDE. Hoy día, los científicos han empezado a buscar protectores solares de base vegetal que pudieran servir como ingredientes activos en productos dirigidos al uso humano. Ya existen algunos productos así en el mercado europeo, incluyendo uno que contiene un agente protector contra UV-A derivado del alga roja marina. Toda alternativa a los filtros actuales deberá pasar una rigurosa revisión para asegurar que protege al menos igual, contra la exposición a radiación UV.
Además, los nuevos productos necesitan demostrar ser seguros y de buena relación costo-beneficio para extraerlo de plantas o a través de otros medios. Los científicos incluso piensan en agregar filtros solares de base vegetal a los convencionales —como los óxidos minerales— para ver si estos compuestos pueden incrementar su efectividad. Quién sabe, así como va el cambio climático y el daño a la capa de ozono, dentro de una década antes de salir a dar un paseíto, podríamos estar untándonos estos productos vegetales en la piel, para lucir al sol un muy sano color verde hoja, bandera o pistache.
More articles by this author
|