Edición 409 |
APUNTE
LA OTRA CORRUPCIÓN CRIMINAL
Jorge Guillermo Cano
EN VARIAS OCASIONES hemos dicho que no es cosa de apoyar o no esto y lo otro, ni de fanatismos o adhesiones incondicionales, de un lado y del otro; sea por factores que es muy difÃcil erradicar, que tienen que ver con dinámicas incluso históricas, con los vicios y desviaciones del sistema, particularmente agudizados en gobiernos anteriores, el hecho irrebatible es que la corrupción en México permanece prácticamente igual que antes.
Cierto que, desde la presidencia, se da un fuerte discurso en contra de la corrupción y la enunciación de una voluntad expresa para combatirla, pero hasta ahora solamente es una cuestión declarativa. El fondo, y muchas de sus formas, permanecen inalterables. Ni caso en negarlo.
Nos guste o no, el hecho es que no se ha reducido la corrupción y la voluntad de erradicarla, sobre todo desde la máxima jefatura nacional, no ha dado los resultados que, con frecuencia, se enarbolan como si realidad fuera.
Necesario reconocer el problema y proceder con autocritica, pues las cosas se pueden complicar aún más con el pretexto de la tal pandemia.
Quedan en la miseria
Una de las aristas de la corrupción bien vestida es la que tiene que ver con la medicina, particularmente la privada, en laboratorios, clÃnicas y hospitales.
No hace mucho, se hizo público que una señora perdió a su esposo, a consecuencia del tal Covid/19, luego de gastar más de un millón de pesos en el tratamiento médico.
Lo internaron en un hospital privado “donde, en tan sólo once dÃas, gastaron 760 mil pesos en tratamientoâ€. Solamente al ingresar, les cobraron 80 mil pesos y, en los últimos dos dÃas, antes de fallecer el enfermo, tuvieron que pagar 180 mil pesos por el “traslado al área de terapia intensivaâ€.
Del hospital privado se tuvieron que ir al Hospital Civil y ahà se fueron más de 300 mil pesos en medicamentos y otros gastos hospitalarios.
Hasta hace unos dÃas, la familia todavÃa debe 25 mil pesos en el Civil y el costo del plan funerario.
Abusos inadmisibles
Además de esa infame realidad, y por otra parte de la misma hechura, el costo de medicamentos comunes en farmacias se ha disparado, en algunos casos hasta en un mil por ciento, sin exagerar; los laboratorios hacen también su agosto cobrando por pruebas del mentado Covid (de dudosa eficacia) por lo menos mil pesos, la más barata, pero hasta cinco mil o más en otros de esos negocios.
Eso está sucediendo en todo el paÃs, mientras los gobiernos de “los tres niveles†se la pasan haciendo declaraciones inanes y asegurando gratuidades que no existen.
En tanto, la Profeco es una fantasmagorÃa, asà como todas las demás dependencias que algo podrÃan hacer, si no fuera por su presumible complicidad.
Es necesario poner remedio a lo que está sucediendo.
De señales que se ven
Al integrar su gabinete, todo nuevo gobernante tiene ante sà la primera gran oportunidad de mostrar al electorado que lo llevó al poder la congruencia entre su discurso de campaña y su hacer.
Asunto relevante de suyo porque no se trata simplemente de nombres sino de actores centrales que dirigirán los destinos del Estado. Se ve ahà si a los diagnósticos previos corresponde una real voluntad de cambio y superación, privilegiando capacidades y la atención irrecusable de los grandes problemas nacionales y estatales.
En contraparte, si se imponen las reglas no escritas de la polÃtica que han hecho tradición en los centros de poder (que bastante hemos padecido) la integración del nuevo gobierno puede significar un traspié más temprano que tarde.
Según mi opinión, son varios los espacios del gabinete federal que merecen atención al respecto. Por ejemplo: la SEP, con Esteban Moctezuma Barragán; Gobernación (Olga Sánchez Cordero); Seguridad (Alfonso Durazo Montaño); Función Pública (Irma Eréndira Sandoval); Oficina de la Presidencia (Alfonso Romo); FGR (Alejandro Gertz Manero) y el director de la CFE, Manuel Bartlett, sin demérito de otros casos.
Necesario corregir
Los tiempos que corren imponen una valoración polÃtica de amplio esquema, sopesar el tamaño de los retos, ponderar los signos del pasado y del presente para actuar en consecuencia. Por supuesto, la última palabra está donde ya se sabe. También la responsabilidad por los aciertos y desaciertos.
En el ámbito más terrenal (dijéramos), es un hecho que la hipocresÃa está en todas partes del espectro polÃtico y su adlátere, la simulación. Lo peor es cuando se presentan banderÃas que se venden al mejor postor como si fueran “idealesâ€.
Como ya lo he expresado en anteriores ocasiones: es necesario corregir, pues el tiempo se agota sin remedio a la vista.
Que se acabe, de veras
En varias ocasiones me he referido aquà a los excesos de los señores diputados (federales y locales) asà como senadores de todos los partidos que, cuando de sus prebendas, beneficios, ganancias y excepciones se trata, suelen ponerse muy de acuerdo sin mayores brincos.
De gastos exorbitantes, viajes, incluso tratamientos de cirugÃa estética para diputados y familiares, se supo y se denunció en su momento; boletos de avión a destajo, asesorÃas, ayudantes, divulgación, atenciones a invitados y una larga lista de entrecomillados, aparecÃan en renglones perdidos del gasto camaral o sencillamente no aparecÃan.
En tiempos del cambio prometido, esperábamos que eso ya no sucediera pero, lamentablemente, no es asÃ, y aun cuando no se ha llegado a excesos previos, es claro que el dispendio y el mal uso de los recursos no se ha ido.
En Sinaloa, el congreso local bien harÃa en tomar nota (si de veras apoyan la llamada “cuarta transformaciónâ€). ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla ).
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