Héroe
popular, villano público
RAMI
SCHWARTZ
UN AMIGO MÍO DICE que en el mundo moderno hay tres sectores: El popular,
constituido por las mayorías; el corporativo, que es el nuevo orden
internacional, y el público, que son los gobiernos alcahuetes que les bolean
los zapatos a las grandes corporaciones.
CUANDO ME PLATICÓ su teoría estuve poco convencido de la misma pero después de ver el
caso de Edward Snowden, quién hoy busca desesperadamente refugio político en
algún país del mundo, no tengo más que reconocer que su entendimiento de la
realidad es correcto y que el mundo está controlado por las grandes
corporaciones y que los gobiernos están a su servicio.
Edward
Snowden fue un empleado de cuarto nivel de una gran empresa de consultoría cuyo
principal cliente es el gobierno de los Estados Unidos. Desde su puesto de
analista de sistemas le tocó ser testigo de como el gobierno de los Estados
Unidos sistemáticamente graba, escucha, analiza y clasifica las llamadas que
hacen los ciudadanos de aquél país y las archiva para ser utilizadas en el
futuro en su contra en caso de ser necesario.
En el
país de las libertades, como les gusta a los políticos llamar a sus Estados
Unidos, el gobierno espía sistemáticamente a sus ciudadanos con la colaboración
de las grandes corporaciones. En el diseño de este sistema de espionaje están
involucradas docenas de empresas que reciben millonarios contratos por parte
del gobierno para contribuir y analizar información. Lo mismo empresas de
telecomunicaciones que de Internet, fabricantes de sistemas de reconocimiento
de voz que de infraestructura así como fabricantes de teléfonos y demás
aparatos de comunicación.
Este
esquema, claramente violatorio de la constitución que los políticos juraron
cumplir así como de los derechos humanos consagrados en docenas de documentos
de los cuales los Estados Unidos son signatarios, se repite en todos y cada uno
de los países del mundo.
Critican
a China por hacerlo abiertamente y ellos son peores porque al menos los
ciudadanos chinos saben que sus pasos son vigilados, sus conversaciones escuchadas
y cada tecleado en sus computadoras sistemáticamente analizado y archivado.
Pero
los “ciudadanos” de los Estados Unidos son bombardeados a diario por publicidad
que los adormece y los hace creer que viven en un país de libertades y Edward
Snowden acaba de levantar el velo que revela que todo eso es una gran mentira.
Ya lo
decía Goebbels, el secretario de propaganda de Adolf Hitler, que “Una mentira
mil veces repetida... se transfor ma en verdad”. La mentira que los Estados
Unidos son una democracia y un país de libertades se las ha repetido no miles
sino millones de veces a sus habitantes usando para ello los medios de difusión
y comunicación más poderosos que haya visto la historia y los gringos ya se la
creyeron. Por ello este hombre se volvió peligroso, porque acaba de revelar la
verdadera realidad de un Estado policiaco y represor.
En
México no estamos mejor; incluso estamos peor porque aquí el gobierno es tan
débil que las grandes corporaciones ya no necesitan su mediación ni sus
servicios, sino que ellas mismas son quienes espían, quienes escuchan, quienes
clasifican, analizan y archivan toda la información y sólo la comparten con el
gobierno cuando es de su interés o cuando quieren obtener algunos favores
adicional es del mismo.
Carlos
Slim es por mucho el hombre mejor informado de México pues controla las redes
de voz y datos por donde circula la mayor cantidad de información y desde hace
décadas invierte fuertes sumas en tecnologías de reconocimiento de voz,
desencriptación de datos y en enormes granjas de servidores y discos duros
donde se guarda y clasifica dicha información. Sus empresas son las proveedoras
de este tipo de servicios para las agencias de inteligencia y espionaje del
gobierno mexicano.
Pero
no crea que no hay nada que podamos hacer los ciudadanos en contra de ello. Es
obvio que en México no va a surgir ningún Edward Snowden que revele estos
secretos, per usted puede evitar ser espiado s i toma las debidas precauciones:
1) No
tener ningún tipo de conversación seria o comprometedora por la vía telefónica.
2) No
enviar datos sensitivos vía Internet que puedan ser interceptados y luego
usados en su contra.
3)
Aprender a utilizar técnicas de encriptación o ponerse de acuerdo con sus
conocidos en utilizar lenguaje en clave.
4)
Adquirir algún equipo detector de mecanismos espía (bug detectors) los cuales
son cada día más difundidos y baratos. Una búsqueda en Google del término “bug
detector” arroja muchos resultados. Sólo cuide hacer esta búsqueda desde un
café Internet para que los servicios de inteligencia de Google o de Slim no lo
detecten.
5)
Utilizar cafés Internet cuando se pueda y cambiar constantemente de
localización para evitar ser rastreado.
6)
Cambiar periódicamente su computadora para que sus comunicaciones no tengan
siempre la misma huella digital.
7)
Utilizar lo menos posible su tarjeta de crédito, pues por medio de sus
transacciones ellos conocen sus actividades, preferencias y hábitos de consumo.
8)
Contratar un experto en seguridad y seguir sus consejos.
Nada
de esto es paranoia, todo esto sucede constantemente; las grandes corporaciones
necesitan mantener el status-quo a cualquier costo y en esta tarea, la
información es el insumo más importante. No se confíe de los políticos que no
trabajan para la ciudadanía, sino para los grandes intereses y en verdad tome
las medidas necesarias para ser invisible o lo más oculto posible.
Por
ello la persecución sin cuartel a Edward Snowden, un joven de 30 años que logró
comprometer, como ningún otro había hecho, la dictadura de las corporaciones y
el invaluable servicio que les prestan los gobiernos que no son más que sus
empleados y ni siquiera los mejor pagados, sino los alcahuetes que hacen su
trabajo sucio y quienes mantienen la ilusión de libertades y democracia, que
son el somnífero pero a la vez el pegamento que lo hace todo creíble y posible,
quienes ponen el velo que nos impide ver lo que realmente yace debajo de la
superficie.
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