Revolución de 1910, sentenciada a muerte
MANUEL MAGAÑA CONTRERAS (Exclusivo para Voces del Periodista)
FATAL PARA MÉXICO ha sido la división sembrada con premeditación, alevosía y ventaja, entre el pueblo. Divididos los mexicanos, sufrimos en 1847 la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio; en la misma forma, de 1864 a 1867, padecimos la presencia de un príncipe extranjero colocado como titular del segundo imperio. Ahora, en los albores del Siglo XXI, nostálgicos de quienes se prestaron a la penetración extranjera en aquel entonces, fraguan la definitiva adopción del totalitarismo tecnócrata, con ropajes y charreteras del fascismo franquista. Cuando es más necesaria la ecuanimidad en el pensamiento, la palabra y la acción, se soslaya la sabiduría del adagio popular que dice: “Quien siembra vientos recoge tempestades”. Los profetas blanquiazules del odio no se paran en medios para dispersar su discordia en los cuatro puntos cardinales. Tal vez, uno de los más grandes daños inflingidos a México durante la segunda etapa del “gobierno del cambio”, sea la labor bravucona, pendenciera encomendada al presidente del partido en el poder, Germán Martínez Cazares, quien no se cansa de lanzar bravatas a diestra y siniestra, lo que ha acentuado todavía más la división nacional iniciada con el foxismo, continuada en las elecciones del 2006 y llevada a extremos de riesgo nacional, con la recesión económica de fondo. Se necesita tener vocación de avestruz para no darse cuenta que la intención de los hombres “del cambio” es arrastrar a México a una gran crisis que propicie la adopción de moldes extranjeros de gobierno, autoritarios y totalitarios, con remembranzas ya definidas que se inspiran en del fascismo franquista, nacido de la guerra civil española 1936-1939, cuando ese país sirvió de “conejillo de Indias”, para ensayar armas y nuevo sistema de lucha armada, con miras a la segunda Guerra Mundial. El franquismo visto por Hitler
¿Qué es lo que, según las evidencias sirve de modelo totalitario para implantarlo en nuestro país? Los puntos de vista de Adolfo Hitler, el reconocido dictador de dictadores de la Alemania fascista, en su “Testamento Político”, hace durísimas recriminaciones al caudillo Francisco Franco. En efecto, el Füherer, ya con la inevitable derrota de la Segunda Guerra Mundial encima escribió: “... un régimen que menos que menos que nunca goza de mis simpatía, un régimen de acaparadores capitalistas maniobrados por la clerigalla política. No le puedo perdonar a Franco el no haber sabido, en cuanto terminó la guerra civil, reconciliar a los españoles, el haber hecho a un lado a los falangistas , a quienes España debe la ayuda que le hemos prestado, y el haber tratado como a bandidos a los antiguos adversarios que estaban muy lejos de ser rojos todos.. con la bendición del clero. “No es ninguna solución poner fuera de la Ley a la mitad de un país, mientras que una minoría de salteadores se enriquece a costa de todos... con la bendición del clero. Estoy seguro que entre los presuntos rojos españoles había muy pocos comunistas. A nosotros nos han engañado, porque jamás hubiese yo aceptado, sabiendo de qué se trataba en realidad, que nuestros aviones sirvieran para aplastar a pobres muertos de hambre, y para restablecer en sus privilegios horribles a los curas políticos españoles”. La historia parece que entra en período de repetición y mucho de lo que describe el Füherer en su “Testamento Político”, más conocido por el nombre de “Bormann Bermeke”, lo sufrimos hoy, como parte medular del proceso de decadencia de los pueblos que se opera en estos tiempos de coloniaje tecnócrata y globalizador de la economía, como instrumento de dominio mundial Fascismo franquista y “estado de excepción”
En México, desde hace años, desde las entrañas del Partido Acción Nacional se sueña y se trabaja a nivel proselitista, para incorporar incautos a la corriente del fascismo franquista. Es un secreto a voces que el profesor Celerino Salmerón, discípulo aventajado del ideólogo panista, Salvador Abascal infante, padre del ex secretario de Gobernación -ambos fallecidos-, creó, con marcado sentimiento de nostalgia, las llamadas “Falanges Tradicionalistas de México” La nostalgia ha conducido a los prosélitos de dicha corriente, a vestir uniforme militar, color crema, con brazaletes, saludos a la usanza franquista, con mezcla de principios enunciados por Primo de Rivera. Admirador también de Pinochet, Salvador Abascal Infante fue siempre un admirador del régimen franquista y desde luego, de la persona del generalísimo y de su forma autoritaria de conducir a España, hasta su muerte, a mediado de los años 70 del siglo pasado. El “estado de excepción” y el militarismo -como instrumentos para gobernar verticalmente-, son dos herencias que dejó el generalísimo Francisco Franco Bahamonde, mismas que despiertan el entusiasmo de sus imitadores en los años iniciales del Siglo XXI. La Revolución antimexicana”
