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¿Son o se hacen?
“Estar preocupado es ser inteligente, aunque de un modo pasivo. Sólo los tontos carecen de preocupaciones”.
Johann Wolfgang Goethe
Muy estimados amigos y lectores, aunque en principio no lo parezca, parece ser una buena forma de sobrevivir. No sólo porque reduce la posibilidad de que estallen conflictos entre las personas, sino porque protege los lazos afectivos y mantiene la cohesión: en la pareja, la familia, la sociedad e incluso hasta en la política
Por eso "hacerse el tonto" es un recurso de uso universal. Todas las sociedades, históricamente, lo han empleado y lo emplean aunque en distinto grado. En las más avanzadas, como las nórdicas -Suecia, Noruega o Finlandia-, es una conducta más sutil o en franca extinción.
En el caso de Europa o Estados Unidos, todavía están en la etapa de combatirla con normativas para transparentar lo que opina cada cual, sin temor a represalias. Y en América Latina y el resto del tercer mundo, con sociedades más jerarquizadas y paternalistas es algo a lo que se echa mano de manera habitual. Esto se debe, a que como parte de una cultura ancestral son pocos los que se arriesgarían a decir lo que piensan ante un jefe o a discrepar y mostrarse contrarios a lo que opina la mayoría.
Lo que despertó mi inquietud sobre este tema en concreto fue, la actitud de dos candidatos a la presidencia de México; en concreto Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Estos mismos han creado cortinas de humo con sus “actitudes nuevas”: El primero se hace pasar por una persona ignorante e inculta; que comete error tras error. Mientras que el segundo, ha asumido una actitud de “enamorado” e “ingenuo “.
López Obrador.
Analicemos lo siguiente: en 1999, los doctores Christine Drea y Kim Wallen, de la Universidad de Emory, Atlanta, se dedicaron a estudiar la conducta social de los monos macaco rhesus, usando 55 ejemplares. Al someterlos a pruebas de aprendizaje, todos lograron sus metas, sin mayores problemas.
Luego, al tener que demostrar su nuevo conocimiento, cuando los monos se encontraban entre pares, todo andaba bien. Pero cuando había un mono de jerarquía superior presente, los de nivel inferior actuaban como si estuvieran desorientados, sin demostrar lo que sabían. Según los investigadores, como se trataba de una situación en que no había conductas agresivas, ellos creen que se produce una inhibición voluntaria, por el hecho de que están en presencia de un caudillo.
Esto sería una prueba de que fingir ignorancia o inocencia es un arma de sobrevivencia con una larga historia evolutiva, que es usada en forma transversal.
Y aunque la mayoría de las personas jugamos el papel de ingenuos en determinadas circunstancias, las mujeres tienen la impresión de que los hombres la usan mucho en su vida de pareja. Los sicólogos, en tanto, aseguran que las mujeres son más experimentadas con esta táctica, ya que han estado subordinadas socialmente por mucho tiempo.
Esta es la manera con que ellas han logrado que se las considere en las decisiones que toman los hombres. "Debido a los estereotipos sobre mujeres y hombres, ellas están en desventaja cuando intentan influir en los demás", dijo a La Tercera la sicóloga social Linda Carli, del Wellesley College, en Massachusetts, y autoridad en el tema de influencia social.
Según se afirma, varios estudios internacionales demuestran que en sus trabajos las mujeres son vistas como menos competentes y todos esperan que ellas, además, sean cálidas, acogedoras y agradables. Por esto, "hacerse la tonta les permite mostrarse débiles, poco capaces y así no representan ninguna amenaza para los hombres. Cuando ellos las ven así, están más dispuestos a escucharlas y cambiar de opinión".
Por el contrario, cuando la mujer se muestra capaz y asertiva es casi segura que será rechazada por los hombres. En cambio, las demás mujeres confiarán en ella y no así en la que se hace la ingenua, que es dejada a un lado porque la ven como una simple manipuladora.
Y si bien los tiempos parecen haber cambiado y hoy las mujeres han aumentado su presencia en el mundo laboral -en EE.UU. son mayoría después de la crisis- y su competencia es reconocida en casi todas las profesiones, lo estereotipos siguen vigentes.
Un estudio con 229 estudiantes de sicología en EE.UU., hecho en 2001, demostró que ellos asocian a sus compañeras más indecisas e inseguras con ser menos capaces y con menos conocimiento, "pero también las describen como más confiables", dice Carli, quien dirigió esta investigación. Esto explicaría la dificultad de la promoción de mujeres a puestos de liderazgo y por qué los cargos gerenciales siguen estando hasta hoy, mayoritariamente, en manos de varones.
Pero los expertos advierten que estos comportamientos son inconscientes, atávicos, lo que se habría demostrado con el experimento de los macacos. Es decir, quien lo hace no se da cuenta de que está actuando como ingenuo(a) ni que subestiman sus propias capacidades.
Apreciables lectores, ante toda esta aportación de datos científicos; habría que hacer un análisis del papel que están jugando algunos candidatos a la presidencia de México, los cuales al parecer, les está dando muy buen resultado el “hacerse a los tontos” y por supuesto a los “amorosos y felices”. Veamos algunos rasgos que identifican a este tipo de personas
1. Mantienen sus ojos bien abiertos todo el tiempo, alternando entre una leve sensación de pánico y una felicidad infantil.
2. Dejan caer cosas una o dos veces al día. Papeles, carpetas o lápices, por ejemplo. No se recomienda con el café o algo de vidrio.
3. Hacen un esfuerzo por chocar "accidentalmente" contra una pared, una puerta o un poste. Pero cuidadosamente, para que no se haga daño.
4. Cuando se les entregan en sus manos algo que requiere trabajo, como documentos, formularios, etc., dan vueltas en sus manos lentamente.
5. Elijen una cosa específica y lo hacen en forma errónea permanentemente. Por ejemplo: si a su jefe le gusta el café con crema y azúcar, sírvaselo negro, sin nada.
6. Nunca recuerdan el nombre correcto de los demás. Llaman Manuel a Daniel, Elcira a Elvira, Moria a Gloria o lo que se le ocurra.
7. Si alguien le hace una pregunta cualquiera, inclinan su oreja derecha hacia su hombro derecho lentamente y entrecierran sus ojos, como si en verdad estuviera tratando de entender.
Reflexionemos sobre algo:
“El ex vocero presidencial de Vicente Fox, dijo en una ocasión que los "errores" son parte de una estrategia comunicacional que en psicología se llama: "impacto de las masas", así que OJO señores insisto, no se vayan con la finta; si son observadores todos los aspirantes a la presidencia están usando la misma táctica, incluyendo al amoroso de Andrés Manuel López Obrador”
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