Edición 423 |
Las nuevas armas
financieras de Occidente
Manlio Dinucci
Cambio climático vs. el Tercer Mundo, escenario de inversiones
Lejos de ser útil para la protección del medioambiente, la COP26 tiene como objetivo ‎poner en funcionamiento las nuevas armas financieras de Occidente, que consisten en ‎imponer a los paÃses del Tercer Mundo grandes inversiones para evitar las emisiones de ‎COâ‚‚.
ESTÃN APARECIENDO nuevas armas para el ya imponente arsenal de polÃticas económicas y ‎financieras de Occidente. Para entender su naturaleza y alcance es necesario partir del ‎conocimiento de las que se han utilizado hasta ahora, como las sanciones —incluyendo la más ‎importante de ellas que es el embargo— decretadas sobre todo por Estados Unidos y la Unión ‎Europea contra paÃses enteros, asà como para penalizar empresas y personas.
Resulta fundamental entender el criterio utilizado para decidir la imposición de esas sanciones. ‎Estados Unidos y la Unión Europea sólo decretan, en decisiones inapelables, que un Estado, ‎empresa o persona ha cometido lo que ellos consideran algún tipo de violación, imponen lo que ellos llaman ‎‎«sanciones» o un embargo total y a partir de ese momento pretenden que terceros Estados ‎respeten tales medidas, amenazándolos con aplicarles represalias si las ignoran.
En 1960, Estados Unidos decretó el embargo contra Cuba, paÃs que se habÃa liberado de la ‎dominación estadounidense, lo cual constituÃa para Washington una violación de su propio ‎‎«derecho» a utilizar Cuba como una posesión: el nuevo gobierno [cubano] nacionalizó las ‎propiedades de los bancos y de las transnacionales estadounidenses que controlaban la economÃa ‎cubana. Hoy en dÃa, 61 años después, Estados Unidos mantiene su embargo contra Cuba ‎mientras que las compañÃas estadounidenses exigen reembolsos ascendentes a miles de millones ‎de dólares ‎[1].
En 2011, preparando la guerra de Estados Unidos/OTAN contra Libia, los bancos ‎estadounidenses y europeos secuestraron 150 000 millones de dólares de los fondos soberanos ‎que el Estado libio habÃa invertido fuera del paÃs, y la mayor parte de todo ese dinero ‎simplemente… desapareció. En ese gran saqueo de los fondos libios se destacó Goldman Sachs, ‎el más poderoso de los bancos estadounidenses, que tuvo como vicepresidente a Mario Draghi, el ‎actual primer ministro de Italia.
En 2017, al proclamar sus nuevas sanciones contra Venezuela, Estados Unidos “congeló†bienes ‎venezolanos por valor de 7 000 millones de dólares y 31 toneladas de oro que el Estado ‎venezolano tenÃa depositadas en el Banco de Inglaterra y en el Deutsch Bank (en Alemania) ‎todavÃa están secuestradas en esos paÃses.
Ese es telón de fondo de la nueva y colosal operación financiera que hoy están promoviendo ‎Goldman Sachs, el Deutsch Bank y los demás grandes bancos de Estados Unidos y la Unión ‎Europea. Implantando un mecanismo calcado del de las llamadas sanciones, esa operación ya no prevé ‎la imposición de restricciones económicas o “congelación†de fondos sino limitar el financiamiento sólo a los gobiernos y entidades o personas “virtuosas†que acepten someterse al ‎‎«Ãndice ESG», siglas que hacen referencia a 3 parámetros: Entorno, Sociedad y Gobernanza.
Las “democracias†y el cambio climático
El objetivo oficial del «Ãndice ESG» serÃa establecer normas para evitar la inminente catástrofe ‎climática que nos anuncian en la Conferencia de Glasgow, para defender los derechos humanos ‎pisoteados por los regÃmenes totalitarios y para garantizar el buen gobierno, claro según el ‎modelo predeterminado por las grandes democracias occidentales. El Departamento de Estado ‎de Estados Unidos, el Foro Económico Mundial, la Fundación Rockefeller y el Banco Mundial son ‎los principales autores de esas normas, junto con algunas agencias de la ONU limitadas a un papel ‎subalterno.
Por supuesto, la mayor garantÃa en materia de derechos humanos es la que representa el ‎Departamento de Estado de Estados Unidos, cuyo embargo contra Irak —aprobado por la ONU— ‎se tradujo, de 1990 a 2003, en 1 millón y medio de muertos, entre ellos medio millón de ‎niños.
La operación financiera actual se concentra en el cambio climático. La Conferencia de la ONU ‎en Glasgow (COP26) anunció el 3 de noviembre que «La Finanza se hace verde y resiliente». ‎Asà nace la Glasgow Financial Alliance for Net Zero. Desde abril de este año, 450 bancos y ‎transnacionales de 45 paÃses se han sumado a ella y se comprometen a «invertir en los ‎‎tres próximos decenios más 130 mil millardos [2] de dólares de capital ‎privado para transformar la economÃa hasta cero emisiones [de COâ‚‚] en 2050». Los capitales ‎se recogen mediante la emisión de «bonos verdes» (Green Bond) y de inversiones ‎provenientes de fondos comunes y de fondos de pensiones, en gran parte con dinero de ‎pequeños ahorristas que correrán asà el peligro de verse atrapados en una enésima burbuja ‎especulativa.
Ya no será un banco o una transnacional quien se compromete a alcanzar el objetivo de ‎cero emisiones de COâ‚‚ de aquà al año 2050 y a ayudar a los «paÃses pobres», donde más de ‎‎2 000 millones de personas todavÃa usan la leña como único o principal combustible [3].
Entre los comprometidos en el asunto de las cero emisiones está incluso la petrolera anglo-‎holandesa Royal Dutch Shell, que provocó un desastre medioambiental en el delta del NÃger y ‎se niega a recuperar las tierras contaminadas. Asà que mientras se trata de eliminar totalmente ‎las emisiones de COâ‚‚, los habitantes de esa región de Ãfrica seguirán muriendo a causa del agua ‎contaminada con los hidrocarburos de Shell.
Notas:
[1] Es importante precisar que el proceso de nacionalizaciones que el Gobierno Revolucionario inició en 1959 establecÃa ‎el pago de compensaciones e indemnizaciones para toda entidad o persona —nacionales o ‎extranjeras— cuyos bienes fuesen nacionalizados. Sin embargo, el gobierno estadounidense de ‎la época —ya hostil al nuevo gobierno cubano— adoptó contra Cuba una serie de “sanciones†‎económicas que impedÃan materialmente el pago a las empresas estadounidenses mientras ‎que «Los Estados de la nacionalidad de los extranjeros (españoles, franceses, suizos, británicos, ‎canadienses y otros) asumieron la representación de sus nacionales y aceptaron como ‎indemnización una cantidad general no discriminada en función de los bienes particulares objeto ‎de la expropiación, pagadera además en términos convenidos en el curso de una negociación ‎donde se conciliaron los intereses de los propietarios de los bienes nacionalizados y los intereses ‎del Estado cubano». Para más detalles, ver: “El proceso de las nacionalizaciones en Cubaâ€, Granma, 29 de ‎octubre de 2008 y el artÃculo “Nacionalizaciones en Cubaâ€, en EcuRed. ‎Nota de la Red Voltaire.
[2] 1 millardo = 1 000 millones.
[3] «COP26 o cómo “pintar de verde†los intereses de ‎la gran finanza», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de noviembre ‎de 2021.
(Traducido al español por Marie-Ange Patrizio). Especial para Voces del Periodista.
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