Fratricidio en Sinaloa
RAYMUNDO RIVA PALACIO
EN EL PRI LLEGARON A UN ACUERDO cupular para las 12 elecciones a gobernador que se disputarán este año: donde gobiernen priistas, ellos manejarán el proceso -o sea, impondrán a su delfín. Esto sucederá en Sinaloa, donde Jesús Aguilar Padilla tiene en el alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra, su candidato a sucederlo.
PARECE UN CAPRICHO, pues según la última encuesta que difundió el diario El Debate, el senador Mario López Valdés Vizcarra tiene una ventaja de dos a uno sobre Vizcarra, quien también es señalado de tener vínculos con Ismael “El Mayo” Zambada, jefe del Cártel de Sinaloa. En las condiciones actuales, Vizcarra no parece el mejor candidato en Sinaloa, que si ganara, podría ser etiquetado como un “narcoestado”.
Sinaloa es la cuna de la mayoría de los capos del narcotráfico en la historia de México, lo que no significa que sea un territorio entregado al crimen. Pero la percepción no ayuda al PRI, que siempre ha gobernado el estado y a quienes el dicho popular le adjudican el haber dejado que crecieran y se asentaran los cárteles. La opinión pública no establece matices, pero tampoco posibilidad de optar. Es decir, todos los políticos deben ser malos si son priistas.
En este contexto, Vizcarra es el más malo de los que compiten en el proceso electoral visto como el más sucio de este año, que se describe con ligereza como una confrontación no entre políticos del mismo partido, sino entre cárteles de la droga, a partir del silogismo de que como el Cártel de Sinaloa se fracturó, también se rompió la unidad dentro del PRI, que tiene enfrentado al gobernador Aguilar Padilla y su delfín Vizcarra, con el ex gobernador Juan Millán.
La percepción se socializó en el país tras la reciente publicación en el periódico Reforma de una fotografía -difundida en Sinaloa hace tiempo- tomada hace más de dos décadas, donde aparecía Vizcarra con su tío Inés Calderón Godoy, su primo Inés Calderón Quintero -acusado de narco y asesinado en 1988-, y “El Mayo” Zambada. Vizcarra no desmintió la fotografía y dijo que acudiría a la PGR para que investigara, pero sin aclarar con energía que no estaba vinculado al narcotráfico.
Vizcarra admite la veracidad de esa fotografía, pero subraya la línea de tiempo entre cuando se tomó y el uso que se le dio en su contra. En una plática reciente, dijo que sus negocios son públicos, que su fortuna no es nueva sino construida durante una generación con relaciones comerciales y financieras internacionales, y que podrían voltearlo de cabeza cuantas veces quisieran hasta convencerse que el dinero que ha hecho fue bien habido.
Aportó los nombres de los fondos con quienes ha hecho negocios -por ejemplo el de Nicholas Brady-, y las instituciones que lo han respaldado -como ING-, al igual que empresarios de renombre -como los Coppel o los Ley- que se sientan en el consejo de administración para quien desee revisarlo.
Las acusaciones de narcotráfico, empero, han ocultado el problema de fondo, que es la lucha entre Aguilar Padilla y él, contra Millán. En los últimos meses Vizcarra ha sido acusado de haber “comprado” la candidatura al hacer socio a Aguilar Padilla de su exitosa empresa, Grupo Viz, entregándole el 4 por ciento de acciones en 2005.
Vizcarra afirmó que es falso, y que Aguilar Padilla aportó 100 mil pesos en 1997 que le representan el 0.7 por ciento de la empresa, lo que le ha dio utilidades todos estos años por un total de no más de dos millones de pesos. Óscar Lara, ex secretario de Finanzas de Aguilar Padilla y hoy coordinador de la bancada sinaloense en el Congreso, tiene una participación accionaria similar en Grupo Viz.
El problema, insistió, es el pleito con Millán. Entre la cúpula del PRI existe preocupación por el conflicto. Uno de los dirigentes dice que el origen del encono es que Vizcarra timó a Millán en un negocio. Vizcarra dijo que el ex gobernador nunca fue su socio. Su problema, dijo, es porque no lo reconoció como jefe político después de haber terminado su periodo como gobernador.
Millán quería que cuando Elba Esther Gordillo coordinaba la bancada priista en la primera parte del gobierno de Vicente Fox, se opusiera a la reforma fiscal, lo cual no hizo por un compromiso previamente adquirido con la maestra. Luego ignoró su petición que no pidiera licencia para buscar la presidencia municipal de Culiacán. Ganó la alcaldía y Millán le dijo que buscara ser senador, pero no le hizo caso. Cuando Aguilar Padilla asumió el poder, Vizcarra lo reconoció como el jefe político del estado.
La confrontación, en todo caso, es profunda y divisoria. Millán sigue manteniendo fuerza política y está enfrentado con Aguilar Padilla. Lo que hay, para los estándares dentro del PRI, es una rebelión de un ex gobernador que no ha aceptado que su periodo terminó. Lo que teme Millán, comentan, es que con Vizcarra en el poder, toda la fuerza que aún tiene, se disolverá.
Millán piensa otra cosa, que la elección de Vizcarra será la entronización del narcotráfico en Sinaloa. Los priistas están polarizados en un estado que, por sus características históricas de criminalidad, pertenece a los que puedan ser considerados asuntos de seguridad nacional. Esta vertiente podría ser utilizada por el gobierno, urgido de triunfos electorales y fortalecimiento en su plataforma electoral para 2012.
En el PRI deben de saber que los estrategas del PAN tienen a Sinaloa entre los pocos estados que donde pueden ganar la elección para gobernador este año. Como están las cosas entre los priistas sinaloenses, esa posibilidad se ampliará en la medida en que no resuelvan sus diferendos y su eventual candidato aclare su pasado. Tienen que empatar la realidad con las percepciones y controlar los daños que ha causado esta lucha fraticida.
La pregunta que no tiene aún respuesta es si, con seis meses por delante, tienen el tiempo suficiente para evitar que el PAN, por la puerta que le abrieron, les quite la gubernatura.
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