Es indudable que Salvador Abascal Infante, quien fuera el más destacado jefe nacional del Sinarquismo, o sea “el papá de Acción Nacional”, en cuanto ideólogo de la ultraderecha, ha influido definitivamente en la formación mental del panismo,. Como lo demuestra el hecho de que, a partir del foxismo al poder, empezó un profundo proceso de desmantelamiento de la Revolución Mexicana, para sustituir la por lo que se ha dibujado desde entonces, como “cambio” proclive a la adopción del fascismo franquista, por el que se añora en amplios sectores blanquiazules, con mescolanza de lo político y lo religioso, como acostumbraba gobernar el caudillo. Esa animadversión que a veces se manifiesta con odio cuando el panismo se refiere a la Revolución Mexicana, tiene su origen en el criterio que sobre el tema sustentó siempre en vida Abascal Infante sobre el Movimiento de 1910, encabezado por D. Francisco I. Madero, bajo el lema de “Sufragio Efectivo y no Reelección”. Con la técnica de mezclar lo político y lo religioso, el profesor Celerino Salmerón escribió el prólogo de “La Revolución antimexicana” de Abascal Infante -1978-, en donde afirma: “Jamás callaré que uno de los títulos que más honran al gran polemistas católico -aparte de otros muchos que ostenta la figura caballeresca de Abascal-, es la de haber sido siempre irreductible combatiente antirrevolucionario... pocos como él conocen todo el poder y la perfidia de que dispone y ha puesto en juego la dicha revolución para idiotizar impunemente -hasta ahora-, a toda una nación cristiana, en otros tiempos recatada, juiciosa y ordenada, para convertirla en suelo de descastados, de pícaros, y de parias , todos sin brizna de honor ni de vergüenza”. Más violencia y agresión verbal no puede haber.
De la revolución mexicana, el ideólogo del PAN, Salvador Abascal, expresa: “... el enemigo de México es la revolución, Es más que nada una praxis planeada, organizada por una mafia secreta que abarca al mundo entero y cuyos tentáculos han hecho presa en México desde que el imbécil de Carlos III se convirtió en el títere de a masonería...” Que desaparezca el poder legislativo
El odio que se dispersa en contra de todo lo realizado por la Revolución Mexicana, comprende también una serie de anatemas en contra de la Constitución de 1917, a la que califica de “destructora de la nación”. En el capítulo XI de su libro “La Constitución de 1917, destructora de la nación”, Abascal Infante descalifica lo mismo al texto elaborado por los constituyentes de Querétaro y a los propios legisladores, culpándolo de todos los males que sufre México. Toca el tema de las cámaras de Diputados y de Senadores, a las que, llanamente, condena a muerte, con lo cual coincide con Hitler: “”... no es posible que las Cámaras en verdad legislen. Por lo cual es forzoso y preferible que sea el ejecutivo el que mediante sus consejeros legisle, para que luego aquellas simplemente aprueben sus iniciativas. Lo peor sería que de veras se pusieran nuestras cámaras a legislar. El Presidente, como ateo revolucionario que es, legisla muy mal; pero más detestables serían las cámaras si se dedicaran a ello. Al presidente de la República le sirven de corte, en la que caen y se aquietan, por los vistosos arreos y en bien provisto pesebre, los mas inútiles, voraces y serviles politicastros del analfabetismo laico” ”Son pues, ellos -los legisladores-, una ficción cara y mala, son los dos tumores , las dos excrecencias más detestables de la revolución. Es necesario extirparlas y que sus elementos vuelvan a los bajos fondos de donde han brotado. En su lugar debería funcionar Cámaras Corporativas, cuyos proyectos de Ley sobre las materias que sólo cada corporación puede conocer a fondo. Se someterían a una instancia superior, en un Gran Consejo Nacional constituido por dos o tres docenas , a lo sumo, de hombres sabios y probos, escogidos libremente por el Jefe de la Nación -de entre los candidatos propuestos por los diversos cuerpos colegiados de profesionales. Una vez aprobada por el Jefe de la Nación, las resoluciones del Consejo Nacional serían ejecutadas por los diversos ministerios y por los gobernadores de las provincias auxiliados por los consejos sub-ministeriales. Las huelgas no existirían
En la “constitución corporativa”, pensada a la manera totalitaria concedida por Abascal Infante, en base a las concepciones dictatoriales: “la huelga no tendría razón de ser, pues trabajadores y empresarios no son adversarios sino socios de la misma empresa. Cualquier conflicto sería resuelto si no dentro de la empresa, dentro de la corporación respectiva, y en caso necesario, por un órgano especial de la Cámara Nacional de Corporaciones, cuyas decisiones apelables ante el Gran Consejo Nacional” Abascal, en su concepción totalitaria del gobierno que debe regir una nación, afirma que “no debe haber partidos políticos, son l contrario del régimen corporativo, porque siempre parten. Los inventó la masonería”. De las relaciones Iglesia-Estado, Abascal Infante dice que “La Iglesia Católica, siendo su religión la oficial del Estado mexicano - con tolerancia de otras en cuanto su culto y enseñanza no sean contrarias al bien común-, estarán representadas por tres obispos en el Gran Consejo Nacional, para dictaminar sobre lo ilícito desde el punto de vista del Dogma y la Moral Católicas y para que la ayudad de los Poderes sea mutua, guardando cada cual su independencia en su campo propios.” En materia de asistencia social médica, Abascal señala que “Los hospitales del ISSSTE y del Seguro Social pasarían a manos de las órdenes religiosas, poco a poco”. Mentalidad carcelaria
