PRD, el gran perdedor
El bipartidismo de ultraderecha,
polluelo de las últimas elecciones
Manuel Magaña Contreras
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Electoralmente, el ultraderechista Manuel Camacho Solís se ha convertido en el “sepulturero de la izquierda mexicana” y en “caballo de Troya” de las “alianzas” partidarias que han fortalecido a la ultraderecha, misma que con máscara del PRI o del PAN se alzó con los triunfos en los comicios del domingo 4 de julio.
En contraste, parafraseando a Gómez Mont, puede decirse que los “chuchos” perredistas” sólo sirvieron de “tontos” útiles. Ninguno de sus aspirantes a gobernador alcanzó el triunfo, como resultado de su anemia electoral. Para el relevo presidencial en el 2012, el “perredismo chuchista” está eliminado desde ahora. El bipartidismo PRI-PAN – o sea, la misma gata nada más que revolcada , tendrá la batuta en sus manos.
Como fuerza electoral, la izquierda está hecha “papilla”, puesto que ocurrió lo insólito por el hecho de que -¡quién lo creyera ¡ - Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón -, estuvieron en la misma trinchera, tratándose del cambio de gobernador en Oaxaca, para hacer triunfar a Gabino Cue, político de formación priísta, ahora militante en Acción Nacional.
Nunca, como ahora, se comprueba aquello que López Obrador ha manifestado en muchas ocasiones, es decir que “el PRI y EL PAN son lo mismo”, puesto que el partido blanquiazul postuló en Puebla, al triunfador de la contienda, Rafael Moreno Valle ex priísta, tal como ocurrió en Oaxaca con Gabino Cué y en Sinaloa, con Mario López Valdés, también de antecedentes priístas.
¿Renunciará AMLO al PRD?
La gran sorpresa que puede esperarse para el 2012, sería la resurrección electoral de la izquierda mexicana, previa renuncia de López Obrador al PRD que no puede estar ya más desacreditado bajo la dirección de Jesús Ortega Martínez, el “chucho” mayor por su sumisión total a los dictados de Carlos Salinas de Gortari, a través de uno de sus principales operadores de toda la vida, Manuel Camacho Solís, para escindir al izquierdismo electoral y fortalecer partidariamente a la ultraderecha PRI-PAN, según la comprobación fehaciente de los resultados electorales del domingo 4 de julio.
Camacho Solís, “caballo de Troya”
La historia es muy conocida. Camacho Solís y Diego Fernández de Cevallos, alias “el jefe”, fueron los principales operadores para establecer, en 1988, la alianza PRI-PAN con miras, en primer término, al reconocimiento de Salinas como “candidato triunfador” en los comicios presidenciales de dicho año. Desde entonces, la mancuerna PRI-PAN ha hecho posible la implantación del neoliberalismo, la macroeconomía y la globalización económica, lo cual ha resultado en perjuicio para los mexicanos, al hundir a la mayoría, en la miseria y entregar las riquezas de México a “la mafia de los 30” de que habla constantemente Andrés Manuel López Obrador.
Ciertamente, Camacho Solís rompió con Salinas, luego de que no lo favoreció con designarlo presidente de la República, pero al paso del tiempo, los hechos demuestran que se ha producido una reconciliación. Tan es así, que en el Distrito Federal, donde gobierna el PRD, rige a economía neoliberal con la privatización de varios servicios públicos, que tienen ya la misma línea que aplica el PAN en todo el país, o sea, la tecnócrata-neoliberal, a través de Marcelo Ebrard, “delfín” de Camacho Solís.
Motivo de suspicacias es la presencia de Camacho Solís, en funciones de “poder tras del trono”, de la izquierda mexicana, siendo como es, un tecnócrata neoliberal del mismo nivel que otro elemento de gran identificación con Carlos Salinas de Gortari, es decir, Pedro Aspe Armella, ex secretario de Hacienda.
