Y contando...
LA HISTORIA de la persecución a cristianos en el Medio Oriente es de larga
data. No es necesario ir hasta los hechos ya conocidos de los choques entre éstos
y los y musulmanes. El asunto es de ahora, de hoy; desde fechas tan recientes como
el siglo pasado hasta llegar al siglo XXI. Desde mucho tiempo atrás la
presencia cristiana fue tolerada, tal y como establece la ley musulmana, pero
esto no era gratuito sino otorgado a cambio del pago de del yizia ; pago por protección.
Pero aún con esto, la situación de los cristianos siempre fue insegura y
considerada de casta inferior, sin acceso a la mayoría de los derechos y esos
escasos “derechos” podían ser suspendidos por la autoridad islámica en
cualquier momento. Además se aplicaba el “impuesto
de sangre” que era el reclutamiento forzoso de niños para integrarlos a las
tropas; estos niños no sólo eran arrancados a sus familias, sino que se les
convertía en soldados fanáticos.
Sin embargo, es pertinente una acotación: Las
acusaciones de blasfemia contra los cristianos eran habituales y el castigo era
la muerte. Y como los cristianos no podían testificar ante un tribunal para
defenderse, debían obligatoriamente convertirse al Islam para salvar la vida.
Algo es algo. Hoy las acciones son sumarias y extrajudiciales: De
tierra arrasada.
Si bien puede denominarse estadística ciega, dada
la parcialidad con la que cada Credo relata su martirologio, algunos datos
procesados por agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales estiman
que, a partir de los primeros exterminios en Bangladesh, son unos cinco
millones las víctimas del extremismo religioso desde 1971. (Desde entonces la jihad fue implantada en Sudán, Algeria,
Irak…)
En cuanto al fanatismo islamista, contando a partir del 11 de septiembre
de 2001, se imputan a este movimiento casi siete mil ataques terroristas.
Aunque el seguimiento de esos crímenes en los
países de África y Medio Oriente es una constante, el registro documental más
sistemático es el que corresponde a Nigeria en donde, desde 1999, hasta abril
del 2013 han sido dinamitadas e incendiadas cientos de iglesias cristianas y,
habrían sido asesinadas 13 mil personas. Sólo en la Navidad de 2012, un ataque
privó de la vida a 86 personas.
En los últimos diez años, el monitoreo se ha
centrado particularmente en Pakistán, Irán, Sudán, Argelia, Egipto, India,
Líbano, Filipinas; ahora en Siria, etcétera.
El supuesto de que la Primavera árabe abriría espacios a la tolerancia en los países
presuntamente “liberados”, no se compadece de la realidad. En abril pasado, el
patriarca Teodoro II, denominado papa los
coptos ortodoxos, atribuyó a fuerzas del Estado la incitación contra su
feligresía en Egipto en actos de culto por devotos asesinados. El religioso
acusó que desde 2011 niñas coptas son secuestradas y “casadas” para imponerles
la filiación islámica.
Pero esas serían una secuela de las atrocidades
cometidas en el primer genocidio del siglo XX: Millón y medio de cristianos
armenios fueron asesinados en Siria y otros territorios controlados por los
otomanos, entre 1915 y 1923. La saña empleada fue tanta que los países
occidentales acuñaron el término “crímenes
contra la humanidad”.
Ahora los de la “hermandad musulmana” (terroristas,
mercenarios y asesinos sin excepción) están cometiendo las mismas atrocidades
en Siria, adecuadamente matizadas por sutilezas tecnológicas y, aunque traten
de negarlo, como hacen todos los asesinos, ellos al igual que alguna vez lo
hicieron los nazis, llevan un registro fiel de sus crímenes para que en el
momento adecuado puedan pasar la cuenta a sus patrocinadores.
Aquí, en su editorial, el semanario Desde
la fe, auspiciado por la Arquidiócesis de México, denuncia que cada año
son asesinados 100 mil cristianos (una muerte cada cinco minutos), aunque otras
estimaciones elevan esa cifra hasta entre 130 y 170 mil. En Irak, informa la
publicación, la persecución ha provocado -en los últimos diez años- el exilio
de más de 650 mil bautizados y la muerte de 10 mil. En la India, el hinduismo
radical ha arrasado con pueblos cristianos completos. Tan solo en 2008, 54 mil
cristianos quedaron sin hogar y más de 500 asesinados. En Egipto, de 1980 a la
fecha, han perdido la vida mil 800 cristianos.
En el nombre de la dignidad humana; ¿Cuántos
cristianos más deberán morir de las formas más horribles, antes de que los
humanos pensantes protesten y hagan algo? Nuevamente, estamos ante el genocidio
y la indiferencia.
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