Desayuno con Los Amigos de Juan Sánchez Navarro
ENRIQUE CASTILLO PESADO
Hace varias décadas, Juan Sánchez—Navarro y Redo, uno de los empresarios hispano—mexicanos más audaces con los que ha contado el país (qepd), creó un grupo denominado Los Amigos de Juan Sánchez Navarro, que desde entonces se reúne todos los viernes en el salón Sánchez—Navarro del Club de Industriales. Al principio, el propio don Juan, sumándose a él don Julio Scherer García (ex director de Excélsior y fundador de Proceso), además de personalidades de la talla de don Rómulo O’Farrill, Claudio X. González, José Carral Escalante (actual presidente del Club de Industriales), Néstor de Buen, Mauricio de la Cruz, Raquel Bessudo, entre otras figuras, se reunían con el objetivo de discutir los problemas o soluciones que tendría que afrontar México “en el corto futuro”.
Me acuerdo cómo Sánchez—Navarro impulsó –en los mencionados desayunos-- a Vicente Fox Quezada para que llegara (contando con otros apoyos políticos y económicos) a la presidencia. Pero ya ven: llegó el PAN e inmediatamente mostró que le falta olfato para el oficio político, sin olvidar tampoco que muchos de los seguidores de este partido se muestran como completos “fariseos”. Y la verdad: en lo personal soy apolítico. Y si tengo que referirme a las personalidades políticas que figuran en las encuestas, casi no me gusta ningún posible candidato.
No tengo nada contra Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltronés, Beatriz, Paredes (creo que sería una excelente presidente), César Nava (que ni siquiera llega a observar lo que es la “caballada”), Lujambio, Santiago Creel (otro de los candidatos que le gustaba a Sánchez—Navarro para sustituir a Fox), Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Amalia García, etcétera, pero yo continúo mencionando que Juan Ramón de la Fuente como “posible candidato del PRD que dirige Jesús Ortega, haría un buen papel”. Con él, si sumarían votos, ya que cuenta con prestigio nacional e internacional y no se le conocen escándalos. Y otro problema: a toda la cúpula política y empresarial no les convendría que existiera un candidato independiente. Entonces, señores, sí cambiaría nuestro México. De todos estos temas y otros relacionados con el cristianismo, el mundo de la literatura y las páginas de sociales, fui abordado (con excelente preguntas) por todo el grupo que ahora integran la Mesa que fundó don Juan Sánchez—Navarro.
Tanto Silvestre Fernández Barajas, Carlos Schon y Pablo Marentes, me hicieron llegar una invitación y varios e—mails para que estuviera presente un viernes en un desayuno en el que el invitado de honor fue este columnista de Voces del Periodista, MILENIO Diario y de Publimetro. Ahí se reúnen alrededor de 40 personalidades plurales del mundo político, empresarial, intelectual, artístico, deportivo y social de nuestro México. Entre los amigos que vi esa mañana: Pedro Hoth, Roberto Velásquez, Alain Desvignes, Angel Muñoz, Jorge Briones, Javier Canales, Javier Matus, general Jesús Esquinca; Bonnie Cherwosky, Carlos de Buen, Carlos Hurtado, Enrique Franco, Fernando Amerlinck Acereto, Frank Devlyn (que aún me debe unos lentes por apoyar su óptica a nivel mundial), Guillermo Tena, Ignacio Ochoa, Isabel Bagnasco y Manuel Uribe. También charlé con Lorenzo Silva, Vicente Morales, Verónica de la Concha, Eric Cortés, Teresa Centeno, Pablo Goebel y muchos más.
En otro tema, Guillermo Grimm, ex subsecretario de Turismo, organizó un ambigú en su casona de Polanco, donde reunió a un grupo plural que integraron Tere Zermeño (“de lleno en el lanzamiento de desarrollos espectaculares en las playas del país”), Kai Bonnak (“todavía no abriremos el restaurante Asian Gourmet –mmm… ese sería uno de los nombres-- porque todavía no cuentan con el presupuesto correcto, mis amigos los franceses del feudo Le Bouchon”), Salvador Efrato (“considero que sería el personaje ad—hoc para recibir a los elegantes de México en High Life—Masaryk”), Henry Heavy Castle (“es mejor observar y escuchar que hablar demasiado, ya que cuando la gente se desboca hablando u opinando, empiezan a emerger los errores o la soberbia”) y otros. Grimm mostró sus dotes de estupendo anfitrión y profundizó en el tema de que “México saldrá adelante. Hay que tener paciencia (¿?)”. Y hasta la próxima, ¡abur¡
More articles by this author
|