VOCES DIRECTOR MOURIS SALLOUM GEORGE
Dinero negro lubrica el sistema bancario mundial
INVESTIGACIONES DE ENTIDADES fiscales y policiales de los Estados Unidos encontraron por ahí un dato que, en términos de picaresca delincuencial, se le puede denominar curioso: En incautaciones callejeras realizadas en Miami, Florida, se descubrió que, de cada 100 billetes de un dólar en circulación, 99 tienen rastro de heroína. Para simplificar el descubrimiento, basta decir que aquel hallazgo es producto del narcomenudeo.
LO CIERTO ES QUE indagatorias menos complacientes documentan que los principales carteles de Colombia y México blanquean sus excedentes en el complejo económico-financiero de Florida. Y decir cárteles a secas se explica porque entre los gestores del dinero trasegado para el lavado no están siempre los jefes identificables del tráfico droga, sino empresarios y políticos que tripulan tras bambalinas la actividad total del crimen organizado. A los empresarios, por supuesto, se debe la ingeniería financiera que convirtió a las aisladas y vulgares bandas criminales en honorables cárteles.
Se coloca en primer término la droga porque, después del petróleo, es la mercancía que más excedentes dinerarios mete en circulación en el circuito internacional de la banca y las finanzas. En el paquete entran también los excedentes del contrabando de armas, la trata de personas, el juego de apuestas y la prostitución.
De lo que se sigue que, para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los principales bancos centrales como instituciones de Estado -la Reserva Federal de los Estados Unidos que hace funciones de banca central es institución privada- registran en las balanzas de pago nacionales que el flujo de liquidez que se genera en el negocio de la droga y transita por las tesorerías del sistema bancario puede fluctuar entre 600 mil millones y un billón y medio de dólares.
Con base en el dato menor de 590 mil millones de euros, especialistas en finanzas calculan que estos recursos pueden inyectarse hasta en seis diferentes tipos de operación, en cuyo caso el valor multiplicado puede alcanzar la friolera de tres y medio billones de euros. Con la demencial fiebre que perturba el sistema económico europeo y las maquinaciones de los grandes especuladores para poner orden en el desorden que deliberadamente ellos mismos desencadenaron, no hay poder fiscal que pueda seguirle la pista a aquél llamado dinero negro.
A propósito de color, durante cierto tiempo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que pertenece México desde horas después del asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994, elaboró y puso al tanto a las autoridades de seguridad financiera de los países socios, una lista negra de paraísos fiscales a efecto de que previnieran y penalizaran el lavado de aquel llamado dinero negro que no podía ser ingresado a los mercados bursátiles directamente; paraísos en su mayoría ubicados en litorales atlánticos americanos y vinculados con los grandes bancos de los Estados Unidos. Sospechosamente, la OCDE empezó a depurar dicha lista, de suerte que buena parte de esos paraísos aparecen ahora rechinando de limpios.
En ese megahorizonte internacional del lavado de dinero, suena a humor negro que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público haya informado recientemente que durante 2011, año en que la dependencia tuvo como titular a Ernesto Cordero Arroyo, se detectaron movimiento de remanentes por unos 10 mil millones de dólares, presumiblemente blanqueados, sin explicitar suficientemente los sectores de origen.
Como sea, según el dato más elevado de agencias oficiales u organismos no gubernamentales de los Estados Unidos, las ganancias del narco mexicano; esto es, sólo por droga, alcanzarían unos 59 mil millones de dólares anuales. La cuestión que queda por esclarecer es: Si sólo existen reporte de operaciones inusuales por un monto de 10 mil millones de dólares anuales, ¿dónde se pierden los otros 49 mil millones? Si, según quedó establecido arriba, en Florida lavan buena parte de sus ganancias los cárteles mexicanos y colombianos, ¿por qué canales transita esa dolariza hasta su destino?
Lo divertido es que el trasiego se hiciera por los mismos circuitos bancarios y financieros internos de los Estados Unidos y no hubiera necesidad de que el cuantioso dividendo de las drogas tuviera que cruzar hacia México para luego recurvar a Miami, donde opera la mafia cubano-americana.
Y los mexicanos de acá de este lado, a más del regateo de las divisas, tener que cargar con el luto y soportar el diario discurso calderoniano sobre el manido combate al crimen organizado. No hay derecho.
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