Abascal Infante muestra su mentalidad carcelaria al hacer una apología en su libro “La Inquisición en Hispanoamérica” de dicha institución que tuvo a su cargo la aplicación de la justicia tanto en lo civil como en lo religioso, durante el período virreinal en las naciones hispanoamericanas, Publicada esa obra en 1997, el autor también tocó el mismo tema en “La Hoja de Combate”, publicación de su propiedad, cuando también fue dueño de “Editorial Tradición”. Abascal analiza un hecho ocurrido en 1539 y esto dibuja al líder sinarquista e ideólogo del PAN no solamente sobre los tormentos, sino en lo que concierne a la aplicación de la pena de muerte a quienes violaban las disposiciones, incluso, las referidas a la educación de los padres a sus hijos. Se trata de la pena de muerte aplicada en el citado año, al cacique Carlos de Texcoco, quien educaba a sus hijos de acuerdo a las costumbres ancestrales de la cultura prehispánica en aquél entonces, con lo cual cae en contradicción, puesto que el líder sinarca sostuvo en vida, hasta su muerte a principios del año 2000, que “los padres de familia tienen el derecho de educar a sus hijos, de acuerdo a sus convicciones. Defiende, en dicha obra, los tormentos inquisitoriales , con la siguiente argumentación: “... lo que le dio al tormento carta de naturaleza en la inquisición, fue el gravísimo peligro de que no solamente la Iglesia, sino también la sociedad civil misma corría con la herejía si esta no era aniquilada. Se necesitaba un medio eficaz y rápido de descubrir a los cómplices de los herejes manifiestos...” Paralelismo manifiesto
Si se analiza lo acontecido a nivel nacional en México desde el advenimiento, el año 2000, del “gobierno del cambio”, con Vicente Fox, se encontrará que hay un paralelismo entre el “proyecto de nación” salido de la mente de Salvador Abascal Infante y el estilo de gobernar del hombre de Guanajuato y su “pareja presidencial”, así como de la actual administración federal. En materia de seguridad pública, de política sindical, economía interna, relaciones exteriores, etc., dicho paralelismo se hace manifiesto, porque desde el año 2000 empezó una especie de revancha, de contienda, de eliminación de aspectos fundamentales de los gobiernos de la Revolución Mexicana para dirigir el país. Ahora se hace todo lo contrario y con el apoyo que se otorga internacionalmente a los hombres del “cambio”, desde hace nueve años, una metamorfosis a favor de la implantación del franquismo en México se ha sucedido, ininterrumpidamente. No solamente en el capítulo de las inversiones se ha avanzado para que en nuestro país arraiguen empresas de procedencia falangista. Estratégicamente, como ya lo sabemos, las elecciones del 2006 estuvieron influidas ideológicamente también, a través de la presencia de personajes de reconocida identificación con el fascismo franquista, como lo es José María Aznar, quien fue recibido hace tres años en vísperas del cambio de administración que quedó a cargo de Felipe Calderón, luego de la “guerra sucia” en la que participaron esencialmente estrategas de procedencia facciosa franquista, según es archisabido, porque las ingerencias han sido sin medida. México está en vísperas de un cambio. Los mexicanos hemos sido divididos partir de intereses políticos, ideológicamente, con el gradual desmantelamiento de los principios de la Revolución Mexicana, estamos, en términos generales, sin los conocimientos, sin los elementos de juicio necesarios, por falta de información, para entender lo que está sucediendo que es, en síntesis la proximidad de un cambio. Creemos que basta echar un vistazo a la administración franquista y a los intereses de la globalización económica, para concluir en que estamos en riesgo de caer en el autoritarismo que nos hará retroceder, pese a lo muchas veces repetido sobre los avances democráticos en México. La reciente decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sobre la ingerencia interna partidaria en Iztapalapa, es un elemento que hace temer que el autoritarismo pueda estar próximo, si las cosas siguen como van y si el presidente del partido blanquiazul continúa con sus provocaciones que causan división entre los mexicanos. Las divisiones nunca han sido buenas para México. Lo mejor es que la unidad, con progreso y justicia para todos, sea la tabla de salvación, para no ser presas del totalitarismo.
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