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DF y República: el factor Wallace
CARLOS RAMÍREZ HERNÁNDEZ
La nominación de Isabel Miranda de Wallace como precandidata única del PAN a la jefatura de gobierno del DF cambió el escenario político del DF, rebasó por la izquierda ciudadana al DF y por la derecha de género al PRI y aportó otro elemento para la presidencial. Y de paso, le dio otro enfoque al problema de la seguridad pública desde el panismo: el de las víctimas.
Se trató de un movimiento certero de ajedrez político del presidente Calderón, al grado de que el PRD tuvo que agregar a su encuesta la pregunta de que quién de los precandidatos registrados podría derrotar a la señora Wallace. Este temor contrastó con las burlas de perredistas, priístas y simpatizantes de ambos partidos contra la señora Wallace, pero en el entendido de que su candidatura modificó la correlación de fuerzas sociales en la ciudad de México.
La nominación de la señora Wallace debe leerse en el contexto de las críticas en el seno del PRD contra Marcelo Ebrard por la pantomima de la encuesta sólo para favorecer a su candidato por dedazo Miguel Ángel Mancera. Destacaron dos cuestionamientos: En Milenio, el ex comunista y senador perredista Pablo Gómez cuestionó severamente a Ebrard y al PRD por negarse a una elección democrática con urna: el ex comunista Arnaldo Córdova, en La Jornada, también lamentó los estilos del PRD de eludir los compromisos con las bases; los dos concluyeron que el PRD de Ebrard no es el PRD Cárdenas de 1989.
En este contexto, la candidatura de Mancera carecerá de autoridad moral, no logrará conciliar las divisiones perredistas y debilitará el posicionamiento electoral del PRD; y si Ebrard --lo cual se ve imposible por sus estilos trogloditas de hacer política- se hubiera arrepentido de Mancera y optado por otro candidato, la debilidad de las figuras aspirantes a la jefatura de gobierno contribuirá al análisis pesimista sobre la posibilidad de que el PRD pierda las elecciones de jefe de gobierno y con ello deje de controlar la joya de la corona perredista.
La candidatura de la señora Wallace concita cuando menos tres mensajes: una candidatura ciudadana, la nominación de una víctima de la inseguridad que puso en jaque al sistema judicial al perseguir, encarcelar y condenar severamente a los secuestradores y asesinos de su hijo cuando el sistema judicial se desentendió del asunto y revalidó la perspectiva de género en candidaturas de primer nivel que sin duda consolidará las posibilidades de Josefina Vázquez Mota en la lucha por la candidatura presidencial del PAN.
La figura de la señora Wallace ilustraría la lucha del gobierno federal panista contra la delincuencia organizada y aparecería como parte de la organización ciudadana al margen de la fuerza pública. Wallace, Alejandro Martí y María Elena Morera irrumpieron en la escena pública por agresiones criminales de la delincuencia contra familiares y con ello jalaron a una parte importante de la sociedad en la participación en las acciones oficiales contra el crimen organizado.
Y en los efectos colaterales, la candidatura de la señora Wallace abrió el escenario político que parecía ya cerrado con las nominaciones conocidas para la presidencia de la república. Si el PAN avanza en la votación del DF, le quitaría votos esenciales al PRD y al PRI y modificaría bastante los cálculos electorales que ya daban por resuelta la elección presidencial del próximo primero de julio.
Con la nominación de Wallace, el presidente Calderón confirmó que la política es un ajedrez de alto nivel.
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