¿Estado criminal? ENRIQUE JAVIER CRUZ ROMERO
"Gracias a la justicia el hombre es un dios para el hombre y no un lobo." Francis Bacon
MUY ESTIMADOS AMIGOS, todos aquellos que ejercemos la libertad de expresión, nos sentimos profundamente lastimados y consternados por el asesinato de la periodista Regina Martínez; representante de la revista Procesoen el estado de Veracruz. Evento que tuvo lugar en la capital del estado de dicha entidad federativa; Xalapa, el pasado 28 de abril.
Sobre este asunto quisiera hacer unas valoraciones de fondo:
Recuerdo en una ocasión mientras desayunaba en un conocido restaurante de la ciudad de México, una persona me dijo que la injusta distribución de la riqueza en el planeta, nos ha convertido en unos “caníbales sociales”; es decir, el hambre nos está haciendo matar y hacerle daño a los demás, al no encontrar una solución a los problemas económicos y financieros que tanto golpean a la sociedad.
En teoría, los gobiernos han observado un comportamiento pendular: procurando el equilibrio y ascenso social mediante agresivas políticas públicas, o abandonando la pobreza. Antes la desatención solamente generaba más miseria y el incremento de delitos.
En todos los países hay lugares olvidados, donde se nace y se muere sin oportunidades de desarrollo personal ni de movilidad social. Pero también en lugares centrales, la indiferencia estatal hacia ciertos sectores es causa del trabajo informal, caracterizado por salarios inferiores al mínimo de ley, insuficientes para cubrir las necesidades básicas y, obvias, para alcanzar lo superfluo.
Hoy, el Estado tiene un competidor: El crimen organizado. En cuanto el gobierno abandona espacios donde debió hacer inversión social, esos espacios son ocupados por las redes criminales; aparece el seductor dinero informal proveniente de las actividades delictivas, recluta a la población y acaba con la desesperanza, eleva el nivel de vida y permite el acceso a lo frívolo. Así se pierde el territorio porque los lugareños legitiman a sus benefactores y no al Estado. De igual modo, cuando la despreocupación oficial permite el pago de salarios por debajo del mínimo de ley, se fomenta la tentación del dinero informal en los lugares centrales del país. Poco a poco, se pierde el control, se imponen la corrupción e inseguridad ciudadana y se avanza hacia la política informal.
Regina Martínez
Lo expuesto con anterioridad tiene dos fuentes: Determinados grupos como organizaciones de empresarios o sindicatos, así como asociaciones o barrios, ante la inoperancia estatal toman y ejecutan decisiones legalmente atribuidas a instituciones formales; y la corrupción hace que funcionarios públicos deshonestos subordinen su trabajo a las decisiones del crimen organizado. Estos centros de poder informal, extra-constitucionales y extra-legales, contradicen o neutralizan o corrompen las decisiones institucionales.
La política informal -o lo que algunos denominan “los poderes fácticos”- es el detonante de la ingobernabilidad, pero esta podría ser el indicador de la toma del Estado por el crimen organizado.
Apreciables amigos y lectores, concluyo este artículo con una reflexión:
“Pasar del Estado de derecho al Estado criminal tiene sus componentes: trabajo informal, dinero informal y política informal. La mejor prevención de este mal social es, sin dejar de lado la política de persecución penal; la recuperación de espacios y el cumplimiento en el pago de los salarios mínimos. A más necesidades sociales en evidencia, mayores oportunidades para las organizaciones criminales”.
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