Jesús Ortega Martínez, el “chucho mayor” es, a su vez, dócil ejecutor de los planes de la ultraderecha mexicana en materia económica neoliberal. La habilidad especial de Camacho Solís es, precisamente, la de “concertador de alianzas”. Básicamente eso fue cuando en cuestiones de desarrollo regional fue miembro del equipo en la época en que Salinas tuvo el cargo de secretario de programación y Presupuesto, dependencia ya desaparecida.
Jugada maestra de Camacho Solís
El sistema de “alianzas partidarias” es la jugada maestra de Camacho Solís en cuanto político que acostumbra actuar como “poder tras del trono”.y sin que tenga antecedentes como izquierdista, sino todo lo contrario, sus habilidades de “Fouché” totonaca, le sirvieron para colocarse en la coordinación de las organizaciones de “la izquierda mexicana”.
Sinteticemos:
¿Qué es lo que ocurrió el domingo 4 de julio, lo siguiente: Se consolidaron únicamente dos fuerzas con capacidad de contender para las elecciones residenciales del 2012, el PRI y el PAN, salvo la sorpresa que pueda darnos la organización de Andrés Manuel López Obrador que ha formado en el país durante los últimos tres años y medio, a lo largo del sexenio calderonista.
Tanto el PRI como el PAN, están aliados formalmente desde 1988, para la implantación del neoliberalismo tecnócrata, macroeconómico y globalizador, la ideología de quienes ahora tienen en sus manos el destino del partido de la Revolución Mexicana y los descendientes de sus otrora irreconciliables enemigos históricos, de línea conservadora, ha acabado por ser la misma en lo económico y lo social.
Los resultados de dichos comicios hacen saber, con meridiana claridad, que el PRD “es un cadáver electoral”, sin capacidad para presentar en el 2012 un candidato que realmente obtenga la mayoría de la votación, como lo fue con Andrés Manuel López Obrador en el 2006.
Entonces, la realidad es que de no decidirse López Obrador a romper con el desprestigiado PRD “chuchista”, convertido en incondicional del PAN, máscara de la ultraderecha, igual que la del PRI, el bipartidismo será el amo absoluto y la izquierda a nivel de lucha por ganar la Presidencia de la República, nada eficaz podrá hacer para ese esa ocasión.
Reiteradamente se ha dicho que “EU se pronuncia porque en México se implante el bipartidismo”, a semejanza de lo que ocurre allí con el funcionamiento del Partido Republicano y el Partido Demócrata “para que el elector escoja”, aunque en la realidad es que, salvo matices, ambos partidos son lo mismo, sólo que al elector hay que darle la apariencia de que tiene “de donde escoger”.
Ningún partido de la “chiquillada”: Verde Ecologista, Nueva Alianza, Convergencia, Partido del Trabajo, Nueva Alianza, aunado a las condiciones cadavéricas del PRD, tienen capacidad para lanzarse por sí solos, con candidato propio, a la contienda presidencial del 2012. Tienen que actuar en condición de satélites.
A lo que se asistió electoralmente el domingo 4 de julio, fue a una de las primeras acciones del bipartidismo, tan deseado por sectores de la ultraderecha.
La circunstancial dificultad consiste en que a estas alturas, los partidos políticos están muy desacreditados. No hay confianza en ellos, igual que con quienes los dirigen y con los legisladores y gobernantes que salen de sus filas.
Con las “alianzas”, el quehacer de la política electoral ha derivado en una especia de “bolsa de valores”, de mercado, donde lo que importa son las ganancias económicas. Más allá de esta visión vil, ruin y miope, México sufre una crisis especialmente moral que se traduce en inseguridad, carestía, pobreza generalizada, enriquecimiento desproporcionado de unos cuantos, corrupción, delincuencia impunidad, etc.
El bipartidismo, nacido de la ausencia de valores, de moral y de y de principios, situación que se agrava por las ambiciones desmedidas de poder y enriquecimiento de los protagonistas de la política, no son, precisamente, lo que necesita México para su rescate. Urge una renovación, una retoma de nuestros valores cívicos valores que eleven nuestras metas en pos de la salvación de nuestro sufrido país.
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