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Edición 226 | |||
Domingo, 31 de Enero de 2010 22:34 | |||
PAN, burda imitación del PRI RAMI SCHWARTZ Y LA GRAN CONCLUSIÓN de esta nueva década perdida es… más vale priísta conocido que panista por conocer. O lo que es lo mismo, para priismo el del PRI. Si los mexicanos hubiesen querido más PRI, Labastida habría ganado las elecciones a Fox y Madrazo a Calderón. Si los mexicanos votaron en el 2000 por Fox y en el 2006 por Calderón, es porque no querían más priismo, pero ni Fox ni Calderón lo entendieron. Es por ello que el PRI va a regresar a Los Pinos en 2012, porque si el priismo es el destino fatal de este país, pues mejor que sean los priistas los que lo apliquen o lo que es lo mismo, 99.99 de cada 100 mexicanos sin partido opinamos que el PRI y el PAN resultaron ser la misma porquería.
Decisiones que por cierto, al igual que el PRI, son mágicas, pues no sólo no impactan a la población, la benefician. Suben los precios pero sin aumentar la inflación, suben impuestos pero sin provocar recesión. Igual que los priístas, creen que las leyes de la física, la economía o las matemáticas no aplican en territorio nacional pero al igual que los del PRI, no pueden escapar de las leyes de la alquimia y siguen convirtiendo en excremento todo lo que tocan. Los priistas creaban burocracias nuevas y negocios paralelos con el único objetivo de acomodar a sus familiares, compadres y amigos. Más de mil nuevas subsecretarías, direcciones generales y delegaciones ocupadas por panistas y el negociazo de las guarderías subrogadas la mayoría en manos de la clase panista son solo dos ejemplos que el estilo de gobernar no ha cambiado. El poder los hace a todos iguales. Los priistas se convirtieron en los reyes del cinismo. La frase “ni los veo ni los oigo” que acuñó Salinas para decirle a toda la sociedad me valen madres o la roqueseñal son sólo dos ejemplos del más acabado cinismo del PRI. Los panistas han superado con creces el cinismo que caracterizó al PRI. Hoy simplemente se dicen las mentiras abiertamente y se siguen repitiendo. Insisten por ejemplo en su pendejada de las manos limpias, del presidente del empleo o que la crisis vino de fuera. Los priistas inventaban palabras y frases rimbombantes para ocultar su fracaso. A las devaluaciones les llamaban ajustes cambiarios o deslices, a las recesiones desaceleraciones y a los monopolios “empresas dominantes”. Los panistas igual o peor, a sus fracasos les dicen “crisis que nos vinieron de fuera”, a sus estupideces “programas anticíclicos” y a las depresiones económicas “catarritos”. Los priistas acuñaron frases como “político pobre es pobre político”, “no me den, mejor pónganme donde haiga” y “es la hora que usted diga señir Presidente”. En el panismo las frases son “el que no transa no avanza”, “la plaza es de quien la trabaja” y “las amistades se ven en la nómina”. Con una diferencia, los panistas se dan golpes de pecho y se dicen honestos y de manos limpias. En el priismo los secretarios nunca eran despedidos, se retiraban por motivos de salud, hoy tampoco los despiden, renuncian por motivos personales o familiares. Pero al igual que en los tiempos del priismo, nunca los corren porque si los despiden significa que se equivocaron y cuando un subalterno se equivoca, el responsable fin al, quién realmente se equivocó no es él sino el Presidente y si los presidentes priístas no eran humanos, los panistas menos. Para los panistas ni Fox ni Calderón han cometido nunca error alguno. Los priistas llegaban al poder y enloquecían, abandonaban las esposas, se alcoholizaban, drogaban, armaban tremendas bacanales y luego se casaban con actrices y vedettes. Los panistas son idénticos y muchas son las ex esposas, hogares rotos y familias dislocadas de los que despachan en los puestos más altos del país. Como ésta no es una columna de chismes no vamos a dar nombres, pero sólo faltan dos años y once meses para ver el desenlace no sólo de un gobierno malogrado sino de hogares, familias y matrimonios ligados al poder igual de fracasados. Creel fue sólo la punta del iceberg. Por todo lo anterior es que el PRI va a regresar a Los Pinos, porque si ya vamos a estar gobernados por perdedores, corruptos, fracasados e irresponsables, mentirosos y cínicos, cuando menos que sean orgullosos de serlo como los priístas. Los panistas son iguales pero con una gran diferencia: son chocolates, balines, burdas copias de los originales pero además sin la picardía ni chispa que tenían los del PRI. Por ello no hay que aceptar burdas imitaciones: para priísmo el de los priístas y no el de los panistas, que es un priísmo de inferior calidad.
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